Carta
a los que aman los derechos humanos
Elsa Morejon, El
Nuevo Herald, 6 de diciembre de 2005.
La Habana -- Soy Elsa Morejon Hernández,
ciudadana cubana, miembro de la Iglesia bautista,
de profesión licenciada en enfermería,
madre, y esposa del Dr. Oscar Elías Biscet
González, prisionero de conciencia reconocido
por Amnistía Internacional.
En el aniversario 57 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos a celebrarse el
10 de diciembre deseo expresarles mis más
sinceras felicitaciones a todos los hombres y
mujeres que en el mundo llevan en su corazón
y su quehacer diario el noble deseo de que la
humanidad viva en un mundo civilizado y saludable,
a todos ustedes que día a día nos
devuelven un rostro y una sonrisa de felicidad
y amor. Sus sentimientos de justicia por la humanidad
que sufre viven hoy más que nunca. Muchos
gobernantes han olvidado que los intereses más
preciados de sus pueblos son el respeto por la
vida, la dignidad y los derechos humanos, defenderlos
y ponerlos en práctica es expresión
altruista que enaltece la conciencia humana.
En esta fecha magna el mundo civilizado deber
saber que en Cuba hay cientos de cubanos en prisión
por defender la noble causa de los derechos humanos
y las libertades cívicas y políticas:
75 cubanos fueron sancionados en el 2003 a más
de 25 años de cárcel por expresar
públicamente sus desacuerdos con las injusticias,
61 permanecen en prisión en celdas en condiciones
mínimas de supervivencia, con los castigos
adicionales de restricciones a visitas familiares,
alimentos, comunicación telefónica
con sus familiares, literatura, radio, correspondencia
con amistades, entre otros, como es el caso de
mi esposo el Dr. Biscet, medico provida y activista
de derechos humanos que este 6 de diciembre cumple
6 seis años en prisión.
Este fue, es y será su pensamiento: Deseo,
madre mía, que este mundo salvaje acabe,
y surja un mundo civilizado, un imperio de la
ley y el derecho, este es el sueño que
va camino a la realidad y que nunca se aparta
de mi mente. Enero 2005. Prisión Combinado
del Este. La Habana, Cuba.
Todos nuestros prisioneros políticos y
de conciencia serán recordados este día
de una manera especial; ellos exhiben con dignidad
y valentía el orgullo de sentirse los hombres
mas libres del mundo, la conciencia humana no
se puede condenar y encarcelar cuando se ha escogido
el camino del bien: La no violencia para defender
la causa mas justa del mundo. La de los derechos
humanos, a todos los hombres y mujeres que realizan
el ejercicio honesto del derecho. A ti hombre,
mujer o niño que sientes en tu corazón
el deseo de amar a tu prójimo y quieres
vivir y deseas para ellos un mundo mejor, te felicito.
Porque eres humano, porque eres la voz de los
que no tienen voces porque la impiedad, el odio,
la violencia y la arbitrariedad se apoderó
de ellos, pero sabemos que hay muchas voces en
el mundo como las de ustedes que no cesan de cantar
melodías de amor y de justicia.
Atodos les pido el mejor regalo que se le puede
ofrecer a los discriminados, marginados, desposeídos,
perseguidos y presos. Acuérdate de un viejo
proverbio del rey Salomón: El caballo se
alista para el día de la batalla; mas Jehová
es el que da la victoria. Proverbio 21. Versículo
31. Esa victoria ya la tienen todos ustedes sembrada
en sus corazones, cultívenla con sus oraciones
para que el amor por la justicia, la paz y la
felicidad lleguen a todos nuestro coterráneos.
Elijamos la justicia compensativa que premia la
dignidad humana: si alguien arrebata una vida,
es preciso estimularle a que salve otra; si alguien
sustrae dinero, es preciso enseñarle no
sólo a ganar y restituir la cantidad que
sustrajo, sino a ganar otro tanto y donarlo a
quien lo robó; si alguien hace sufrir a
alguien, es preciso darle los medios para que
pueda darle una alegría a alguien equivalente
al sufrimiento que le provocó. En tanto
la humanidad no consiga estas doctrinas filosóficas
que premian a la dignidad humana el mundo seguirá
con la enorme carga de injusticias sociales y
económicas. Difícil, pero no imposible.
Ustedes y nosotros defendemos seres humanos y
no maquinarias. Pensemos como el gran filósofo
Alemán Gottfried Wilhelm Leibniz: Es preciso
destruir el mal con la superabundancia del bien.
Activista de derechos humanos.
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