Gran éxito la
puesta de 'Azúcar amarga' con León
Ichaso
Olga CONNOR. El
Nuevo Herald, 18 de enero de 2005.
''Lo mejor de mi vida lo he pasado en Nueva York''
--adonde llegó en 1968 después de
sus estudios en Miami--, dijo León Ichaso,
después de la presentación del viernes
en el Teatro Tower de Azúcar amarga, que
como película emblemática de los
cubanos de la década de 1990 inició
un fin de semana homenaje a la obra fílmica
de este realizador, con un lleno en ambas salas.
Fue una serie cinematográfica como para
inflamar los sentidos y la imaginación,
organizada por Alejandro Ríos, como parte
del Centro para las Colaboraciones Culturales
Internacionales y el Ciclo de Cine Cubano, del
Miami Dade College, con 10 cintas, que incluyó
la muy especial, por haber sido filmada con artistas
negros y con el respaldo de la industria de Hollywood,
Sugar Hill.
Presentes en esta nueva exhibición de
Azúcar amarga estaban varios de sus colaboradores
y artistas cubanos, y dos importantes dominicanos.
''Sin esos personajes no hubiera habido lo que
se llama ese cine cubano, sin Jaime Piña
[productor] y Claudio Chea [fotógrafo]''`,
acotó Ichaso, que filmó la cinta
en Santo Domingo y explicó cómo
construyeron una parte del Malecón habanero
frente al mar para poder ``pegar'' las escenas
que allí se filmaban a las vistas filmadas
en La Habana, un truco cinematográfico.
Habló también de que se valió
de balseros que acababan de llegar a Santo Domingo
en ese momento para construir la balsa que aparece
en la cinta, en una escena que hizo llorar tanto
a los que participaron como a los espectadores.
Una de sus colaboradoras, la maquillista de la
película, Elaine del Castillo, comentó
que ver la cinta de nuevo le produjo una gran
emoción.
''El mundo cambia, fue una película que
se adelantó a lo que estaba pasando, en
la que digo cosas que nadie quería oír,
que eran muy desagradables, aunque estaba basada
en reportajes que salían en la televisión,
en el New York Times, en Squire, cosas como las
de las jineteras, los profesionales trabajando
en la industria turística, los rockeros
inyectándose con sangre infectada con sida'',
comentó Ichaso. 'La película se
hizo más que nada como un cartel de warning,
un anuncio en la carretera de `peligro: usted
va a ver una pesadilla'. Era el momento en que
todos esos turistas estaban descubriendo a Cuba
para ir de parranda, a bailar, a acostarse con
las jineteras, a emborracharse y a vivir un poco
la decadencia de una Habana destrozada y que había
regresado a vicios nunca vistos ni en los peores
años de Batista''.
Ese fue un momento en que se desbordaban los
aeropuertos, gente cruzando ilegalmente a través
de México, Jamaica, España, a mediados
de la década de 1990. ''Había que
decirlo'', señaló Ichaso. Y añadió
algo sobre Steven Spielberg, especialmente por
lo que acaba de decir ese cineasta de Hollywood
sobre Fidel Castro y su visita a Cuba. 'Ha dicho
que las horas más iluminadas de su vida
han sido al lado de un tirano. Un hombre que ha
hecho Schindler's List, un judío que ha
sufrido una pérdida tan grande de su propia
gente, decir esas barbaridades. Jack Nicholson,
las modelos, los actores, todo el mundo se fue
de fiesta allí, en una cárcel, que
es como irse de fiesta, de `pachanga' a una prisión.
Decir 'Oyeme, qué divertidos son estos
presos, son la gente más graciosa que yo
he conocido' ''. Le pregunté si se sentía
herido por Spielberg, pero Ichaso respondió:
``Me siento desilusionado, que sea un hombre tan
bruto, que un tipo sea tan miópico, una
persona que uno cree tan humana, que pueda ser
tan cruel o idiota''.
Ichaso quiere destacar que entre las películas
que se mostraron se siente muy orgulloso mayormente
de Piñero, sobre la vida de Miguel Piñero.
Sus poemas, dijo, fueron la base de la salsa de
Willie Colón, canciones del barrio, porque
él era parte de los poetas del beat, ''un
poeta enloquecido, fascinado por el crimen, drogadicto,
pederasta, bisexual, fundador del Newyorrican
Poets Cafe, uno de los inventores del Spoken Word''.
También se mostró la ya clásica
El Súper, que codirigió con Orlando
Jiménez Leal, merecedora de premios y vigente
aún, en la opinión de muchos que
la vimos el sábado, como reflexión
sobre la toma de conciencia de un exiliado que
no podrá volver a su patria jamás.
De este a oeste en Miami
El grupo Este Oeste que coordinan Alfredo Triff
y Rosie Inguanzo, y auspicia el Miami Dade College,
presentó el jueves pasado otra reunión
en el teatro Tower, que congregó esta vez
a periodistas para conferenciar sobre la cobertura
de la ciudad por los medios, entre los cuales
me encontraba como parte del panel en que participaron:
Marcia Morgado, Emilio Ichikawa, Celeste Frazer
Delgado, Pedro Portal --con imágenes sobre
la ciudad-- y, de moderador, Luis Soler.
Daniel Fernández fue invitado, pero no
pudo participar por tener otro acto esa noche.
Sin embargo, llegó como espectador y participó
como defensor de la libertad de prensa en esta
ciudad, que permite que se publiquen los puntos
de vista de todo el mundo, ante la crítica
de una asistente, la doctora Carmen Díaz,
quien no aprobó que se hablara mal de Alejo
Carpentier en el periódico el día
de su centenario.
Frazer Delgado, editora de la revista Loft, comenzó
hablando en creole para demostrar que somos muchas
lenguas y culturas en Miami. Se refirió
al concepto de comunidades imaginarias, que se
crean a través de los periódicos
y las novelas. Lo importante, destacó,
es la forma en que cada uno interpreta a su comunidad,
y cómo sería bueno encontrar un
punto de unión entre todas, percibir lo
general a través de los medios.
Ichikawa basó su ponencia en una nota
del director de este periódico, Humberto
Castelló, sobre la naturaleza del periodismo,
al anunciar la apertura de una sección
sobre temas de educación. Fue una explicación
del texto escrito, frase a frase, que lo llevó
a deducir, entre otras cosas, que hay una tendencia
a publicar lo ''políticamente correcto'',
lo que el buró editorial considere como
deseable. Además, anotó que difiere
acerca de que la prensa no sea un catálogo,
ya que de manera intencional o no, al escoger,
cataloga: las artes, los deportes y hasta las
calamidades. Refiriéndose al periódico
como instrumento de aprendizaje, apunta que 'los
periodistas, no obstante esa `novedad del día
a día' han invadido los espacios académicos
[...] incluso han usurpado el normativismo ético
de curas y moralistas y el poder de los políticos''.
Morgado se presentó como activista comunitaria,
''no académica'', que en 1989 se puso el
casco duro de los Hispanic American Builders y
que se encadenó al Herald para protestar
por los presos políticos. Criticó
a la radio cubana, en la que dijo hay mucho forro
time (de la expresión ''meter forros'',
hacer trampa). Acusó además al Herald
de practicar con las comunidades la política
del ''divide y vencerás''. Fue un debate
muy polémico que tendrá segundas
partes, según promete Triff.
olconnor@bellsouth.net
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