El
Comandante en Jefe sí tiene quien le escriba
Pablo Alfonso, El
Nuevo Herald. 29 de enero de 2006.
En las últimas semanas he recibido desde
Cuba un número insólito de mensajes
electrónicos. Algunos con comentarios,
análisis, información y explicaciones.
Como siento la obligación de responder
al deseo de estos lectores, he decidido recoger
los que pueda en esta nota.
Advierto que las citas están mezcladas.
Es decir, pertenecen a dos o más autores,
que opinaron sobre un mismo asunto. No obstante,
sé que cada uno de ellos sabrá reconocer
su parte. El anonimato, por supuesto, es imprescindible.
Estos son algunos apuntes recibidos sobre el
tema de la salud, la salud pública y la
corrupción en las altas esferas del régimen:
o El índice de alcoholismo en Cuba entre
18 y 48 años está a niveles alarmantes,
cifras entre 38 por ciento y 45 por ciento, el
gobierno sabe de esto pero prefiere callar.
o ¿Acaso el infarto no sigue siendo la
primera causa de muerte? [. . .]. Y hasta cosas
que ya se creían desaparecidas del panorama
nacional: la tuberculosis, la lepra, la neumonía,
el dengue y tantas más que hacen ola sin
que las estadísticas oficiales lo revelen.
o Cuba está muy lejos de tener un sistema
de salud de categoría como proclama el
gobierno. El Hospital Materno de Santa Clara,
por ejemplo: sucio, piso, paredes, no hay sábanas,
ni antisépticos para los cuidados básicos
de limpieza. Los consultorios médicos de
las familias: horribles, una silla vieja, una
mesa coja; los instrumentos de atención
primarios rotos y de la era de la corneta.
o Mientras muchos cubanos enfermos esperan por
un quirófano disponible, los venezolanos,
panameños y ahora bolivianos podrán
ser atendidos en Cuba por acuerdos políticos.
El pueblo paga por las nuevas prioridades de éste,
su soñador isleño.
o La corrupción empieza por los militares
de jerarquía; son los que tienen acceso
a todos los lugares que al pueblo no se le permite:
hoteles, casas de campos de retiro, cotos de caza,
etc. En cuanto a equipos de tecnologías
de puntas como teléfonos, videocámaras,
música, karaokes, películas cd.
Además, disponen de café de exportación
Cubita, carnes de res, langostas, jamones y quesos
importados, camarones, laterías, jugos
concentrados, bebidas, wiskies, rones de la más
alta calidad, cervezas de todas las marcas habidas
y por haber, así como de ropas todas importadas.
Me gustaría que un periodista de esos
que supuestamente retrataron el refrigerador de
Marta Beatriz Roque, tire una foto al de [Abelardo]
Colomé Ibarra [ministro del Interior],
del general Milián, del general Gondín
y al mismo refrigerador de Raúl Castro,
por mencionar algunos.
o Hace años el general Julio Casas le
''asignó'' un apartamento a su hijo Julito
en el que fue primer edificio de los generales
(reparto Kohly). El aún vive ahí.
Su hija Beatriz también tuvo un apartamento
en este edificio, pero después lo cambió
para uno mejor.
En un edificio de lujo, a unos metros del hotel
El Bosque, también en el reparto Kohly,
viven actualmente sus dos hijas: Beatriz (que
trabaja en el Grupo de Turismo Gaviota) y la otra
que no recuerdo el nombre (que trabaja en TECUN),
y cuyo esposo ''desertó'' recientemente
en República Dominicana. Ese edificio era
de los asesores rusos.
El procedimiento para entregarle el apartamento
a Beatriz es muy ''simpático'' y le haré
un poco de historia: el esposo de Beatriz Casas
Rodríguez se llama Juan Antonio Reyes,
tiene 45 años aproximadamente, era mayor
de las FAR [Fuerzas Armadas Revolucionarias] y
hasta el año 1999, gerente de sistemas
y automatización del Grupo de Turismo Gaviota
S.A.
Ese mismo año pide el licenciamiento de
las FAR y recibe su retiro. Unos meses antes de
licenciarse de las FAR comienza a negociar con
una empresa portuguesa (INFORMARCA) que se dedica
a instalar sistemas informáticos en los
hoteles y permanece por espacio de dos meses en
Portugal.
Enseguida que se licencia comienza a trabajar
como gerente en la recién creada representación
de esta firma en la Zona Franca, ''casualmente'',
con la que acababa de firmar un contrato marco
para informatizar todos los hoteles del grupo,
lo que significaba cientos de miles de dólares
para esa empresa. Eso llamó mucho la atención
de los trabajadores del grupo, pero se ''entendía''
por el hecho de ser el yerno del jefe.
Julio Casas es conocido entre los militares,
incluso de alto rango, como un extremista, que
ha destruido a militares de prestigio por lo que
él ha considerado ''violaciones'', sin
embargo él, como vaca sagrada del gobierno,
es intocable.
o El Síndrome del Control está
llevando una revolución, que en sus principios
parecía ser una real esperanza, al precipicio
de su autodestrucción.
Este síndrome del ''compañero''
Fidel ha ido empeorando con los años. En
tanto el control se ejerce sobre la política
y la ideología, las ''afectaciones'' no
se hacen aparentes; ahí está ese
formidable invento de la doble moral, formidable
membrana que nos hace aparentar rojos y verdes
por fuera sin traslucir el verdadero color de
nuestras mitocondrias y núcleo.
Lo malo de este síndrome es que no se
limita al individuo o a determinados sectores
de la sociedad, se extiende a las riquezas y recursos
naturales (renovables o no) del país. Como
''bonus'', la invasión del control en el
campo de la economía mata la iniciativa
empresarial que pudiera existir.
El querer controlar todo, desde el pensamiento
humano (por suerte incontrolable), hasta lo que
es bueno para cocinar, el querer domar la economía
a puros ''sombrerazos ideológicos'', nos
está llevando al desastre.
o Los pueblos parecen pueblos del Oeste, de esos
que el polvo es su único habitante visible;
caras sucias, tristes, sin dientes, huecos en
las calles, correderas de agua sucias. Casas descoloridas
sin pinturas, no hay un pueblo que se pueda decir
que lo han mantenido o se ha cuidado.
o Soy biólogo y tengo 31 años,
piel blanca y pertenezco a la generación
''perdida'' [. . .] sí, porque muchos de
mis coetáneos han emigrado. Me encantaría
que algún día Cuba vuelva a ser
como antes, o al menos, como me la cuentan mis
padres. Quiero pedir paz para todos los hijos
de este pueblo (presentes y ausentes) y que en
un futuro, no muy lejano, Cuba salga de este letargo
de dos dictaduras consecutivas.
o En fin, que ya no me importa ni la revolución
energética, de la que pocos beneficios
tendré en el orden personal, ni la batalla
de las pancartas, digo, ahora es de los lumínicos.
Y mucho menos este sistema que se desmorona paso
a paso porque son los mismos que en público
dicen sustentarlos quienes le están clavando
puñales por todas partes.
o Todo está parado en el tiempo inerte.
Cuba es un museo viejo dirigido por un viejo que
busca el reconocimiento internacional imponiendo
un sistema de vida lleno de miserias humanas.
ESE ES EL LEGADO DE LA REVOLUCION CUBANA.
palfonso@herald.com
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