Guillermo Cabrera Infante,
o la vereda tropical
Armando Almada-Roche. Buenos Aires.
Especial para ABC
Color, Paraguay, 3 de abril de 2005.
Recientemente falleció en Londres Guillermo
Cabrera Infante, cubano por excelencia, premio
Cervantes 1997 y jugador del idioma. Acérrimo
enemigo de Castro y admirador de Borges, era un
apasionado por el cine y los libros.
El reportaje que publicamos a continuación
es una suerte de homenaje a su memoria.
Nació el 22 de abril de 1929, en Gibara,
provincia de Oriente, Cuba, no lejos de donde
nacieron Fulgencio Batista y Fidel Castro, en
ese orden. Hijo mayor de fundadores locales del
Partido Comunista, creció en una atmósfera
política y vio cómo sus padres fueron
encarcelados por Batista cuando todavía
era niño. Dos años más tarde,
sus padres hacían campaña pro Batista
ordenada por el partido. A este respecto decía:
"Me gustan los juegos de palabras y las cronologías.
He de repetir que nací en 1929, el 22 de
abril, fecha en que también nacieron Lenin
y Shirley Temple. Esto me ha condenado políticamente
y me ha llevado a tener que ver con el cine. 1929
fue el año del gran 'crack' finaciero mundial,
y esto me ha convencido de que nunca seré
rico".
En 1941 la familia, aumentada por un hermano menor,
decide trasladarse a La Habana, emprendiendo así
la gran aventura de descubrir la ciudad, que hace
suya, aunque, por supuesto, no la conquista. Crece
en la pobreza y estudia bachillerato hasta que
un profesor le descubre la literatura. "Un
día, un profesor que después con
los años descubrí lo bueno que era,
me comenzó a hablar de La Odisea y del
regreso de Ulises a Ítaca y de su perro
Argos que momentos después de recibirlo
murió. A mí me pareció tan
interesante esa historia que comencé a
interesarme por la literatura inmediatamente.
Me convertí en muy buen alumno de historia
literaria".
En 1947 escribe su primer cuento, una parodia
seria de un mediocre novelista centroamericano.
Comienza a publicar en 1948 cuentos y críticas
de cine. "Encontré un texto de Miguel
Angel Asturias ("El señor presidente"),
y se me ocurrió parodiarlo haciendo un
cuento que utilizaba los mismos elementos de repetición
y utilización de ciertos sonidos y ciertas
sílabas. Este cuento, para mi sorpresa,
fue aceptado por la revista Bohemia, que era la
revista más popular de Cuba. Y así
comenzó. Lo que parecía una broma,
se hizo serio, hasta convertise en una afición,
después en una profesión, y finalmente
en una obsesión".
Lunes de Revolucion
En 1950 ingresa en la Escuela Nacional de Periodismo.
"Decidí entrar a estudiar periodismo.
Ya había empezado a escribir, había
publicado algunos cuentos, y aunque no me interesaba
el periodismo en sí, era una forma más
directa conmigo mismo, más relacionada
con mi literatura, de ganarme la vida a través
de las letras. Así comencé a trabajar
en periodismo, primero lo hice como corrector
de pruebas unos cuantos años, después
fui crítico de cine de la revista Carteles".
"Hay una cosa curiosa, tuve que escoger
un seudónimo para escribir las críticas
de cine porque en 1952 un cuento mío publicado
con malas palabras en inglés fue tomado
por la policía, yo fui llevado preso, y
finalmente multado por haber publicado ese cuento
con esas palabras que eran absolutamente incomprensibles
para un cubano medio, puesto que eran malas palabras
pero en inglés. Y esto condujo a que la
revista que publicó el cuento, la revista
Bohemia, no quisiera saber nada que apareciera
con mi nombre propio. Entonces inventé
un seudónimo basado en las primeras sílabas
de mi primer nombre y segundo apellidos, así
fue como surgió 'Caín', con el que
firmaba mis crónicas cinematográficas".
Su vida familiar
Se casa, por primera vez, en 1953. En 1954 se
hace cargo de la crítica cinematográfica
de la revista Carteles, la segunda de Cuba. Ese
mismo año nace su primera hija. En 1957
es nombrado jefe de redacción, encargado
de literatura en Carteles. En 1958 conoce a Miriam
Gómez, actriz, tiene un programa semanal
de televisión y nace su segunda hija. En
1959 es fugazmente director del Consejo Nacional
de Cultura, ejecutivo del Instituto del Cine y
subdirector del diario "Revolución".
Funda y dirige el semanario cultural "Lunes
de Revolución". Recorre los Estados
Unidos y Sudamérica en el "entourage"
de Fidel Castro. En 1960 viaja a la entonces Unión
Soviética y a otros países comunistas,
en la primera delegación de periodistas
cubanos detrás de la cortina de hierro.
En 1961, a raíz de una polémica
político-literaria sobre la prohibición
de "P. M.", un filme que hizo su hermano,
Sabá Cabrera, "Lunes de Revolución"
es clausurado por el Gobierno.
Sobre este episodio, afirmaba: "Un documental,
'P.M.', filmado por mi hermano Sabá, fue
secuestrado y prohibido por la Oficina de Censura.
