Cuba
se pone a trabajar
El Gobierno combatirá
la "indisciplina laboral" con una nueva
legislación que pide más dedicación
a los trabajadores
Mauricio Vicent. El
País, España, 3 de abril de
2007.
La Habana - El Gobierno interino que encabeza
Raúl Castro ha comenzado a aplicar en Cuba
una nueva normativa laboral para recuperar la
disciplina y el cumplimiento de los horarios en
los centros de trabajo, como parte de un plan
para reactivar la economía y aumentar la
productividad en las empresas estatales. Los reglamentos
entraron en vigor el 1 de abril, después
de muchos meses de preparativos, y son el resultado
de la evaluación crítica realizada
por las autoridades sobre "la falta de dedicación
al trabajo" y las indisciplinas en la mayoría
de los centros laborales.
Se amplía el horario laboral: será
de ocho horas diarias y 44 semanales
Desde siempre, pero mucho más desde que
comenzó la crisis del periodo especial,
cuando los salarios perdieron gran parte de su
valor y se agudizaron los problemas del transporte
y los apagones, la disciplina laboral, o mejor
dicho la indisciplina laboral de los guajiros
(campesinos), y de todos los cubanos en general,
ha sido problema grave para las autoridades.
El panorama general: trabajadores que llegaban
tarde o nunca a sus puestos productivos; oficinas
en las que los empleados se tomaban recesitos
de horas para saborear un café o resolver
problemas personales; empresas en las que la mayoría
de los obreros se marchaban antes de concluir
la jornada para "no perder la guagua";
certificados médicos por toneladas para
gente muy saludable, y por este camino todo lo
que uno pudiera imaginar.
Según datos oficiales, en las inspecciones
realizadas en los cuatro primeros meses de 2006
en 3.052 entidades, el 59% de los centros no aprobaron
el examen en cuanto a cumplimiento de la legislación
que ahora se aplicará. La situación
se repitió en las revisiones realizadas
entre mayo y junio del año pasado, cuando,
sabiendo lo que venía, sólo 904
de 2.027 entidades inspeccionadas cumplía
con la normativa.
Desde el pasado año las autoridades advirtieron
de que el desmán y las violaciones no podían
seguir, más cuando el país trataba
de hacer eficiente la economía socialista
y reactivar la producción. Las resoluciones
del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social son
dos, la 187, que reglamenta "el horario y
la jornada de trabajo", y la 188, que traza
las normas para los reglamentos disciplinarios
internos y establece el régimen sancionador;
fueron aprobadas el 21 de agosto, tres semanas
después de conocerse la enfermedad de Fidel
Castro, aunque su preparación es anterior.
Según los medios oficiales cubanos, sus
principales objetivos son contribuir al "rescate
del orden y la disciplina" y lograr un mayor
aprovechamiento de la jornada laboral, imprescindibles
para lograr el ansiado incremento de la productividad
en cada entidad.
Entre las medidas figura la ampliación
del horario laboral, que en la mayoría
de los centros será de ocho horas diarias
y 44 semanales, y la obligación de los
trabajadores de estar en su puesto antes de la
apertura y hasta después del cierre del
establecimiento en que operen, algo que pudiera
parecer obvio en cualquier país del mundo,
pero que en Cuba no lo es.
Las sanciones para los infractores, que sin duda
los habrá, son diversas y en cualquier
caso mucho más severas de las que existían
hasta ahora, guiadas por el principio de "y
no pasa nada". Las empresas ahora pueden
llegar a la separación definitiva del puesto
de trabajo, algo que era muy difícil antes,
y los castigos tendrán efectividad al día
siguiente a su notificación, "con
independencia de que se muestre inconformidad
con ellas" y de los posibles recursos.
La normativa debía haberse comenzado a
aplicar el 1 de enero, pero su entrada en vigor
fue retrasada hasta el 1 de abril, debido a la
inquietud que provocó en gran parte de
los colectivos obreros. En las asambleas realizadas
para discutir los nuevos reglamentos no pocos
trabajadores pidieron resolver primero el problema
del transporte público -uno de los factores
que más influyen en el absentismo laboral-
y avanzar también en la recuperación
del poder adquisitivo de los salarios.
El ministro de Trabajo y Seguridad Social, Alfredo
Morales, reconoció la semana pasada que
algunos de esos problemas "demorarán"
en tener solución y advirtió de
que, por tanto, "no deberán determinar
la aplicación de estas resoluciones".
Durante un reciente congreso sindical, Raúl
Castro, el presidente provisional desde que el
líder cubano, Fidel Castro, se viera obligado
a delegar sus poderes debido a una enfermedad,
pidió a los trabajadores cubanos estar
"a la altura de retos cada vez mayores",
ser intransigentes con lo mal hecho y no permitir
las autojustificaciones.
El jefe del Ejército argumentó
que, en estos momentos, todos debían hacer
"una importante contribución"
y aprovechar "las perspectivas que poco a
poco se van abriendo al desarrollo económico
y social del país". No se puede, dijo,
"exonerar de su gran responsabilidad a los
únicos dueños de la riqueza del
país".
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