PRENSA INTERNACIONAL
Octubre 18, 2004
 

El legado de Hemingway está en riesgo

La Nación Line, Argentina, 16 de octubre de 2004.

SAN FRANCISCO DE PAULA, Cuba.- La obra de Ernest Hemingway lo convirtió en ciudadano del mundo. Pero él hizo de esta pequeña comunidad de artesanos, sobre las laderas que rodean La Habana, su único y verdadero hogar. Hoy los cuidadores de la casa en que vivió luchan para mantener a esta villa campestre, situada en una sierra de cara al mar, como él la dejó hace cuatro décadas.

Es un lugar decididamente masculino, atestado de libros sobre la guerra y la caza -una biblioteca con 9000 volúmenes- y decorado con trofeos de animales africanos y pósters de corridas de toros. El bar guarda botellas de ron y Cinzano. En el aparato de música, hay un disco de Glenn Miller. La mesa está servida para los invitados.

Pero la casa -conocida como Finca Vigía- se está desmoronando. El esfuerzo por salvarla, ya que es tanto un tesoro cultural norteamericano como una importante atracción turística, parece amenazado por una tormenta política.

La naturaleza ha sido hostil con esta casa, aseguran los expertos, con lluvias y vegetación trepadora que penetró las paredes y las bases. El techo tiene filtraciones; las paredes se están volviendo verdes por el moho; los pisos se curvan, y las termitas se devoran la estructura de madera. El dormitorio donde Hemingway escribió algunas de sus mejores obras, como "El viejo y el mar", está tan cerca del derrumbe que sus muebles han sido enviados a un depósito.

"Hemos cuidado de esta casa con gran afecto durante muchos años porque los cubanos consideramos a Hemingway uno de nosotros", afirmó Gladys Rodríguez, presidenta del Instituto Internacional de Periodismo de La Habana y una de las principales cuidadoras del legado del autor en Cuba.

"Vamos a seguir haciendo todo lo que podamos" agregó. "Pero es imposible negar que necesitamos ayuda. Este museo pertenece legalmente a Cuba, pero moralmente a EE.UU."

Freno al rescate

Un grupo de conservadores norteamericano, de arquitectos y de biógrafos de Hemingway ofreció ir al rescate de la casa a principios de este año.

La Fundación de Preservación Hemingway, liderada por Frank y Jenny Phillips, solicitó una licencia para ser eximida del embargo de 40 años contra Cuba y que se le permita dar dinero y enviar expertos para ayudar en la restauración de la finca. Estimó que el proyecto costaría entre 2 y 3 millones de dólares.

La administración Bush denegó el pedido en junio, afirmando que el proyecto apoyaría al turismo y a la economía del último sitio comunista del hemisferio. El pedido llegó en un momento de creciente tensión entre los dos países.

Molly Millerwise, vocera de la Oficina de Control de Activos en el Exterior del Departamento del Tesoro y administradora el embargo contra Cuba afirmó: "No deseamos favorecer algo que ponga dinero en manos de Castro". Aseguró, sin embargo, que se han autorizado numerosos proyectos de asistencia humanitaria, incluso alimentos y medicina, y apoya la expansión religiosa e intercambios académicos y culturales.

Hace dos años aprobó el pedido de la Fundación de Preservación Hemingway para proteger el hallazgo de papeles y fotografías almacenadas en el sótano de la finca. Los biógrafos de Hemingway afirman que los papeles, incluidos borradores de la copia del guión para "El viejo y el mar", con notas garabateadas en los márgenes, prometen aclarar una parte de la vida del autor, que Cuba ha guardado bajo llave como un secreto de Estado.

Pero el envío de dinero norteamericano para ayudar a salvar la casa de Hemingway, según Millerwise, es un tema diferente. El embargo prohíbe expresamente que EE.UU. apoye "proyectos relacionados con viajes y turismo que generarían dinero a la economía cubana". Salvar documentos preciosos es legal, afirma. Apoyar al turismo, no lo es.

Thomas D. Herman, especialista en leyes internacionales de la Fundación Hemingway, aseguró que la negativa del gobierno refleja una "interpretación limitada de la ley" y que la finca es mucho más que una atracción turística.

La fundación planea apelar la decisión del Departamento del Tesoro a fines de este mes. Sin embargo, puede no recibir la contestación antes de las elecciones presidenciales del mes próximo, aseguró Herman. Pero la finca no puede esperar. "El próximo huracán podría causarle un daño irreparable; es fundamental salvar Finca Vigía ahora", concluyó.

Leland D. Cott, principal arquitecto del proyecto, está de acuerdo. "No voy a abrir juicio sobre si Castro es bueno o malo -dijo-; mi preocupación es que hay una importante construcción con valor histórico pudriéndose en la selva y necesita ser salvada."

"El gobierno cubano no va a durar para siempre y necesitamos mirar al largo plazo", agregó. "En estos últimos 20 años perdimos una importante parte de nuestra herencia cultural, debido a problemas políticos".

Por Ginger Thompson
The New York Times
Traducción: María Elena Rey

Raíces más profundas

SAN FRANCISCO DE PAULA, Cuba.- Finca Vigía, una ventosa casa de campo ubicada en lomas con mangos, paltas y ceibos, es considerada el lugar donde Hemingway dejó sus raíces más profundas.

El biógrafo A. E. Hotchner afirmó que Hemingway no tenía ninguna conexión espiritual con la casa de Ketchum, Idaho, donde pasó los dos últimos años de su vida luchando contra la depresión. Y la casa donde vivió en Key West, Florida, contiene sólo algo de su historia y de sus pertenencias.

Los cubanos mantuvieron viva la memoria de Hemingway. Cuatro décadas después de que dejara Cuba, hay aún gente que lo recuerda sentado en sus cocinas tomando un café, bailando en sus bodas.

Hemingway compró Finca Vigía, construida por un arquitecto español a fines del siglo XIX, en 1939, por US$ 18.500. En las frescas mañanas y en mocasines de cuero, produjo "Por quién doblan las campanas" y manuscritos que se publicarían después de su muerte y que incluyen "París era una fiesta" e "Islas a la deriva".

Los uniformes de corresponsal de guerra en el armario recuerdan la cobertura que Hemingway realizó de la Segunda Guerra Mundial. Hay una escultura de Picasso y una vasija tallada del presidente Franklin D. Roosevelt, fotografías de triunfantes expediciones de pesca de alta mar, de fiestas con Ava Gardner y Errol Flynn, y del día en que ganó el Premio Nobel.

Su casa cubana se levanta como una especie de tranquila tumba. A la mayoría de los visitantes sólo se le permite echar una mirada a través de las puertas y ventanas. Gladys Rodríguez, su cuidadora, rara vez permite caminar por dentro. "Queremos que los visitantes sientan que el dueño de la casa puede entrar en cualquier momento y ofrecerles un trago", nos comentó. "No sólo sus escritos hacen inmortal a Hemingway. También esta casa."

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