PRENSA INTERNACIONAL
Enero 31, 2005
 

¿Dará Europa la espalda a las víctimas de Castro?

Frank Calzón, El Nuevo Herald, 29 de enero de 2005.

Mientras George W. Bush reafirma su devoción a la libertad alrededor del mundo, la Unión Europea, a pedido de la España socialista, va a darles la espalda a las víctimas de Fidel Castro. La Unión Europea se reunirá el 31 de enero para considerar las recomendaciones españolas que consisten en dejar de invitar a los disidentes cubanos a las fiestas nacionales en las embajadas de la UE en Cuba. El lunes 31 la Unión Europea se reunirá para considerar las recomendaciones españolas en busca de un acercamiento al gobierno de Castro. El objetivo es bueno, pero la condición que ha impuesto el comandante en jefe es contundente: dejar de invitar a los disidentes cubanos a las fiestas nacionales en las embajadas de la UE en Cuba.

Aunque algunos gobiernos ya invitaban a los opositores a las recepciones en las embajadas, las invitaciones a la oposición democrática comenzaron como medida común europea en 2003, después de que el gobierno cubano impusiera largas condenas a unos 75 disidentes, todos presos de conciencia según Amnistía Internacional.

La respuesta de Castro consistió en ''congelar'' sus relaciones con los países europeos: sus funcionarios dejaron de asistir a las embajadas europeas, y los diplomáticos cubanos suspendieron sus contactos con los gobiernos afectados. Este hecho ilustra los miedos del dictador. Castro entiende y teme ''el poder de los sin poder''; sabe que una mayoría sin poder que adquiere reconocimiento y se organiza, puede forzar el cambio y su objetivo, para mantener un régimen que inevitablemente se viene abajo, es bloquear cualquier reconocimiento por parte de los países democráticos a la oposición dentro de la isla. El impone las reglas y se lo ha hecho ver al gobierno español: o los europeos negocian con él --protegiendo sus inversiones-- o invitan a los disidentes a sus recepciones diplomáticas.

Cuando el gobierno socialista español fue elegido en marzo del año pasado, después de la masacre terrorista que se cobró en Madrid la vida de casi doscientas personas, España retiró sus tropas de Irak y aceptó las demandas de Castro. España, debido a sus lazos históricos con la isla, ha influido mucho en la política europea hacia Cuba pero, tras la entrada a la UE de las democracias centroeuropeas que conocieron directamente la represión comunista, los anteriormente sometidos a regímenes totalitarios han tomado un papel protagonista mostrando su solidaridad con las víctimas de Castro.

El gobierno español sostiene que la política de invitar a los disidentes ha supuesto un auténtico fracaso para los objetivos de la política europea. Prefiere que ni los dirigentes del gobierno cubano ni los disidentes sean invitados a las embajadas. Y Castro ha cantado victoria, y ha ordenando la normalización de relaciones con la UE; la excepción es Rumania, que no es miembro de la UE y ha seguido invitando a los opositores. La propuesta es peligrosa porque aísla a los disidentes, le da una victoria propagandística al dictador y establece un precedente absurdo para los europeos; Cuba, ni ningún otro estado, puede elaborar la lista de invitados a las embajadas europeas.

Para justificar su decisión el gobierno de Zapatero apela a la excarcelación condicional de 17 presos políticos como un éxito de su nueva política, pero no duda en ignorar las nuevas detenciones y que alrededor de 300 demócratas continúan encerrados en las cárceles castristas.

El gobierno español sostiene que su iniciativa es un regreso a la política anterior, pero no es así. Antes del comienzo de la política actual, en el 2003, cada gobierno europeo decidía independiente a quién invitar. Si la propuesta española no se debe al chantaje de Castro, ¿por qué no restablecer la verdadera política anterior y permitir que cada gobierno decida con independencia qué camino a seguir? En ese caso, el gobierno de España podría pedirle a Castro una lista de los ''cubanos no invitables'' para asegurarse de que ninguno aparece en la embajada de España en La Habana. La propuesta española no satisfará a nadie. Los cubanos se sienten traicionados y, si los cambios son aprobados, Castro, convencido de que su chantaje funciona, demandará más concesiones, hará más amenazas, regresará a sus insultos usuales contra cualquier nación que diga la verdad sobre su régimen y sabrá que encarcelar presos políticos es rentable si se negocia un buen rescate.

Director ejecutivo del Centro para Cuba Libre.

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