El nicho cubano en la cultura
de EEUU
Soren Triff, El
Nuevo Herald, 5 de enero de 2005.
Cuando se examine la inmigración cubana
a Estados Unidos se estudiará la transformación
notable del nicho que los isleños ocupan
en la cultura estadounidense. Los cubanos pasaron
de participar en el comercio y la industria, de
influir en la música, de ser una extensión
del campo de diversión y recreo, a instalarse
en las leyes de este país. Documentos como
la Ley Torricelli, la Ley Helms-Burton e incluso
el reciente informe al Presidente tienen una perspectiva
y un lenguaje influido por los cubanos de la isla
que podría tener cada vez más repercusión
en las relaciones internacionales de Estados Unidos.
Los estadounidenses de origen cubano debían
cabildear para que estas leyes se extiendan a
Latinoamérica.
La Ley Torricelli, de 1992, tiene una perspectiva
novedosa, porque por primera vez una ley del Congreso
cabildeada por inmigrantes exige condicionar las
relaciones de Estados Unidos con los gobiernos
al tratamiento que les den a sus pueblos, y exige,
además, que Estados Unidos no sólo
se relacione con los gobernantes, sino con los
pueblos también, que son la fuente de soberanía
de un país.
La aplicación de esta ley a otros países
de la región envía el mensaje de
que Estados Unidos ni patrocina ni legitima a
los gobernantes corruptos, a los violadores de
derechos humanos. Por otro lado, ayuda a los diplomáticos
a identificar a los verdaderos amigos naturales
de Norteamérica, a las clases medias y
profesionales, las empresas privadas no basadas
en la tierra, sino en los servicios y el conocimiento.
Las deportaciones de violadores de derechos humanos
y la negación de entrada al país
de funcionarios acusados de corrupción
son acciones positivas inspiradas por la Ley Torricelli.
Otro elemento importante es la inclusión
del lenguaje de los derechos humanos en el documento.
La perspectiva incluida en la ley surge en la
interpretación del movimiento de derechos
humanos, en especial, del Comité Cubano
pro Derechos Humanos, que tiene eco positivo entre
los exiliados más inteligentes a finales
de los años 80, entre ellos Jorge Mas Canosa
y Frank Calzón.
La Ley Helms-Burton, de 1996, ocupó un
vacío en las relaciones de Norteamérica
con Europa e invitó a ambas partes a reflexionar
sobre cómo lidiar con las propiedades robadas.
Ya ha servido de modelo de otra ley que incluye
a países como Libia. En esta ley se presentó
por primera vez el lenguaje de los activistas
independientes de la sociedad civil. En el informe
al Presidente del 2004, el concepto de sociedad
civil es eje básico y explícito.
Impulsado por Dagoberto Valdés y Luis Estrella
en la isla, tuvo eco inmediato en algunos exiliados
que ayudaron a abrir espacios públicos
para todos en la isla.
Hoy América Latina tiene prensa libre,
¿pero es independiente?; tiene educación,
¿pero los pobres tienen las mismas oportunidades
que los ricos?; hay capitalismo y libertad de
comercio, ¿pero existe oportunidad de movilidad
social para un ciudadano sin ''conexiones'' políticas
o religiosas?
En Latinoamérica habrá democracia,
no lo niego, pero sus sociedades, dominadas por
culturas autoritarias, se parecen mucho a Cuba.
La ampliación de leyes como la Torricelli
y la Helms-Burton a Latinoamérica sería
inefectiva, pero siempre ayudaría a una
percepción positiva de Estados Unidos en
la región.
Sería hermoso que la contribución
cubana a la cultura estadounidense fuera más
allá de la rumba y ofreciera a este país
la oportunidad de establecer un diálogo
legítimo con los pueblos latinoamericanos.
|