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9 de diciembre de 2008
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Cuba y el Caribe

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Al examinar las interrelaciones entre Cuba y el Caribe salen a relucir numerosos puntos de contacto y otros tantos de desencuentro. Primero, por ser Cuba parte del entorno natural de la cuenca caribeña y, segundo, por las características geográficas, culturales y políticas que se han conjugado en Cuba para servir como vía de comunicación  entre el Norte y el Sur. Por tanto, no es extraño que  celebren en Cuba la Tercera Cumbre CUBA-CARICOM.

Ante todo, fue el colonialismo español y las ambiciones expansionistas de la metrópoli, y después la repercusión en la sociedad cubana del hecho más importante ocurrido en el Caribe en el siglo XIX: la Revolución Haitiana.

La consecuencia más importante para la isla de Cuba fue la adopción definitiva del sistema económico de plantación como forma de gestión económica, el auge de la importación de la fuerza de trabajo formada por esclavos africanos para mantener la productividad de la plantación, y la rápida inserción de Cuba en el mercado mundial. Hechos que marcaron el devenir de nuestro país en lo social, económico, político y cultural.

Sin embargo, a pesar de las confluencias geográficas y las influencias culturales análogas aportadas por las metrópolis europeas que se dividieron el Caribe, la identidad caribeña posee características heterogéneas.

Aunque suceda en lo cultural y lo estético, donde hasta las posibles diferencias conforman un complejo bien identificable como caribeño, por ejemplo, al acercarnos a las características comunicativas de la región, dividida en zonas lingüísticas: de habla inglesa, neerlandesa, española y francesa, sin dejar de lado el creole, como intermediario popular de una identidad formal impuesta por las metrópolis europeas. Empleado  en diferentes expresiones como el hablado en Martinica y Haití, la mezcla de inglés y francés de Santa Lucía y Dominica, el papiamento, los pidgins del Caribe anglófono, el palenquero en Colombia, el spanglish de Puerto Rico y la República Dominicana.

Hay también rasgos disímiles en lo político y en lo económico que no deben dejar de examinarse. En lo concerniente al campo político, el Caribe está formado por países independientes, territorios y departamentos ligados a sus antiguas metrópolis, países independientes con extensas regiones caribeñas. Lo que reafirma la evidencia de que la unidad de la identidad política es producto de una concepción externa a la cuenca caribeña.

Desde el punto de vista económico, el Caribe cuenta con países productores de petróleo, otros de alimentos  gracias a sus sectores agrícolas, algunos son economías en proceso de desarrollo gracias al sector de servicio y el turismo y, otros, con una economía en vía de industrialización.

Efecto de análisis imprescindible para Cuba en sus relaciones con el Caribe han sido las migraciones. Cuba es para el Caribe, por su posición geográfica, una especie de frontera con el Norte. Ya desde el siglo XIX, la importación de braceros haitianos y jamaicanos contribuyó a marcar la identidad cultural de ciertos territorios en la Isla Grande de las Antillas. Por ende, la existencia de núcleos de población, que conservan las expresiones culturales de sus antepasados inmigrantes caribeños, no es una casualidad, y el traspaso o filtración de algunas de ellas a la Cultura cubana es un hecho. Sin embargo, también es un hecho que hasta los años 90 del siglo pasado el gobierno cubano no reavivó sus conexiones con los homólogos caribeños.

¿Cómo se inserta Cuba actualmente en la perspectiva caribeña y regional a la hora de la Tercera Cumbre CUBA-CARICOM? Por un lado, puede ser que apoyados en los lazos culturales, económicos y raciales, el gobierno cubano aproveche la relaciones con CARICOM para tratar de reabrir su frontera con el Caribe y ocupar un rol natural de intercomunicador a reconstruir con el próximo gobierno de Barack Obama. Pero, a la luz de las acciones que transcurren (estrechamiento de lazos con Pekín y relanzamiento de las relaciones con Moscú), al parecer La Habana no abandonará su papel de principal contendiente de los Estados Unidos. Quizás se trate de otra oportunidad malograda.

 

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