Un
testimonio hecho libro
Billete al paraíso es
el registro de uno de esos capítulos recientes
de la sociedad cubana que nos cuesta mucho imaginar
Por Jesús Hernández.
Diario Las Américas, 2 de abril de 2006.
Las últimas cuatro décadas de la
literatura cubana han estado marcadas por la escritura
hecha dentro y fuera de la Isla. Una disimilitud
que responde al disposición sociocultural
y política imperante en la mayoría
de los escritores del país caribeño.
Un silencio institucionalizado que apenas ofrece
qué leer entre líneas y se rompe
fuera de sus fronteras. De ahí los títulos
sorpresivos que al menos nos cuentan los último
capítulos acaecidos en Cuba. Una historia
que imaginamos, pero que no podemos comprender.
Aún más que un simple testimonio
personal, Billete al paraíso, del joven
cubano radicado en España Daniel García
Carrera, que nunca escribió en la Isla,
es el registro de uno de esos capítulos
recientes de la sociedad cubana que nos cuesta
mucho imaginar. Un país plagado de carencias
y ausencia de libertades. Donde la manipulación
y el acto sexual sin distinción de edad
o sexo marca muchas veces la supervivencia. Un
país donde nacionales y extranjeros se
manejan mutuamente para saciar sus deseos y necesidades.
Con una escritura confortable, clara, que fluye
con facilidad, el texto denota un hilo conductor
que fluctúa entre la falta de libertad,
la supervivencia en medio de tanta escasez material,
la amistad, la familia y el sexo prácticamente
desenfrenado. Un medio adverso que comienza desde
muy temprano, cuando el protagonista es niño
y violado. Una desventura que no mella la cualidad
humana del personaje, pero sí lo convierte
en un guerrero por la supervivencia. Por alcanzar
precisamente lo que desee o necesite. Desde un
plato de comida, un simple techo e incluso la
soñada "salida del país".
Empleando asimismo el sexo como la vía
productiva más rápida. Una condición
social que se convierte en secuela y arrastra
con él fuera de Cuba.
Hablamos con el autor vía telefónica
desde Madrid, donde acaba de presentar la publicación
con prólogo escrito por un teniente coronel
del ejército español. Un testimonio
de connotaciones sociales, humanistas y políticas
que ha llamado la atención en el país
ibérico.
Pregunta- ¿Cómo surgió este
primer libro?
Respuesta - "No había escrito antes,
pero sí leído mucho. Sobre todo
los textos prohibidos en Cuba. Aquellos de Reinaldo
Arenas, Zoé Valdés y otros escritores
censurados, cuyos libros llegan encubiertos a
Cuba y pasan de mano en mano para ser leídos
a escondidas. Billete al paraíso surgió
sin proponérmelo. Aproveché la soledad
que viví al principio en Madrid para memorizar
mi vida en Cuba y así surgieron las primeras
notas."
P - ¿Por qué tanta actividad sexual?
¿Hay alguna relación entre eso y
la necesidad de "escapar" la realidad
del país dentro de la Isla?
R - "Pudiera ser. Un amigo psicólogo
me explica que el sexo allí parece emplearse
como si fuera una catarsis. Una manera de liberar
presiones ante tanta falta de libertad. Tal vez
la única manera de expresar en Cuba el
control sobre uno mismo. Pero además, hay
otros factores sociales que pudieran influir en
ese comportamiento. Por ejemplo, los niños
desde muy pequeños saben que el sexo existe
porque escuchan a los mayores hacerlo. Luego comienzan
a jugar y exploran cosas nuevas. Una situación
que es provocada por el hacinamiento en que la
gente crece allí. Familias que conviven
en una misma casa y no tienen mucho espacio para
la intimidad".
P - Concluyes tu libro exhortando al mundo a
que en vez de invertir o visitar la Isla para
aprovecharse de la pobreza del pueblo, que ayude
al cubano a ser libre ¿Culpas de alguna
manera a la alianza de países por la permanencia
de la dictadura en Cuba?
R - "Sí. Culpo a los empresarios
que se aprovechan de la mala situación
que hay en la Isla para enriquecerse. A países
que por su obsesión de hacer política
contra EE.UU., son capaces de apoyar una ideología
de un régimen que construyó campos
de concentración para los que pensaran
diferente. A partidos políticos que son
capaces de ignorar todo ese sufrimiento. Para
mí son culpables. Son los que alimentan
la dictadura".
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