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Cineasta cubano Cremata Malberti sorprendido
por su propio éxito
Mónica Garriga Sydney (Australia), 19
feb (EFE).- El cineasta cubano Juan Carlos Cremata
Malberti, que inauguró este fin de semana
el primer Festival de Cine Latinoamericano de
Sydney con su nuevo largometraje "Viva Cuba"
(2005), se ha visto sorprendido por su propio
éxito.
"Venir a Australia con mis únicas
dos películas es súper emocionante,
hacer la apertura de los dos festivales, el de
Melbourne y el de Sydney, y además el cierre,
con mi primera película, "Nada"
(2002), es un sueño, en mi 'puñetera'
vida había imaginado que iba a estar aquí",
declaró a EFE.
"Quería venir pero era imposible,
y ahora que eso es posible no sé si es
verdad", dijo tras presentar la cinta de
"Viva Cuba", una película que
relata el viaje de dos niños a través
de Cuba en busca de su sueño, estar juntos
en su país y que "defienden su tierra,
su cultura, su forma de ser". Malú
(Malú Tarrau) y Jorgito (Jorgito Miló)
viajan desde La Habana hasta Punta Maisí,
en el extremo oriental de Cuba, para encontrar
al padre de Malú y evitar que firme un
documento que permitirá a su madre partir
del país con la niña.
"Quería hablar de la importancia
de tener en cuenta los niños, seres pensantes
y con muchos sentimientos, igual que los adultos.
Traté de volver a mi infancia, al trabajo
que ha hecho mi familia con, para y por los niños.
Es una película muy familiar", explicó
el director cubano.
Cremata codirigió la película con
su madre, Iraida Malberti; mientras que Malú
y Jorgito son actores de "La Colmenita",
una compañía de teatro dirigida
por Carlos Alberto, su hermano. La abuela de Malú,
en la película, es en la realidad la abuela
del director Sara Cabrera y además, su
primo, Guillermo Ramírez Malberti, es el
director de arte, y su prima, Amaury Ramírez
Malberti, es la directora musical de la película.
La cinta es resultado, aseguró, "de
varias casualidades", pues "tenía
ideado, soñado, hacer 'Viva Cuba'",
mientras preparaba el musical "Candela".
Sin embargo, la falta de financiación para
el musical le llevó a optar por una producción
"más sencilla, menos pretenciosa,
más pequeña, de gente pequeña".
"Todavía sigo sorprendido de haber
asumido este camino más simple y que este
camino me haya traído hasta aquí",
y "lo más lindo", añadió,
"es que lo que tu hiciste de alguna manera
llega a su destinatario".
El director no espera cambiar la sociedad a través
del cine, pues "no he visto ninguna película
en la historia del cine que haya cambiado la sociedad",
pero si espera diseminar un mensaje. En sus películas,
"los personajes malos no son malos, son intolerantes,
incomunicativos, y yo trato de hacer un llamado
a la necesidad de amarse, a la necesidad de entenderse,
a entender lo que nos hace reaccionar de una manera
u otra ante cualquier fenómeno", y
cree que para ello "hay que empezar por los
niños, "los productores, los dirigentes,
los 'managers' de mañana".
Con "Viva Cuba", Cremata quiso exponer
lo que está pasando en su país,
"hay algo que nos une en la cultura cubana
que es único y distinto del resto del mundo,
y por eso yo quiero seguir haciendo películas
en Cuba, y quiero dar a conocer lo que me subyuga,
me interesa me encoleriza, como la intolerancia,
la incomprensión, la incomunicación,
problemas que no son solamente cubanos, sino universales".
"Trabajando y defendiendo mi cultura diferente,
mi forma de ser diferente, creo que es lo que
me va a salvar de la homogeneización y
de esta globalización, en la que todo es
lo mismo".
Este éxito inesperado ha motivado a Cremata
a idear numerosos proyectos, aunque aún
no le ha aportado la remuneración económica
que necesita para llevarlos a cabo, algo que podría
hacer si consiguiera otro pequeño sueño,
comprarse una cámara que le permita mantener
su forma "alternativa" de hacer cine.
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