Gladys no vuelve a Cuba
El
Mercurio, Chile, 16 de enero de 2005.
"¡Qué bueno!". Esas fueron
las escasas palabras que pronunció la presidenta
del Partido Comunista, Gladys Marín Millie
(62), cuando su sobrina Grimanesa Riquelme le
comentó que el pasado 6 de enero fue allanada
la oficina del general (r) Augusto Pinochet por
las cuentas secretas en el Banco Riggs.
La histórica dirigenta del PC, quien enfrenta
el estado más crítico de su salud
desde que se le diagnosticó un invasivo
tumor cerebral en octubre de 2003, hoy no puede
caminar y con muchísima dificultad puede
balbucear algunas palabras. Y aunque por recomendación
médica no se entera de la coyuntura política
de Chile, ese jueves su familia le permitó
conocer la diligencia decretada por el juez Sergio
Muñoz. "Se alegró", relata
el menor de sus hijos, Álvaro.
No recibe visitas, aunque cada día llega
hasta su domicilio una doctora internista que
monitorea paso a paso el estado de salud de Gladys
Marín. "Ella está estable.
Vive una etapa crítica, pero no una etapa
terminal", relata su hijo.
En su silla de ruedas, Gladys pasa tardes enteras
en el patio de su vivienda de La Florida. Allí
almuerza y mientras mira sus plantas y escucha
su música favorita, oye las conversaciones
de sus más cercanos, las que ella ahora
no puede replicar. Por el momento, está
descartado que regrese a continuar su tratamiento
a La Habana. "Mi madre ya no viaja más
a Cuba", aclara su hijo Álvaro Muñoz.
"Ella está viviendo el último
tiempo de su vida en Chile".
© El Mercurio
S.A.P
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