Castro y Chávez, furiosos
La
Nación Line,
Argentina, 24 de Enero de 2005.
La reciente decisión de la presidenta
de Panamá, Mireya Moscoso, de indultar
a cuatro anticastristas que habían sido
condenados por haber intentado asesinar a Fidel
Castro, parece haber enfurecido tanto al dictador
cubano como a su amigo, el presidente venezolano
Hugo Chávez. Enojo conjunto que parecería
sugerir la virtual existencia de un "eje"
de acción política entre Caracas
y La Habana.
Cuba, invocando aquel motivo, rompió relaciones
con Panamá. Venezuela, en cambio, ha decidido
retirar a su embajador en Panamá. Todo
ello en medio de una catarata de insultos pendencieros,
tan proverbial cuando del peculiar "estilo
diplomático" cubano se trata.
La presidenta Moscoso aclaró que indultaba
a los cuatro ciudadanos beneficiados por esa medida
"por razones humanitarias". Pero agregó
que si ellos se quedan en Panamá, seguramente
correrán el riesgo de ser extraditados
a Venezuela o a Cuba, en cuyos sistemas judiciales
no se puede razonablemente confiar.
El caso del Poder Judicial cubano es absolutamente
indefendible, por ser, por propia definición,
absolutamente parcial. Chávez, a su vez,
con la manipulación constante a la cual
está sometido el sistema judicial venezolano,
incluyendo a su máximo tribunal, que ha
sido denunciado explícitamente y sin ningún
tipo de eufemismos por la propia Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, proyecta un
lamentable manto de desconfianza sobre la justicia
de su país.
El discutible indulto panameño se refiere
a Luis Posada Carriles, de nacionalidad cubana,
y a tres ciudadanos norteamericanos que fueron
procesados por su participación en un frustrado
intento de atentado con explosivos que hubo de
ser perpetrado en oportunidad de la asistencia
del dictador cubano a una cumbre regional.
Posada Carriles, quien participó en la
abortada invasión a Cuba iniciada y fracasada
en la Bahía de Cochinos, y está
aparentemente residiendo en Honduras, había
sido en su momento acusado de haber participado
también en el atentado perpetrado en Barbados
contra un vuelo de la empresa estatal Cubana de
Aviación, que había despegado de
suelo venezolano. En ese episodio, recordamos,
perdieron la vida 73 personas. Los tres norteamericanos
involucrados ya regresaron a Miami, donde fueron
cálidamente recibidos por la comunidad
cubana local, que les tributó una calurosa
recepción de héroes.
En momentos en que la comunidad internacional
está comprometida en una dura confrontación
con el terrorismo internacional, la decisión
panameña no puede ser aplaudida. Pero,
asimismo, es absolutamente cierto que la acusación
de total falta de independencia formulada a los
poderes judiciales cubano y venezolano tiene asidero
y puede haber contribuido sustancialmente a la
decisión de la primera mandataria panameña,
tomada en la víspera misma de la transferencia
de la investidura presidencial panameña
al mandatario electo, Miguel Torrijos.
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