Cubanos
palpan lo que se viene: un gobierno desde las
sombras
Raúl Castro sigue oculto
una semana después de asumir provisionalmente
el poder en Cuba y sin aparecer en público,
lo que refleja su personalidad y forma de actuar,
siempre en segundo plano, según expertos
Infoabe,
Argentina, 8 de agosto de 2006.
EFE.- Una semana después de que Fidel
Castro cediese por razones de salud los poderes
provisionalmente a su hermano Raúl, el
hermetismo y la incógnita siguen envolviendo
al sucesor del "trono".
La cautela del segundo hombre del régimen,
siempre a la sombra de su hermano Fidel, encaja
bien con su personalidad, nada proclive a alimentar
el "mito de figura heroica de la Revolución",
dijo Anthony DePalma, periodista del diario "The
New York Times".
Para DePalma, autor del ensayo "El hombre
que inventó a Fidel", la gran incógnita
radica ahora en saber cuál de las "dos
caras de Raúl" prevalecerá
sobre la otra: "La del hombre de los fusiles,
que ordenó la ejecución del general
Arnaldo Ochoa", o la del "hijo que lloró
en 1956 la muerte de su padre".
Raúl Castro, sostuvo DePalma, "no
está interesado en ser un mito" y
es consciente de que tampoco se ha granjeado la
"lealtad de los cubanos", por lo que
se verá obligado a efectuar "más
cambios en el país para proteger la Revolución".
Lo que se va a producir en Cuba podría
denominarse "continuismo con cambio",
a la "manera de China", aseveró
DePalma.
Raúl, prosiguió el periodista, "no
es un mito pero sí un gerente" y,
aunque carece del "carisma" y la "retórica"
de su hermano, "está capacitado"
para entender mucho mejor que Fidel los procesos
macroeconómicos. "*Qué quieren
los cubanos?" -se preguntó DePalma-
*"Ideas"? No, los cubanos, respondió,
aspiran a poseer "vehículos nuevos",
tener acceso a Internet, una mejor alimentación
y la "posibilidad de hablar sin miedo".
En resumen, los cubanos demandan "una vida
más amplia" y se muestran poco interesados
en la divisa "Patria o muerte", afirmó
el corresponsal del "The New York Times".
Por ello, el gobierno "ofrecerá cosas"
a la población con el fin de ahuyentar
"un posible Tiananmen" a la cubana,
dijo DePalma en referencia a la matanza de cientos
de descontentos con el régimen en esa plaza
de Pekín en 1989. Por su parte, el analista
estadounidense Briam Latell advirtió que
cualquier "apertura" política
en la isla se traduciría en "un desmoronamiento
del régimen", como ocurrió
en la "Unión Soviética de Gorbachov".
En cualquier caso, aseveró Latell, Raúl
es un líder "no testado todavía
como gobernante a la hora de tomar decisiones",
además "bebe en exceso" y preocupa
cómo se enfrentará a su "primera
crisis de política interna".
El antiguo analista de la CIA se mostró
convencido de que "después de los
hermanos Castro" el futuro de Cuba devendrá
"muy vulnerable" y apuntó dos
escenarios: "El comienzo de una transición
democrática o el estallido de un conflicto
civil violento".
Latell se detuvo en detallar cómo "la
población cubana sufre hoy un abismo generacional"
y, mientras los jóvenes se muestran "impacientes",
muchos otros "pedirán cambios los
primeros días o semanas después
de Fidel".
Raúl Castro es probable que comience un
"gradual proceso de transformación",
como resultado de sus aparentes "desacuerdos"
con muchas de las "prioridades y políticas"
de Fidel.
"Creo -indicó Latell- que se da una
buena oportunidad para que Raúl quiera
mejorar las relaciones con los Estados Unidos
y la Unión Europea". En busca de esa
"estabilidad", Raúl podría
querer "demostrar a la comunidad internacional"
que él no lidera un "mero régimen
militar" de estilo "pretoriano",
resaltó Latell.
Desaparecido Fidel, prosiguió, se producirán
"acciones violentas contra los leales al
régimen", y "el núcleo
duro de los zelotes (fanáticos) fidelistas,
militares y civiles", intentará "preservar"
a cualquier precio su "legado".
En este sentido, los llamados "talibanes
del régimen" emplearán los
mismos "brutales métodos de represión
contra sus oponentes" que los aplicados por
Fidel Castro, subrayó Latell.
Ante la pregunta de cuál sería el
escenario más peligroso en Cuba si Fidel
Castro muere o queda incapacitado, Latell señaló
que la "coincidencia" con un "rápido
desmoronamiento de la ley y el orden", algo
que podría precipitar otra "masiva
salida de cubanos por mar hacia Florida".
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