PRENSA INTERNACIONAL
Diciembre 5, 2005
 

Yo también soñé

Manuel Vazquez Portal, El Nuevo Herald, 4 de diciembre de 2005.

Las utopías parecen ser cosas de jóvenes. Ningún lugar más fértil para las quimeras que el tierno corazón de los muchachos. Ignorancia, altruismo, furor e inexperiencia, más una pizca de ambiciones se amalgaman y en su pasión son capaces de creerse redentores, héroes, genios. Y cuando hay un demonio viejo que conoce estas leyes naturales del ser y las alimenta y manipula con falacias delirantes, los jóvenes se sueñan elegidos y parten, enceguecidos, hacia batallas que, las más de la veces, no les pertenecen. Y no lo comprenden bien hasta pasado el tiempo.

Yo vengo de lo hondo del barranco. Yo también creí. Yo también soñé. Crecí dentro del abismo. Era flaca la luz. Caminé, con los ojos vendados, hacia otros precipicios. Conozco del dolor de las promesas incumplidas, de mi tiempo malbaratado por un encantador de niños. Tenía siete años cuando comenzó el tráfago de mentiras. Los héroes jóvenes habían llegado para purificar el mundo. Pero aquellos primeros jóvenes fueron traicionados. Supe de muchos que terminaron frente a las oscuras bocas de los fusiles, de muchos cuyos huesos se enfriaron para siempre en sórdidos calabozos, de muchos que vieron llegar las canas en un exilio interminable.

Y el pícaro envejecía cautivando a otros jóvenes para enrolarlos en una ordalía donde el único que no corría peligros era él. Batalla tras batalla donde el único gran ausente era su propia piel. Nunca junto al cañón, siempre lejos de la azada. Una generación tras otra fue pagando el precio de su credulidad y su apego a las utopías. El viejo demonio aupaba, usaba y desechaba a los jóvenes. Les exprimía la inteligencia, el coraje y la bondad. Luego, historia común desde los primeros tiempos, los acusaba de cuanta infamia le pasaba por la cabeza y los despojaba hasta de su sombra personal. Traidores, blandengues, corruptos, nuevos ricos los nombraba para entonces.

Una vez los llamó Jóvenes Rebeldes; otra, soldados del Ejército Juvenil del Trabajo; una vez más, heroicos combatientes internacionalitas. Muerte, olvido, vejez fue el premio por tanta guerra y tanto trabajo. Los jóvenes, ya viejos, miran con desencanto la montaña de frustraciones, fracasos, desolación en que se ha convertido el país redentor, misionero. Sólo el pillo de la palabra se ha realizado. Sólo el magnate del poder se ha mantenido inamovible. Ha ejercido el mandato durante 47 años. Durante 47 años ha mentido. Y quiere seguir mintiendo. Y quiere seguir mandando.

Hoy llama a otros jóvenes heroicos trabajadores sociales. Los llena de lisonjas. Los invita a la pureza y el sacrificio. Pone, aparentemente, en sus manos el destino de la nación. Los convoca a una cruzada contra la corrupción. Tal cual hizo antes con otros. Y entonces saltan las preguntas. ¿Puede llamársele nación a ese pedazo de tierra adolorida con un dueño absoluto? ¿Le queda destino a esa nación utópica que cada día se aleja más de su materialización? ¿Quién ha creado la corrupción, la pobreza y la inmoralidad en una nación que se vanagloriaba de su asepsia social?

Yo también soñé con la república ideal, con la nación perfecta, con la sociedad séptica. Pero el ser humano está hecho de virtudes y miserias, de bondades y egoísmos, de humildades y vanidades, de gentilezas y rispideces, de avaricias y desprendimientos. Era una quimera la manera en que me lo propusieron, en que me lo propuse. Ese hombre que roba en Cuba, que se corrompe en Cuba, que se prostituye en Cuba lo hace obligado por su circunstancia económica. No puede el hombre tener un padre eterno, un administrador eterno, un legislador eterno, un gobernante eterno --a menos que sea Dios-- porque le mata su esencia: la competitividad. Y para que el hombre compita necesita libertades. Y la libertad verdadera es la económica. Sólo un hombre autosuficiente económicamente puede elegir verdaderamente: la camisa que lo viste o el político que lo gobierne. Cuando un hombre depende económicamente de un gobierno no es libre. Juega el juego de la corrupción de ese gobierno. No culpar entonces al hombre. Dentro de poco escucharemos las acusaciones contra los heroicos trabajadores sociales cubanos.

 

IMPRIMIR



PRENSAS
Independiente
Internacional
Gubernamental
IDIOMAS
Inglés
Francés
Español
SOCIEDAD CIVIL
Cooperativas Agrícolas
Movimiento Sindical
Bibliotecas
DEL LECTOR
Cartas
Opinión
BUSQUEDAS
Archivos
Documentos
Enlaces
CULTURA
Artes Plásticas
El Niño del Pífano
Octavillas sobre La Habana
Fotos de Cuba
CUBANET
Semanario
Quiénes Somos
Informe Anual
Correo Eléctronico

DONACIONES

In Association with Amazon.com
Busque:


CUBANET
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887

CONTACTOS
Periodistas
Editores
Webmaster