Pierde
popularidad Fidel Castro en Cuba
Crónica,
Argentina, 25 de diciembre de 2005.
El escritor y periodista cubano, Carlos Alberto
Montaner, denunció que diplomáticos
norteamericanos son víctimas de actos de
vandalismo y que además son invadidos en
sus propiedades bajo la supervisión y anuencia
del ministro de Relaciones Exteriores de Cuba,
por lo que calificó al gobierno cubano
de "mafioso" en su columna semanal de
Firmas Press.
Montaner afirmó que con la autorización
del canciller Felipe Pérez Roque, los servicios
de seguridad del gobierno cubano penetraron en
la residencia del diplomático norteamericano
Robert Blau para llenarla de excrementos. Hechos
similares le ocurrieron al resto de los funcionarios.
"El diplomático norteamericano Robert
Blau sintió un olor nauseabundo cuando
entró en su casa de La Habana. No tardó
en averiguar lo que ocurría: los servicios
de Seguridad del gobierno cubano habían
penetrado subrepticiamente en su residencia y
la habían llenado de excrementos",
dijo el intelectual.
Montaner además reveló que "la
autorización para esa repugnante agresión
había sido dada directamente por Felipe
Pérez Roque, el belicoso canciller, en
su empeño por castigar a la representación
estadounidense en la isla por el más singular
de los crímenes: permitir que un puñado
de demócratas de la oposición tuviera
acceso a Internet durante media hora una vez a
la semana".
"A un compañero de Blau le sustituyeron
el Listerine por orina. A otros les cortaron las
ruedas de los automóviles. Casi diariamente
se producen ofensas y diversos tipos de molestia.
Los privan de electricidad, teléfono o
agua a su antojo".
El periodista aseguró que las agresiones
no sólo apuntan contra los funcionarios
norteamericanos sino que además los checos,
españoles y polacos han sido víctimas
de actos similares.
"El objetivo es muy simple: mortificar a
los diplomáticos hasta lograr neutralizarlos
y conseguir que recomienden a sus gobiernos una
total complicidad con la política de Castro".
"Es una técnica mafiosa de control,
pero a veces da resultado. Son varias las embajadas
europeas radicadas en Cuba que les han rogado
a sus cancillerías que se plieguen sin
chistar a los antojos de La Habana para que los
diplomáticos acreditados en el país
puedan tener una vida placentera. Es una variante
del síndrome de Estocolmo", advirtió.
Según detalló Montaner, el acoso
se debe a que Fidel Castro "sospecha que
algunas embajadas colaboraron con la realización
de una encuesta llevada a cabo clandestinamente
en la que se demuestra la impopularidad de su
régimen y los deseos de cambio que abriga
la ciudadanía".
El sondeo se efectuó entre el 8 de octubre
y el 3 de noviembre y estuvo a cargo de unos quince
investigadores, trasladados desde España
"como si fueran turistas", aseguró
en el texto y agregó: "Entrevistaron
a 541 personas avecindadas en casi todas las provincias,
escogidas aleatoriamente, sometiéndolas
a un cuestionario confeccionado con el rigor que
exige la profesión".
"Mientras la mitad de los cubanos cree que
'las cosas van muy mal o mal', apenas el 20 por
ciento sostiene que 'van muy bien o bien'. Mientras
el 50 por ciento, adopta una actitud muy crítica
contra el modelo económico y señala
que los principales problemas del país
son las carencias, el costo de la vida, el desempleo
y la escasa alimentación, un 25 achaca
los males de la nación al bloqueo norteamericano",
dijo Montaner sobre los resultados de la encuesta.
"Predeciblemente, la intensidad de la discrepancia
tiene una marcada relación con la edad.
Entre los 18 y los 29 años de edad más
de la mitad de los cubanos desea un cambio profundo
que incluye la tolerancia con la oposición.
Entre los que tienen más de 60 años
ese rechazo al sistema se reduce: un 35 por ciento
de los viejos no quiere que nada cambie. Es una
minoría, pero significativa. Los ancianos
le temen al cambio. Como no tienen futuro ni ilusiones,
se conforman con poca cosa. En lo que fue el bloque
del Este ocurrió exactamente lo mismo".
Por último, Montaner consideró
que "ningún gobierno ha fallado tanto
durante tanto tiempo en la historia moderna. Todo
está racionado. Todo es escaso y de mala
calidad. La sociedad vive en medio de las mayores
incomodidades y penurias".
"Ese es el cuadro que Castro se empeña
en ocultar bajo un manto tupido de estridente
propaganda. Pero a veces el espectáculo
es inocultable. Cuando eso ocurre, la reacción
del gobierno es de una increíble vileza:
embarra con excrementos las casas de los testigos
extranjeros. Son cosas de la mafia".
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