El
sincretismo marca la Semana Santa en Cuba
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La Habana, 5 abr (EFE).- Sin días de asueto
y sin cambios en la actividad laboral, la liturgia
de la Semana Santa y las procesiones, autorizadas
por el Gobierno comunista de Cuba hace una década
después de casi cuarenta años de
prohibición, se han convertido en un reflejo
del sincretismo religioso del país.
Este año, la Iglesia católica cubana
ha recibido autorización para celebrar
poco más de una veintena de procesiones
en toda la isla, en su mayoría durante
el Viernes Santo.
A diferencia de lo que ocurre en otros países
de la región, en Cuba las procesiones apenas
consiguen reunir a unos cientos de católicos,
aunque en los últimos años se han
sumado a este tipo de celebraciones los seguidores
de la religión yoruba, un culto afrocubano.
Este tipo de expresiones religiosas en las calles
quedaron prohibidas en Cuba en 1961, poco después
del triunfo de la revolución comunista
de Fidel Castro, y se autorizaron de nuevo en
1998, tras la histórica visita del papa
Juan Pablo II.
La Semana Santa coincide este año con
las fiestas organizadas para conmemorar el cuadragésimo
quinto aniversario de la Unión de Jóvenes
Comunistas (UJC), que crean un ambiente festivo
que poco tiene que ver con el recogimiento de
la celebración litúrgica.
"La Semana Santa ha coincidido muchas veces
con el aniversario de la victoria de Playa Girón
y con las elecciones del Parlamento (Asamblea
del Poder Popular), que han hecho que se distorsione
todo su sentido", dijo a Efe Fernando de
la Vega, párroco de la Iglesia de Monserrate,
en el corazón de La Habana.
En los años en que la Semana Santa coincidió
con elecciones, los jóvenes católicos
cubanos crearon una consigna que todavía
se conserva en la memoria de los fieles y que
resume sus obligaciones para con el Partido Comunista
y la Iglesia: "A votar temprano con el guano
(hoja de palma) en la mano", previamente
bendecido.
A la reactivación de las celebraciones
de la Iglesia católica en la última
década se ha sumado un fenómeno
bautizado por sociólogos y teólogos
como "religiosidad espontánea",
que reúne en las ceremonias, sobre todo
en el Domingo de Ramos, a católicos, santeros
y espiritistas.
El guano bendecido, extraído de la hoja
tierna de la palma real, adorna estos días
autos y viviendas y es utilizado como amuleto
para alejar a los malos espíritus y atraer
energía.
Incluso algunas iglesias evangélicas han
adoptado este ritual católico, asegura
el reverendo Raimundo García, director
del Centro de Reflexión y Diálogo
de la localidad de Cárdenas.
"El espíritu de esta semana ha sido
muy vivificante. Todas nuestras iglesias se han
preparado con más o menos recursos",
reflexiona García.
"En este tiempo buscamos, por medio de oraciones
y de la meditación, el perdón, la
misericordia, y la reconciliación y en
medio de fiestas populares es muy difícil",
lamenta Mary, una católica de 55 años.
Sin embargo, para Javier, un joven católico
integrante del coro Vox Cordi, la "Semana
Mayor" es sinónimo de alegría
porque "hay más movimiento de jóvenes,
se acercan más porque hay debates sobre
cómo vivir la vida de forma cristiana y
porque hay más propuestas culturales".
Escenificaciones del vía crucis, coros
de jóvenes y niños y las procesiones
públicas, son comunes en las iglesias cubanas
en estos días.
"En estos años veo más acercamiento
de la gente joven a la Iglesia. Antes era cosa
de viejos", asegura Amalia, un ama de casa
de 46 años.
En contraste con las fiestas declaradas durante
estos días en otros países de tradición
católica, en Cuba la Semana Santa no va
acompañada de vacaciones.
"Crecimos sabiendo que la Semana Santa es
para cantar, ir a misa y ese tipo de actividades,
no incluye vacaciones ni salidas de la ciudad",
apunta a Efe Javier, quien nunca se ha cuestionado
el asunto.
Para el padre Fernando de la Vega "es una
desventaja que no existan feriados (fiesta), porque
tuvimos que pasar los oficios para la noche. Sin
embargo, la ventaja es que la gente no se va porque
está trabajando, como en una semana común".
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