La conga de Evangelio

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Evangelio Cárdenas es un negro joven, gordo y jaranero. Su amor por la carne de cerdo sólo lo compara con la adoración que siente por la blanca Lizet, su mujer. Viven en un cuarto con barbacoa en el mismo inmueble que una amiga del que esto escribe.

Durante la última visita a la casa, Evangelio aprovechó que la puerta estaba abierta para improvisar una de las suyas, y se lanzó por el pasillo tarareando el estribillo de una conga cuya letrilla tomó de un canto litúrgico yoruba: Sosa, Sosa, Ay, Sosa, cantaba, mientras con los pies marcaba el paso.

Al preguntarle la razón de su alegría, me dijo:

-Los que tienen algo preparado, son lo que van…

 -¿A dónde ellos van?

-Cuando vengan los grandes empresarios, ellos se llevarán a quienes se hayan preparado para el cambio. Quien no cante ni baile se quedará atrás. Hay que prepararse desde ahora para los que vengan, ellos son los que dirán la última palabra, pero yo tendré mi conga preparada.

Para el que vive en La Habana en estos tiempos, el mensaje es claro. Son numerosos los cubanos que aguardan a finales de enero para constatar si las promesas del próximo mandatario estadounidense, Barack Obama, de eliminar la prohibición de viajar a Cuba y liberalizar el envío de remesas a los familiares en la isla, se cumplen; sin contar los que esperan el levantamiento del embargo al gobierno cubano y  el deshielo de relaciones entre los dos gobiernos.

Por otra parte, los cubanos de la isla y una buena cantidad de los exiliados mantienen la fe en que el gobierno cubano abandone un poco la posición que durante décadas ha  mantenido y elimine  las trabas que bloquean los viajes al exterior, entre otras prohibiciones. Aún están frescas las palabras del presidente Raúl Castro en la mente de muchos, sobre la eliminación de tantas prohibiciones.

Los resultados de una encuesta realizada en La Habana por el Dr. Darsi Ferrer, arrojan que dentro de las expectativas de los negros y mestizos  entrevistados, la de más alto porcentaje es la de viajar libremente. Luego aparece la de emplear una sola moneda en el país para los transacciones  comerciales y financieras de cualquier tipo.  Mientras, en tercera posición está el aumento de salarios.

Del otro lado del Estrecho de Florida, otra encuesta, dada a conocer recientemente por la prensa, indica que un 55% de los cubanoamericanos desea que el gobierno de Obama levante el embargo y la prohibición de viajes a la isla.

Las cifras demuestran que los cubanos, donde quiera que se encuentren, quieren despojarse por fin de las trabas que las políticas de los dos gobiernos han impuesto a sus vidas a contrapelo de sus deseos de restablecer sus naturales nexos.

¿Tendrá el gobierno cubano el buen tino de sostener conversaciones con el próximo gobierno estadounidense sin condiciones previas?  Eso está por ver. No obstante, los pasos que da hasta el momento muestran que no ha cambiado la vocación represiva, propia de quien resiste en una plaza sitiada.

Los pasos concretos del próximo gobierno de Washington podrían  también contribuir a cambiar esa apreciación.