'Lunes' protestó y fue cerrado. Entonces
enviaron a Franqui en un viaje a Europa y más
tarde lo despidieron como editor de 'Revolución'.
A mí me enviaron como agregado cultural
a Bélgica".
Se divorcia de su primera mujer y se casa con
Miriam Gómez. En 1960 publica su primer
libro, Así en la paz como en la guerra,
colección de cuentos, y en 1961 escribe
una introducción irreverente para la colección
de sus críticas de cine, que se publicará
con el título de Un oficio del siglo XX,
en 1963.
"Ahora puedo ver que en mi primer libro,
'Así en la paz como en la guerra' -nos
lo decía en una entrevista realizada en
1995, en Madrid- lo aparentemente conseguido (cierto
color local) es menos valioso que el homenaje
rendido a varios escritores verdaderos originadores
de muchos de los cuentos, y no la reproducción
de la realidad que me proponía en principio.
Mi idea de realidad ha cambiado sustancialmente,
y ahora me pregunto si existe de veras como materia
literaria... En ese libro hay juvenilia, pero
también cierta senilia. Fue escrito mayormente
cuando empecé a escribir crítica
cinematográfica, a mediados de la década
de 1950. No tengo nada en contra de esos relatos.
En realidad, es posible que una media docena de
ellos sean rescatables. Pero objeto el libro mismo".
"Three Trapped Tigers"
Se hace connotado disidente y es exiliado oficialmente
a Bruselas con el cargo de agregado cultural en
1962. Por azares diplomáticos es nombrado,
poco después, encargado de negocios en
Bélgica. En 1964 obtiene el premio Seix-
Barral de novela con "Tres Tristes Tigres".
En 1965 regresa a Cuba a los funerales de su madre
y es retenido por el servicio de Contra-Inteligencia,
que se muestra, efectivamente, contrario a la
inteligencia. Renuncia a su cargo diplomático
y logra salir del país tres meses más
tarde. Vive en Madrid, con sus dos hijas y Miriam
Gómez en grave pobreza. Por azar artístico
escribe un guión de cine en Londres, ciudad
en que se establece y donde vive desde 1966 hasta
el día de su muerte, febrero de 2005.
Es posible admirar un libro por sus rasgos más
superficiales, o aun por lo que no es. Esto ya
pasó con el Quijote en su siglo (¿cuántos
leyeron el subtexto que escondía bajo su
humor, su ironía, su cautela crítica?)
y también ha pasado en la Argentina con
Borges (todavía se lo acusa de frío
e intelectual, sin leer la pasión, el terror
y las trágicas obsesiones que están
en el centro de su literatura), y seguirá
pasando cada vez que un libro, un autor, sean
suficientemente nuevos como para que la crítica
quede completamente despistada ante la creación.
Pensábamos esto frente al indiscutible
éxito que tuviera en su momento "Tres
Tristes Tigres", la gran novela de Guillermo
Cabrera Infante, y ante las curiosas reacciones
que suscitaba en muchos buenos lectores y críticos.
" 'Tres Tristes Tigres' es un libro que décadas
después de publicado todavía suscita
interpretaciones -afirmaba el escritor-. Algunas
son muy ingeniosas, otras absurdas, y todas demuestran
una lectura halagadora. Sin embargo, es un libro
que tiene dos o tres errores que yo me sé,
y una equivocación mayor escondida por
el malabarismo del lenguaje y la peripecia".
Los que sostienen que "Tres Tristes Tigres"
es sólo un collage, tienen razón
cuando usan la palabra collage, pero no la tienen
al creer que se aplica a texto o texturas inconexas.
Por el contrario, el collage presupone una concepción
muy rigurosa del espacio pictórico. No
en balde fue una técnica desarrollada por
los cubistas. De modo que si "Tres Tristes
Tigres" es un collage, lo es en el sentido
profundo en lo que son los cuadros de Braque o
lo es "Rayuela", de Julio Cortázar,
que es la novela latinoamericana con la que tiene
más puntos de contacto.
Una última observación antes de
pasar a otra forma del análisis: la unidad
interior de sus primeras 85 páginas, por
ejemplo, está asegurada por otro elemento
que es aun más importante que el anecdótico.
Todos los capítulos están dichos
o escritos por alguno de los personajes y lo mismo
pasa en el resto del libro. Esta es una novela
de voces, a pesar de que unas hablan y otras escriben,
de que unas pertenecen a escritores profesionales
(como Silvestre) y otras a mujeres que se pierden
en los laberintos de la ortografía o de
la fonética, hay una unidad básica
en el procedimiento: esa unidad está asegurada
porque lo que constituye "una galería
de voces" -como aseguraba Cabrera Infante
en la entrevista antes citada- es la unidad de
una lengua viva, el cubano, o tal vez: el habanero,
que constituye en definitiva el tejido básico
sobre el que se crea y descrea esta magnífica
fábrica verbal que es "Tres Tristes
Tigres".
