Canciller
cubano reconoce que la revolución puede ser reversible
a la muerte de Fidel
Durante una exposición
ante la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP),
el Parlamento de ese país, el jefe de la
diplomacia isleña explicó que "un
tema de fondo aquí, que ha estado planeando
en esta asamblea, es que el enemigo a lo que apuesta
su esperanza no es a la derrota ahora. Es después",
afirmó, refiriéndose al fallecimiento
del mandatario cubano.
Terra
Chile, 27 de diciembre de 2005.
LA HABANA, diciembre 27, 2005.- El canciller
de Cuba, Felipe Pérez Roque, reconoció
que la revolución en ese país puede
ser un proceso reversible luego de la muerte de
Fidel Castro, aunque precisó que dicho
fenómeno obedecería a condiciones
internas, como la corrupción, más
que a actos externos, por ejemplo, de Estados
Unidos.
Durante una exposición ante la Asamblea
Nacional del Poder Popular (ANPP), el Parlamento
de ese país, el jefe de la diplomacia isleña
explicó que "un tema de fondo aquí,
que ha estado planeando en esta asamblea, es que
el enemigo a lo que apuesta su esperanza no es
a la derrota ahora. Es después", afirmó,
refiriéndose al fallecimiento del mandatario
cubano.
Recordando palabras del propio Castro, el canciller
Pérez Roque sentenció entonces que
"la revolución puede ser reversible,
y no por el enemigo que ha hecho todo lo posible
por hacerlo, sino por nuestros errores".
Por ello, el ministro entregó pautas de
conducta para evitar la reversión del proceso
cubano, y entre las que consideró de sobremanera
el tema de la moral de los dirigentes. Se mostró
entonces partidario de "un liderazgo basado
en el ejemplo, en la autoridad que emana de la
conducta austera, de la dedicación al trabajo,
de que nuestro pueblo sepa que los que dirigen
no tienen privilegios".
Agregó asimismo el elemento de las convicciones
de la ciudadanía como de suma importancia
para el objetivo de mantener la revolución.
Un respaldo, aseveró, "como lo tenemos
hoy, no sobre la base del consumo material, sino
sobre la base de las ideas y las convicciones".
Fustigó también a la propiedad
privada y a la burguesía como un elemento
a considerar. "No podemos caer en ingenuidades.
Al final, el tema decisivo es quién recibe
el ingreso: si las mayorías y el pueblo
o la minoría oligárquica trasnacional
y pro yanqui", a lo que agregó que
"en Cuba la burguesía fue siempre
y sería otra vez, si la dejamos salir,
pro yanqui, pro trasnacional".
Resaltó además como un elemento
a considerar en el objetivo de preservar la revolución
el cambio de mentalidad de los jóvenes
cubanos, crecidos en el marco de otros contextos
menos idealistas que los de los años 70
o anteriores.
Ellos, puntualizó el canciller, "han
conocido la época en la que en nuestro
país se desarrollaron tendencias al individualismo,
al sálvese quien pueda", y poseen
"más información y más
expectativas de consumo que los jóvenes
que a principios de la revolución fueron
a alfabetizar".
Concluyó el jefe de la diplomacia isleña
con la idea de que "no debemos ignorar y
no debemos subestimar que también hay entre
nuestras filas, en las filas de nuestro pueblo,
simulación y apatía. Y hay modorra".
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