PRENSA INTERNACIONAL
Octubre 19, 2004
 

La Habana, en el arte y en la memoria de Cubiles

Juan Solís. El Universal, México, 14 de octubre de 2004.

Cuando nació, su madre arrojó el cordón umbilical al mar. Decían los ancestros que así el niño viajaría mucho.

Y así fue. El maestro Miguel Cubiles ha andado por todo el mundo desde aquel día de 1958 en que sus padres lo enviaron de La Habana a Miami. Desde hace 30 años ha decidido que su casa es México.

De este país es su esposa, en este país aprendió a pintar, aquí quiere morir. "Cuando lo diga Diosito", claro está, quien, por si hubiera dudas, "es mexicano y habla español, estoy seguro".

Pero Cuba es algo más que una presencia o un acento, es el son que lleva en la sangre y en cada uno de los discos compactos apilados en la sala de su departamento en la colonia Del Valle; es el libro de Guillermo Cabrera Infante al lado de las plantas; es el recuerdo "de un sol que entra hasta por los dientes", es una isla que lleva cargando en la espalda.

La Habana es una constante en la memoria y en la obra del pintor Miguel Cubiles. Lo testimonian los cuadros que integran la exposición Treinta años y un cubano , que será inaugurada este jueves, a las 19:30 horas, en la Sala Alaíde Foppa del Museo José Luis Cuevas (Academia 13, Centro Histórico).

La idea era hacer una retrospectiva, pero sólo se exhibirán 28 obras (entre pintura, cerámica y arte objeto), que el pintor ha realizado desde el año pasado con el tema de La Habana.

También se mostrarán sus más recientes creaciones, tres cuadros que pintó en este año, agobiado por el combate que mantiene en contra del cáncer.

"Son tres obras dedicadas al pasado negro de Picasso. El abuelo del pintor se fue a Cuba y se casó con una negra. La familia es bastante grande, como de 40 personas. Picasso nunca fue a Cuba, pero siempre fue su sueño. Yo llevo sus personajes, como el niño de las palomas, a La Habana."

En los cuadros de Cubiles abundan las sandías (un guiño involuntario a su amigo Rufino Tamayo). Las hay atravesadas por clavos o bien una enorme, mostrando en el centro su carne roja a manera de labios, titulada Bésame mucho . Los seres que pueblan sus lienzos o los objetos decorados o creados por el artista tienen ojos, pero no oídos. Además, todos llevan una equis, que evoca a México.

"Los pintores somos polvo de otros pintores. Yo tengo algo de Tamayo, pero la figuración del maestro era muy precolombina, como la de José Luis Cuevas. No es malo pedir prestado. Así nos hacemos hasta que tenemos un estilo propio."

Para Cubiles, la disciplina en el arte es importante. Pinta de las 10 a las 15 horas, retoma el pincel a las 18 y lo deja hasta que lo vence el sueño. Piensa que "el maestro se hace sobre la marcha, no es una carrera de velocidad, sino de resistencia."

La exposición que inaugura el jueves, día en que cumple 27 años de casado, la considera "una segunda oportunidad. En enero me dieron seis meses de vida. El peligro pasó, ahora hay que estar atento en misa. La pintura es terapia, pero más los amigos."

© 2004 Copyright El Universal-El Universal Online, México.

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