Siguiendo
el rastro de los $3,900 millones
Ernesto Betancourt. El
Nuevo Herald, 16 de octubre de 2004.
Lo del escándalo de lavado de dinero no
tiene fin. Parece que en Suiza no tan sólo
son los banqueros, como la gente del UBS, que
están involucrados, sino también
los diplomáticos. La EFE reportó
en agosto desde Ginebra que Peter Friedrich, quien
fuera embajador suizo en La Habana, está
siendo procesado por haber lavado dos millones
de francos procedentes del narcotráfico
en Europa. Al momento de su arresto en 2002, Friedrich
era embajador en Luxemburgo. Friedrich trabajaba
en colaboración con un español,
Florido Sosa, quien actuaba como agente fiduciario
de los capos colombianos.
Posteriormente, EFE reportó en septiembre
que este diplomático involucró a
un amigo, directivo de la Rolex de México,
en una operación ilegal por más
de $600,000 en relojes y piezas de repuestos para
encubrir lavado de dinero. Eso le costó
el puesto al amigo. ¿Qué no habrá
hecho este diplomático durante su estancia
en La Habana, donde se endeudó por $3.5
millones a resultas de especulaciones cuando era
embajador?
La incansable congresista Ileana Ros-Lehtinen
ha seguido persistentemente el escándalo
de UBS. No tan sólo ha sostenido reuniones
con personeros del UBS, sino que ha promovido
sesiones sobre el tema en el Subcomité
de Supervisión e Investigaciones de la
Cámara y ha seguido el asunto con las agencias
pertinentes de la rama ejecutiva: la Tesorería,
el Banco de la Reserva Federal de Nueva York y
la Oficina del Fiscal Federal de Nueva York, que
tiene abierta una investigación criminal
sobre las relaciones de UBS y Cuba.
Por lo que se sabe hasta ahora, Cuba depositó
en UBS más de 500 millones de dólares
anuales por siete años consecutvos, aunque
UBS todavía no ha ofrecido un desglose
anual de esas cifras. Como tampoco ha respondido
a las preguntas de la congresista sobre si cerró
las cuentas pertinentes del gobierno de Cuba,
o el destino final de los dineros depositados.
Los funcionarios de UBS aceptaron esos depósitos
con pleno conocimiento de que violaban los convenios
hechos por UBS con el Banco de la Reserva Federal
de NY. Estos funcionarios no tan sólo han
sido despedidos, sino que están siendo
investigados con la cooperación de las
autoridades bancarias suizas.
Pero la trama se ha ampliado y complicado. Posiblemente
Cuba depositaba en UBS dinero que recibía
por lavado de dinero no tan sólo del narcotráfico,
sino también de la venta de inteligencia
que obtenía a través de la base
de monitoreo electrónico de Lourdes, hoy
cerrada por los rusos, pero que sigue generando
información con ayuda china. Irán
parece que fue también beneficiario, no
tan sólo del canje de billetes, sino del
suministro de inteligencia. Además, Cuba
instaló para los iraníes un laboratorio
completo de biotecnología, con asesoría
del Instituto Cubano de Ingeniería Genética
y Biotecnología, que pudiera ser productor
de armas biológicas.
Aresultas de estos descubrimientos, la investigación
sobre el lavado de dinero a través de UBS
se ha extendido a todo el UBS en los Estados Unidos
y en Londres. Además, estos vínculos
potenciales del lavado de dinero de Cuba con el
terrorismo han hecho que la investigación
se extienda a otros bancos internacionales, e
inclusive hacia posibles lazos con el escándalo
de la ONU en el manejo de fondos iraquíes.
Hay que apoyar a la congresista en el seguimiento
de estas investigaciones. El enredo parece ser
mucho mayor que el lavado de $3,900 millones de
dólares.
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