"Mi salud está delicada,
sé que tengo algo grave"
La
Nación Line, Argentina, 9 de enero
de 2005.
"Es como si me estuvieran arrancando el
corazón de a trocitos", susurra la
entristecida voz de la médica cubana Hilda
Molina por teléfono.
Es que, aunque un funcionario de la embajada
argentina en Cuba la haya visitado anteayer para
interesarse por su situación, la madre
de Roberto Quiñones, el hijo al que desde
hace once años no ve, es muy pesimista
frente a su salud y la de su madre.
"La bisabuela está muy mal: llora
todo el día y casi no puede valerse por
sí misma. Además está más
delgada, con una fuerte tos cardíaca, presión
alta y un asma que la consume", dice Molina
a LA NACION.
"Mi salud está muy delicada también.
Estoy segura de que tengo algo muy grave",
sentencia la neurocirujana. Según comenta,
sufre de sangramientos digestivos, tiene un brazo
inmovilizado por una fractura mal curada en un
hospital y sufrió de una isquemia cerebral.
Pero al castigo físico que recibe se suma
el psicológico. "Estoy convencida
de que me están vigilando el teléfono.
Apenas logro oírme cuando llama Verónica
[Scarpatti, su nuera] y sucede lo mismo cuando
llama mi hijo o la prensa", denuncia.
Sin embargo, la tortura más la idea de
haber relegado a su familia por defender una causa
que hoy se le vuelve en contra. "Estoy destruida,
pero no me he desplomado aún porque tengo
una deuda con Roberto por haberlo formado bajo
este sistema", cuenta la cubana de 61 años.
"El no ha podido vivir normalmente con su
familia. Y eso los hace sufrir a él, a
Verónica y a los niños", agrega.
Consultada sobre la posibilidad de que su hijo
vuelva a la isla, la respuesta es contundente:
"No confío en Fidel [Castro]. El gobierno
cubano sabe que mi hijo es mi talón de
Aquiles".
Pero sí se muestra de acuerdo con que,
"si ellos lo deciden", sólo sus
nietos y su nuera la visiten.
Los funcionarios argentinos prometieron continuar
con las gestiones y mantener una secuencia de
visitas.
Molina concluye: "Aquí no importa
esta mujer cubana, sino una familia argentina
cuyos derechos han sido transgredidos. Sé
que el presidente Kirchner es un defensor de los
derechos humanos. Ahora deberá demostrarlo
con hechos concretos".
Francisco José Jueguen
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