Recuerdos de La Habana
Román José Sandia.
Analítica,
Venezuela, 5 de mayo de 2005.
La Habana, febrero de 1989. "No creas que
estas elecciones son para cambiar a Fidel",
me dice un miembro de la selección cubana
de fútbol, después de mostrarme
con orgullo su carnet de conductor de un Chevrolet
1951. Era que se celebraban las elecciones comunales
en la que se escogían representantes entre
los que postulaba el Partido Comunista, después
de haber fiscalizado hasta el más mínimo
detalle la vida de los candidatos.
En algunos muros se presentaban los retratos
y datos de los aspirantes, por eso había
interrogado al moreno futbolista sobre su preferencia.
Me dijo que como lo importante no estaba en juego,
cualquiera podría ser el elegido. No sé
desde cuando se celebran esas farsas electorales
en Cuba, pero lo que todos sabemos es que desde
1959 la cabeza del Estado cubano ha sido Castro,
aunque la presidencia la hayan ocupado otros personajes,
al igual que sucedía con Juan Vicente Gómez:
mientras despachaba en Maracay, otros se ocupaban
del fastidioso protocolo en Caracas. Y como el
Benemérito era parco y no sufría
de verborrea, no le importaba eximirse del placer
de parlotear durante horas ante un auditorio en
parte somnoliento y en parte presto a aplaudirle
cualquier bolsería.
Cómo serán de falsas, manipuladas
y sin sentido esas periódicas elecciones
cubanas que Fidel Castro, después de haber
hablado durante décadas sobre la democracia
popular cubana, ha dicho claramente en estos días:
"yo no soy demócrata". Lo dice
el presidente del único Estado socialista
del continente. Tal negación no deja de
ser una verdad de Perogrullo. Todos la sabíamos.
Quizás no lo admitan, aunque Castro lo
haya dicho claramente, algunos autores como Britto
García, Earle Herrera o Néstor Francia,
quien se acaba de recuperar de un súbito
y pasajero ataque de lucidez y consecuencia con
lo que él llama sus principios. (Por cierto,
¿la Fiscalía no va a averiguar a
los policías vocacionales de "La Hojilla"
que practican interrogatorios que violan la Constitución,
según denunció Francia en su carta
de renuncia?).
El socialismo imperante en Cuba, que ahora desembozadamente
promete Chávez, no ha traído otra
cosa que miseria. Quien ha estado en esa bella
isla (por su gente sencilla, por sus paisajes,
por sus viejas edificaciones en lento proceso
de recuperación) ha palpado la extrema
pobreza sin esperanza en la que vive el cubano
que no pertenece a la cúpula del Partido
Comunista o no recibe remesas de dinero de sus
familiares en el exterior.
En cualquiera de los rubros económicos
en los cuales Cuba tenía una producción
importante, la revolución ha significado
un total retroceso. La carne bovina es un plato
inexistente, el cochino es casi la única
proteína que consume quien puede comer.
El cultivo del azúcar jamás pudo
alcanzar las metas fijadas por la planificación
central y, muy por el contrario, se encuentra
en franca decadencia. El pan al que tiene acceso
el pueblo no puede ser más desabrido y
chicludo; hasta el que sirven a los turistas es
incomible.
Y la miseria del pueblo cubano se patentiza en
el acoso que hace de los visitantes para que le
deje su ropa (hasta la interior), jabones, perfumes,
música, revistas. Quien visita una tienda
cubana regresa a los años cincuenta, acaso
a las pulperías pobres de un caserío
perdido en el campo venezolano de aquellos tiempos.
En realidad, no hay casi nada que ofrecer y quienes
compran están limitados por la tarjeta
de racionamiento. Para comprar un mediocre helado
hay que hacer una cola de hora y media.
Una de las frases más repetidas para justificar
la eliminación de las libertades en Cuba
es la de que era el burdel de EE UU. Pues bien,
hoy la prostitución en Cuba es uno de las
vías más recorridas para obtener
dinero por mujeres y hombres que intentan de esa
forma completar su escaso o inexistente pago por
un trabajo legal. Hasta el mismo Castro ha dicho
en una de sus cínicas frases que "las
jineteras cubanas son las únicas en el
mundo con título universitario".
A todo este fracaso económico y social
lo acompaña la queja sobre "el bloqueo".
Otra mentira más. A Cuba nadie la ha bloqueado.
Bloqueo significa cerrar el paso a cualquier mercancía
hacia fuera o hacia adentro. Esto no ha ocurrido,
Cuba puede comerciar con cualquier país
del mundo. EE UU lo que ha implementado es un
embargo, es decir ha puesto trabas al flujo de
personas, servicios y productos con Cuba. Pero
no crean que ha sido muy estricto. Cada tanto
Cuba compra productos agrícolas al imperio
y los paga con antelación y de contado.
Lo que no ocurre con los envíos de petróleo
que le hace Venezuela. Además, si el sistema
socialista se proclama enemigo del capitalismo,
¿por qué tanta alharaca ante la
supuesta negativa capitalista de intercambiar?
¿No es un horror el capitalismo? ¿No
ha promovido Castro una autarquía? Claro,
una autarquía socialista que no lo alcanza
a él, mientras viaje en carros alemanes
y aviones rusos.
Quien quiera ver cómo en Cuba los productos
estadounidenses están en los estantes,
que visite una tienda sólo para turistas
en La Habana. Allí verá productos
que no se han visto ni en nuestro puerto libre
de Margarita en los días del bolívar
fuerte a 4,30 por dólar. Pero, eso sí,
para comprar cualquier chuchería en esos
palacios del consumo el cliente debe demostrar
que no es cubano. Debe poseer un pasaporte que
lo identifique como extranjero.
Hay una diferencia entre el socialismo cubano
y la transición (Chávez dixit) hacia
éste que estaríamos viviendo aquí.
Aquellos días eran los de la apoteosis
de la coronación de CAP II y Castro había
asistido a todos los actos de su alto pana. La
televisión cubana transmitió todas
las intervenciones de Castro en Caracas, pero
no lo hacía en cadena: TV Rebelde seguía
con su programación regular y los turistas
en los hoteles podíamos ver películas
gringas en el canal de cable. Seguramente Izarrita
podría aprender algo de esta amplitud del
jefe de su jefe.
"Fidel se queda", me repetía
el privilegiado futbolista de entonces, mientras
veíamos la desierta avenida de El Malecón
y lo esperaba su viejo carro que hoy usará
gasolina venezolana y gratis.
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