¿Ya
todo está inventado?
Roberto Santana Rodríguez
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Este país
se ha convertido con el de cursar de los años en una suerte
de jungla en la que impera la ley del más fuerte.
Estos, los más fuertes, no tienen en cuenta
a la hora de lograr objetivos propios el pasar por encima de “malanga
y su puesto de viandas” y del que sea. Lo importante es resolver
“lo mío primero”.
Para donde quiera “que se vira” el cubano
siempre hay alguien con toda la disposición para joderlo.
En las cafeterías, restaurantes, pizzerías,
bares que venden en pesos y en moneda convertible, y hasta en el
mercado agropecuario los precios están “adulterados”
a conveniencia de los empleados. Desaparecen productos, aparecen
otros que no precisamente entraron por el almacén. La croqueta
esta fría, el pan duro y el refresco caliente y aguado. Lo
mismo sucede a la cerveza y al ron, para embriagarse con ellas hay
que tomar una exorbitante cantidad.
Los bandidos del Río Frío del mercado
agropecuario están chapeando bien bajito, sus pesas no son
confiables por naturaleza. Tiran siempre del otro lado, a su favor.
Todo a costa de Liborio, del pueblo, de los infelices
que caen en sus garras insaciables.
Mientras tanto, permanece imperturbable el ejército
de inspectores que controla todo y aún los que controlan
a los que intentan controlar.
Todos están “luchando”, se “tocan”
mutuamente, saben bañarse y salpicar.
Al llegar a la heladería Coppelia, se encuentra un panorama
desolador: se acabo todo, excepto el helado de vainilla que sabe
flojo, con cubitos de hielo en su composición.
-¿Queda vaca negra? –pregunta un cliente.
Pero ya se acabo la sabrosa receta de helado combinado
con refresco de cola.
En la empresa de radios, televisores, ollas, planchas,
ventiladores, después de sobrevivir a la interminable cola,
el cliente va perdiendo las esperanzas de arreglar su televisor
ante el mecánico de inexpresivo rostro que “se esfuerza”
por repararlo.
-Compañero, lo siento, es el triplicador y
ahora esta en falta.
-¿Y que pudiera hacer compañero? Figúrese,
estoy embarcado, es el único TV de la casa donde los niños
ven los muñequitos.
El mecánico sonríe.
-Bueno, en este momento no lo puedo ayudar, pero
un amigo mío tiene uno en su casa, tendría que verlo
y preguntarle, aunque sé que la pieza te va a costar 15 dólares,
sin la mano de obra y por ser a ti, que ya te estoy cogiendo aprecio.
Ah, y puedo darte 6 meses de garantía.
Y así es en todas partes. Adonde quiera
que llegan los infortunados reciben los mismos golpes con diferentes
tácticas empleadas por sus victimarios.
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