Molina es la punta de un
"iceberg"
Científicos cubanos
del CIREN -Centro Internacional de Restauración
Neurológica- descubrieron, empíricamente,
lo que llaman "sustancia nigra fetal".
Por Oscar Tafetán, Nuevo
Siglo Online, Argentina. La
Nueva Cuba, enero 14, 2005.
Científicos cubanos del CIREN -Centro
Internacional de Restauración Neurológica-
descubrieron, empíricamente, lo que llaman
"sustancia nigra fetal", constituida
por las células raquídeas y por
el tejido neuronal de un ser humano nonato (vulgarmente,
un "embrión"). Esos científicos
cubanos -como la doctora Hilda Molina, a quien
el Estado cubano no quiere dejar salir ni por
unas horas- descubrieron también que la
sustancia nigra fetal, trasplantada a un individuo
adulto, ayuda notablemente a la regeneración
del tejido nervioso.
Gracias a la sustancia nigra fetal -uno de sus
descubrimientos- el CIREN ganó fama en
el mundo entero, por lograr la rehabilitación
cerebral de muchos pacientes.
Claro que para que la sustancia nigra fetal pueda
trasplantarse, el embrión -el ser humano
nonato- debe estar entero y latente (es decir,
vivo).
A las preguntas que cualquier interesado en los
servicios del CIREN podría hacerse, contesta
el mismo director de la institución, el
doctor Julián Álvarez, en un libro
promocional titulado "Artesanos de la Vida"
(Cooperativa Cinco Continentes, 1995).
Por ejemplo, a la pregunta sobre el "donante"
de sustancia nigra fetal (que vendría a
ser la madre del ser humano nonato, ya que éste
no está en condiciones de decidir), y la
posibilidad de encontrarlo justo en el momento
en que el paciente a trasplantar está internado
en el CIREN, Álvarez responde:
"Actualmente, se realizan unas 100 mil interrupciones
(abortos) anuales. El CIREN se encuentra en capacidad
por ello de obtener con relativa facilidad el
tejido embrionario, para su empleo en estos tratamientos..."
A la pregunta sobre la operatoria tipo en esta
clase de trasplantes, Álvarez responde:
"El día programado para realizar
un Neurotrasplante, un equipo de especialistas
de nuestro Centro se traslada a una maternidad
de Ciudad de La Habana, donde cada día
se realizan interrupciones. Así se obtiene
el tejido embrionario, siempre después
de la aprobación de la donante, que se
transporta de inmediato y en las condiciones requeridas
a nuestra institución..."
Si alguien pusiera reparos de orden moral o pensara
-con sentido común- que una alta tasa de
abortos en Cuba es conveniente a las necesidades
del CIREN, entonces se encontrará con esa
misma argumentación que oímos cada
vez que se plantea el debate en nuestras tierras:
"Antes de 1959 el aborto era ilegal, lo
que generaba numerosas muertes, sobre todo en
mujeres de poco poder adquisitivo (...) El triunfo
revolucionario (...) abrió las puertas
para el establecimiento del derecho pleno a la
planificación familiar. De ahí que
(...) se autorizara gratuitamente la interrupción
de embarazos en centros hospitalarios, a fin de
ofrecer solución a los fracasos generados
por los medios contraceptivos..."
A quienes vemos con temor ciertos publicitados
"avances" científicos como la
clonación humana y la posibilidad de desarrollar
seres humanos "de repuesto", argumentaciones
como la del doctor Álvarez nos producen
sencillamente terror.
A quienes hemos estudiado un poco los excesos
"positivistas" de la ciencia del siglo
XIX, así como las deformaciones terribles
que se produjeron durante el nazismo (recordar
al Dr. Mengele) y durante el estalinismo (que
para "refutar" a Freud y a Darwin decidió
entronizar a Pavlov y a Lisenko), exposiciones
amenas como la del doctor Álvarez nos producen
terror.
También nos producen terror hechos como
el comercio ilegal de órganos (órganos
que se extraen con consentimiento o sin él,
de las más desvalidas criaturas de nuestros
pobres países), hechos como el robo y la
venta organizada de bebés y tantos otros
crímenes que a veces la crónica
diaria ni siquiera registra, y que cuando son
muchos se transforman en fría estadística.
Pero estos últimos -cabe hacer la diferencia-
son ilícitos. Están penados por
la ley. Y si la ley no se cumple, nos queda la
esperanza de lograr que un día sí
se cumpla.
Las "interrupciones" cubanas que abastecen
diariamente al CIREN de "sustancia nigra
fetal", en cambio, son legales y patrocinadas
por el Estado. Un Estado al que -digámoslo
sin ambages- una planificación familiar
que fuera muy, pero muy exitosa (en la que cada
mujer cubana tuviera fácil acceso a un
dispositivo intrauterino, por ejemplo), sería
inconveniente...
¿Qué haría un centro de
excelencia como el CIREN, que tantos euros y dólares
le representa al erario cubano, si bajara la tasa
de "interrupciones"? ¿Tendría
que asociarse con la clandestina secta de los
Raelianos, para producir sustancia nigra fetal
de otro modo? Son sólo conjeturas.
La reflexión sobre el CIREN y sus métodos
viene a cuento, como es obvio, del caso Hilda
Molina, que tantas dudas, contramarchas y renuncias
le está costando al Gobierno.
Tal vez en la Casa Rosada -como se difundió-
haya caído mal el categórico "no"
de Fidel Castro al pedido humanitario de nuestro
Presidente, en relación con el permiso
para que la doctora Molina pudiera venir a ver
a sus nietos a Buenos Aires.
Pero la doctora Molina es el CIREN. Y decir CIREN
en Cuba es decir un bien estratégico. Y
un secreto de Estado.
¿Qué pasaría si la doctora
Molina, una vez afuera de la isla, decidiera quedarse
a vivir con su hijo y sus nietos en otro país?
¿Qué pasaría si decidiera
escribir sus memorias, o acaso revelar alguno
de sus "secretos de Estado"?
Ésa es la parte de abajo del iceberg.
La que no se ve.
Porque lo que la diplomacia cubana no se anima
a decir -ya que sería muy difícil
de decir, en lenguaje diplomático-, es
que la doctora Molina, con sus conocimientos,
su memoria y sus secretos, pertenece al Estado,
pertenece "a la Revolución".
Lo mismo que cientos de miles de cubanas. Lo mismo
que cientos de miles de cubanos nonatos.
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