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4 de diciembre de 2008
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Ulysses 31

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) -  El comic animado Ulysses 31 ganó espacio en la programación de la televisión cubana para niños y adolescentes, antes de la aparición de la impopular Mesa Redonda. Música pegajosa, leyenda histórica proyectada al futuro, utilización de los colores pasteles en función de la historia. Atractiva trama argumental. Ulysses fue una serie muy vista en el país. 

El personaje, viajando a través del tiempo, parte de la épica helénica para desarrollar la fábula en el futuro siglo 31. Algo parecido, más trágico y menos atractivo le ocurre ahora mismo a nuestra sociedad con la designación a finales de noviembre de otro Ulises, Rosales del Toro, como Ministro de Agricultura. 

El ministro fue uno de los aguerridos jóvenes que cambió el curso de la sociedad cubana a partir de 1959, y uno de los gladiadores del sistema. Participó en intervenciones militares en América Latina y África. Junto con Arnaldo Ochoa, Abelardo Colomé y Álvaro López, se le consideró en esa época entre los hombres más respetados de las Fuerza Armadas. Estudiante en las escuelas militares soviéticas, Ulises ganó en el aula y el combate el grado de General de tres estrellas y Jefe del Estado Mayor General del Ejército durante más de diez años. 

Sin embargo, todo cambió en 1994, cuando lo nombran Ministro del Azúcar. A partir de ese momento se convirtió en el responsable de la desaparición casi total de la industria azucarera, llevada a niveles productivos inferiores a los de principios del siglo XX.

Pero su participación en la destrucción de la industria es más nominal que real. El funcionario reformó la mayoría de las fábricas de azúcar y aplicó la tarea “Álvaro Reinoso”, de restructuración y recalificación del capital humano vinculado a la industria. Tuvo que enfrentar el insoluble problema de la propiedad sobre la tierra y la modernización de las formas de propiedad productiva. 

Por otra parte, la destitución de la ministra interina del Ministerio de Agricultura no fue sorpresiva. Todos esperaban la destitución de María del Carmen Pérez Hernández. Sobre todo, luego de ser humillada públicamente por el Presidente en la Asamblea Nacional del Poder Popular. Además, se imponía la designación de un ministro permanente, luego de más de cinco años de vacancia por muerte del anterior.

De ahí que la designación de Ulises no cause sorpresa, como tampoco que el Vice Ministerio de la industria sea disuelto para incorporar sus fuerzas y recursos a un Ministerio de Agricultura que recibirá más recursos y medios a partir de ahora.

Para Ulises, héroe socialista, las herramientas no cambiaron. Seguirá enfrentado al problema de la distribución de la tierra, la modernización de las formas de propiedad y la liberación del hombre y la economía para obtener resultados favorables a la nación cubana. 

 

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