Inspirado en el "Satiricon" de Petronio
La fuente del libro, ha contado Cabrera Infante,
está en el "Satiricón",
de Petronio, novela en la que de algún
modo se capta la luz de la vela que alumbraba
la decadencia romana y en la que también
brilla el ingenio verbal, la libertad de las situaciones
y la más sutil crítica social. Pero
al mostrar esa vida a través del habla
de sus personajes, Cabrera Infante ha evitado
toda intromisión directa suya en la novela.
No hay aquí un autor omnisapiente que muestra,
juzga, condena o alaba. Todo está contado
por los participantes; el autor simplemente ordena,
o desordena, los testimonios. El juicio moral
queda suspendido. Si hay juicio, y claro que lo
hay, es de los participantes mismos. En lo que
unos escriben sobre otros, en el reflejo de las
imágenes de unos en el habla de otros está
el juicio.
Estructura lingüistica
La estructura lingüística de "Tres
Tristes Tigres" está hecha, desde
el título, de todos los significados posibles
de una palabra, y a veces de un fonema, de los
ritmos de la frase, de los retruécanos
verbales más inauditos. Discípulo
de grandes maestros pero sobre todo discípulo
de su propio oído, Cabrera Infante ha aportado
al cuerpo de su novela cosas que no vienen de
la literatura sino del cine o del jazz, integrando
en los ritmos del habla cubana los de la música
más creadora de este tiempo o del arte
cuya persuasión visual nos ha colonizado.
Podríamos afirmar que en García
Márquez y en Cabrera Infante predomina
la concepción de una novela como estructura
lingüística, no olvidamos (naturalmente)
que tanto en "Cien años de soledad"
como en "Tres Tristes Tigres", los "contenidos"
son de perdurable importancia.
¿Cómo no advertir que el proceso
demente de la violencia en Colombia queda perfectamente
trazado, en su superficie y en sus vertiginosas
entrañas, por la mano mágica de
García Márquez? ¿Cómo
no reconocer en La Habana del crepúsculo
del batistato en que se agitan estos tristes tigres,
una sociedad que está en las últimas,
una vela a punto de apagarse o ya apagada cuando
Cabrera Infante la evoca en su libro? De acuerdo.
Es obvio. Pero lo que hace de "Cien años
de soledad" y de "Tres Tristes Tigres"
las creaciones singularísimas que son no
es su testimonio que el lector podrá encontrar
también en otros libros menos logrados
y extraliterarios. Lo que singulariza a estas
dos obras es su devoción a la causa de
la novela como ficción total.
El mayor error de un escritor
"Para mí escribir, hasta lo que podría
llamarse escritura seria, es un juego. Los juegos
de palabras cuyo significado depende del juego;
es el jugador quien dispone los movimientos. Un
gran jugador, Lewis Carroll, lo sabía,
pero como era un clérigo puso las palabras
en la boca de Humpty Dumpty. La pregunta acerca
del lenguaje no es quién está acertado
o equivocado, sino, según el viejo esquema
hegeliano, quién es el amo y quién
el esclavo. Los juegos de palabra son mi libertad
y mi control", expresaba.
Y añadía: "El mayor error
que puede cometer un escritor es creerse que es
un creador cuando solo se es un mal intérprete
atrapado en el lenguaje. Nada se crea, todo se
construye y, finalmente, se destruye. Hasta esa
eternidad verbal que es el lenguaje cambia, cae
en desuso y termina por perderse en el olvido.
Esa es la ley de entropía literaria".
El titulo es lo primero
"El título es lo primero, tanto para
mí como para el lector. He escrito muchos
relatos y artículos suiguiendo obstinadamente
el título. A veces uso un título
de trabajo, a veces encuentro un título
adecuado para determinado tema. Tomemos mi novela,
'La Habana para un infante difunto' (1979). Cuando
la empecé, tenía otro título:
'Las confesiones de agosto', una ingeniosa alusión
a las 'Confesiones de San Agustín'. Había
empezado a escribir el libro en agosto, de modo
que también había concluido el mes.
Entonces, un día escuché el título,
'La Habana para un infante difunto', así
como así, del mismo modo que San Agustín
escuchó la voz en el jardín. Con
ese nuevo título en mente reescribí
el libro".
Borges, un gran escritor
Afirmaba: "Mentiría si dijera que
'Paradiso' es un gran libro, a pesar de saber
que tiene una reputación enorme. Lo que
sí me parece extraordinario es Lezama Lima
como poeta. Yo creo que si hay cinco poetas de
este siglo que escriben en español en América,
uno de ellos es sin duda Lezama; otro, tiene que
ser Borges, que siempre ha sido puesto a un lado,
porque se habla de un Borges narrador pero no
del Borges poeta. Esto que voy a decir molesta
a los españoles: De él opino que
es un gran escritor que haya producido la cultura
hispana desde la muerte de Calderón, en
1681. Uno revisa todos los escritores que ha habido
desde entonces y ninguno ha sido citado constantemente
como Borges, en Inglaterra o en Francia, dentro
de textos que no tienen nada que ver con la literatura.
Borges ha convertido el ensayo en una forma de
arte literario, por no hablar de sus cuentos y
poemas. Hasta que no apareció Borges, no
había en español, repito, un escritor
de esa enorme influencia mundial".
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