Receta
del Hombre Nuevo
Pedro García Otero. El
Universal, Venezuela, 23 de enero de 2006.
I. Quizás por influencia del recién
decapitado _sólo simbólicamente
en el paseo Vargas, ojo_, Ernesto Guevara de la
Serna, el Estado venezolano, en boca de sus más
conspicuos voceros, anda promoviendo al "Hombre
Nuevo". Lo afirmó Aristóbulo
en la celebración del Día del Maestro:
Antes de que haya carreteras, viaductos o viviendas,
tiene que haber un Hombre Nuevo.
También lo decía un internacionalista,
José Luis Pacheco, el jueves en la noche,
en un programa de VTV: El hombre del Altiplano,
o sea, Evo Morales, es el Hombre Nuevo.
El debate sobre el tema no es reciente. El Socialismo
Científico (basado en Marx, Engels y Lenin)
apuesta todos sus chances a esta premisa. El comunismo
sólo será posible cuando exista
el Hombre Nuevo; cuando los humanos dejemos de
lado el amor al vil metal y a la vida muelle y
seamos solidarios con nuestros semejantes.
Es curioso que algo que se precia de ser científico
_y más: ateo_, sea tan teologal en sus
concepciones. A la precitada Trinidad se suma,
como un Cristo, el "Ché" Guevara,
que últimamente aparece mucho más
en la propaganda oficial que nuestro Santo Patrono,
es decir, Simón Bolívar.
Por eso, a esta izquierda se le llama "religiosa";
paradójicamente, mucho más secular
es la derecha, cuyos héroes son en su mayoría
economistas (Adam Smith, John Maynard Keynes o
Friederich Hayek), que en ningún caso están
en los altares, pues sus obras son sometidas a
crítica a diario.
II. El primero en hablar del "Hombre Nuevo"
fue Jesús, y luego de dos milenios, no
es que se haya avanzado demasiado en ello. Pero
se podría analizar dónde pararon
los intentos de crear el Hombre Nuevo en los países
que aplicaron el socialismo científico.
En Rusia y sus países satélites,
el intento de construir el Hombre Nuevo derivó
en algo llamado "Nomenklatura": Una
casta dirigente con todos los privilegios. Por
eso cayó la URSS, y fue sustituida por
un sistema de mafias groseramente ricas en medio
de una población tan pobre como antes.
Quiénes no lo crean, pregúntense
por qué Roman Abramovich colecciona futbolistas
como barajitas un niño.
En China, el Hombre Nuevo terminó manejando
un Mercedes; en los países donde aún
existe el socialismo real, como Cuba o Corea del
Norte, el Hombre Nuevo, apenas adquiere conciencia
de su situación, emigra. La alternativa
es morirse de hambre e indignidad. No se exagera
cuando se dice que el Hombre Nuevo es un fracaso
clamoroso.
III. Dicen las malas lenguas que Aristóbulo
Istúriz tiene listo su proyecto de Hombre
Nuevo a la venezolana. Tendría la tolerancia
de Iris Varela, el apego a la verdad del fiscal
general, la honestidad intelectual de José
Vicente Rangel _y la materia de cualquier prócer
revolucionario_; la valentía del líder
del proceso, el léxico de Ismael García,
la inteligencia de Pedro Carreño, la independencia
de criterio de Nicolás Maduro y la eficiencia
de los funcionarios del Minfra.
También debe poseer la tozudez de un varguense,
la voluntad para sobrevivir de un niño
de la calle, la paciencia de un damnificado, la
abnegación laboral de un comerciante informal
y la destreza manual de un constructor de ranchos.
El menú está listo. Lo demás
se aprenderá en el pénsum de las
escuelas bolivarianas.
potero@eluniversal.com
Copyright @ Diario El Universal
C.A. 2005
|