Interrogantes
sobre congreso disidente en Cuba
Andrea Rodríguez. El
Diario de New York, 24 de mayo de 2005.
LA HABANA/AP - La realización en La Habana
de un inédito congreso de disidentes este
fin de semana en el que se criticó duramente
al gobierno cubano sigue rodeada de interrogantes.
Uno de los cuestionamientos sin respuesta es
por qué el gobierno, que rechaza dar estatus
legal a los opositores, permitió la realización
de una cita convocada por la Asamblea para Promover
la Sociedad Civil (APSC), cuya declaración
final exigió un retorno al capitalismo
y al pluripartidismo y hasta tildó de "estalinista"
al sistema isleño.
El contundente documento de clausura no reconoció
tampoco ningún logro a la actual administración
e incluyó en sus seis páginas un
cuestionamiento a la sinceridad del esfuerzo estatal
en la lucha antiterrorista.
La organizadora de la reunión Martha Beatriz
Roque catalogó al evento --desarrollado
el viernes y sábado--, de "un éxito"
ejemplar.
Pero el congreso generó suspicacias entre
prominentes figuras de otros grupos disidentes,
muchos de los cuales prefirieron no asistir ni
como observadores al encuentro.
Una de las ausencias más notables fue
la de Oswaldo Payá, promotor del Proyecto
Varela, una recolección de firmas para
cambiar la Constitución, quien calificó
a la reunión de "un fraude" y
pronosticó que terminará por generar
una represión hacia toda la disidencia.
La APSC "no representa a la mayoría
de la oposición, ni siquiera a los grupos
más importantes", manifestó
el activista a la AP.
Payá afirmó que Roque y su grupo
"coordinaban" con la seguridad del Estado,
no porque fueran colaboradores, sino por su cercanía
con agentes recientemente "destapados".
El ex preso político Oscar Espinosa Chepe
consideró "bienvenida" la tolerancia
oficial al Congreso, aunque alertó sobre
el impacto de las posiciones del encuentro, que
consideró extremadamente derechistas.
"Me temo que el gobierno trate de identificarnos
con el sector 'ultra' de Miami y no es cierto",
manifestó Espinosa Chepe, al destacar que
el documento final de la Asamblea no mencionó
"ni una vez" las palabras "diálogo"
o "reconciliación", conceptos
considerados por él como fundamentales
para superar las diferencias entre cubanos.
Uno de los aspectos más criticados por
los activistas fue la difusión durante
el congreso de un mensaje de apoyo a la APSC del
presidente estadounidense George W. Bush y los
vítores al mandatario por parte del centenar
de asistentes.
Para Manuel Cuesta Morúa, del Arco Progresista
--de corte socialdemócrata--, el comunicado
de Bush "aleccionando a los cubanos"
era un "error".
Tampoco le gustó a Cuesta la declaración
final pues implica fijar una posición de
ruptura absoluta con el gobierno, una actitud
que, apuntó, no contribuye "al necesario
respeto" de la diversidad política
en la isla.
Cuesta tiene dos hipótesis sobre las razones
por las cuales las autoridades permitieron la
reunión de la APSC.
Una es que refleja el sentir de funcionarios
más tolerantes con los disidentes. La otra,
es que tal vez el gobierno prefirió no
distraer la atención del caso del anticastrista
Luis Posada Carriles, detenido en Estados Unidos
y cuya deportación a Venezuela se exige
desde La Habana y Caracas.
El líder de la Comisión Cubana
de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional,
Elizardo Sánchez, no ocultó su sorpresa
por la "normalidad" bajo la cual se
desarrolló la cita.
"Pensé que iban a aplastar la reunión",
manifestó Sánchez.
"Obviamente no era una prioridad aplicar
la represión" y las autoridades buscaron
una "imagen internacional de tolerancia",
añadió.
El gobierno no hizo nada para interrumpir el
encuentro realizado en un alejado barrio suburbano,
pero expulsó a una decena de europarlamentarios
invitados como observadores.
Mientras tanto las autoridades guardan silencio,
aunque aún flotan en el ambiente las palabras
del presidente Fidel Castro, quien recientemente
volvió a tildar de "mercenarios"
al servicio de Estados Unidos a los disidentes
y prometió "enérgica"
respuesta.
|