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23 de diciembre de 2008
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Entre rejas

Leafar Pérez

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Ramón vive entre rejas, y no es porque esté cumpliendo prisión, sino que se trata de la única solución efectiva que encontró para evitar que su casa fuera robada nuevamente. En una nación donde la crónica roja está prohibida, la inseguridad ciudadana es un tema tabú. Robos, asaltos, violaciones no existen en la prensa oficial. Pero la población comenta con lujo de detalles sobre delitos y atracos.

Los asaltos de las bandas organizadas son hechos cotidianos. Los protagonistas, muchas veces, son adolescentes. Robos a D’tú y Sylvain (mercados de de alimentos en pesos convertibles) ocurren con frecuencia. Estos delitos se incrementan cuando se acerca el fin de año. Los robos a las viviendas son tema diario en las conversaciones de la ciudadanía. A veces, en una misma zona, varias viviendas son desalojadas el mismo día, en horas de la noche.

También es frecuente escuchar tiroteos entre delincuentes, o entre éstos y la policía. A los turistas se les aconseja para que no se aventuren más allá de las zonas consideradas seguras por las autoridades. Por el casco histórico de la capital y una parte del Vedado, se les orienta que caminen en grupos y no establezcan amistad con desconocidos. Para evitar que los extranjeros sean asaltados, estafados o asesinados, la dirección de la policía ha establecido fuertes cordones de seguridad en lugares estratégicos con alta afluencia de turistas.

Las personas se quejan de la indulgencia de las leyes con los ladrones. En Cuba el código penal vigente, en vez de tener como prioridad la tranquilidad de la ciudadanía, con duras sanciones a los delincuentes, se consideran delitos de alta peligrosidad los relacionados con la subversión del estado socialista, o la divulgación de secretos de estado, que incluye casi todo; desde la salud de Fidel Castro, pasando por el presupuesto destinado a mantener a las fuerzas armadas y la policía política, y las veces que uno puede comer carne de res al año.

Si asesinas a una persona cumples ocho años, cumpliendo mucho menos si entras en cualquier plan de reeducación. Si desfalcas al estado o matas una res, entonces se sube la sanción de doce a quince años. Pero si se te ocurre decir que defiendes los derechos humanos, gritas Abajo Fidel, denuncias los abusos de la policía política y  la corrupción de los funcionarios del partido comunista, o escribes para la prensa alternativa, entonces se te puede pedir desde 20 años hasta la pena de muerte.

En cuanto a Ramón, después de tres robos en su casa sin que la policía detenga a alguien o encuentre algunas de sus pertenencias, ha perdido las esperanzas en que los combatientes uniformados encargados de velar por el pueblo resuelvan algo. Por eso vive enrejado dentro de su casa, porque está consciente que con la crisis económica y la pobreza en que se vive hoy, los salarios que no alcanzan y la necesidad de sobrevivir que tiene el cubano, cualquier día puede ser nuevamente víctima de un atraco. Como él, miles de personas tienen que vivir así, convirtiendo su casa en jaulas o celdas, con rejas y muros, y esperar a que mañana las cosas mejoren.

 

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