El
legado de Hemingway está en riesgo
La
Nación Line,
Argentina, 16 de octubre de 2004.
SAN FRANCISCO DE PAULA, Cuba.- La obra de Ernest
Hemingway lo convirtió en ciudadano del
mundo. Pero él hizo de esta pequeña
comunidad de artesanos, sobre las laderas que
rodean La Habana, su único y verdadero
hogar. Hoy los cuidadores de la casa en que vivió
luchan para mantener a esta villa campestre, situada
en una sierra de cara al mar, como él la
dejó hace cuatro décadas.
Es un lugar decididamente masculino, atestado
de libros sobre la guerra y la caza -una biblioteca
con 9000 volúmenes- y decorado con trofeos
de animales africanos y pósters de corridas
de toros. El bar guarda botellas de ron y Cinzano.
En el aparato de música, hay un disco de
Glenn Miller. La mesa está servida para
los invitados.
Pero la casa -conocida como Finca Vigía-
se está desmoronando. El esfuerzo por salvarla,
ya que es tanto un tesoro cultural norteamericano
como una importante atracción turística,
parece amenazado por una tormenta política.
La naturaleza ha sido hostil con esta casa, aseguran
los expertos, con lluvias y vegetación
trepadora que penetró las paredes y las
bases. El techo tiene filtraciones; las paredes
se están volviendo verdes por el moho;
los pisos se curvan, y las termitas se devoran
la estructura de madera. El dormitorio donde Hemingway
escribió algunas de sus mejores obras,
como "El viejo y el mar", está
tan cerca del derrumbe que sus muebles han sido
enviados a un depósito.
"Hemos cuidado de esta casa con gran afecto
durante muchos años porque los cubanos
consideramos a Hemingway uno de nosotros",
afirmó Gladys Rodríguez, presidenta
del Instituto Internacional de Periodismo de La
Habana y una de las principales cuidadoras del
legado del autor en Cuba.
"Vamos a seguir haciendo todo lo que podamos"
agregó. "Pero es imposible negar que
necesitamos ayuda. Este museo pertenece legalmente
a Cuba, pero moralmente a EE.UU."
Freno al rescate
Un grupo de conservadores norteamericano, de
arquitectos y de biógrafos de Hemingway
ofreció ir al rescate de la casa a principios
de este año.
La Fundación de Preservación Hemingway,
liderada por Frank y Jenny Phillips, solicitó
una licencia para ser eximida del embargo de 40
años contra Cuba y que se le permita dar
dinero y enviar expertos para ayudar en la restauración
de la finca. Estimó que el proyecto costaría
entre 2 y 3 millones de dólares.
La administración Bush denegó el
pedido en junio, afirmando que el proyecto apoyaría
al turismo y a la economía del último
sitio comunista del hemisferio. El pedido llegó
en un momento de creciente tensión entre
los dos países.
Molly Millerwise, vocera de la Oficina de Control
de Activos en el Exterior del Departamento del
Tesoro y administradora el embargo contra Cuba
afirmó: "No deseamos favorecer algo
que ponga dinero en manos de Castro". Aseguró,
sin embargo, que se han autorizado numerosos proyectos
de asistencia humanitaria, incluso alimentos y
medicina, y apoya la expansión religiosa
e intercambios académicos y culturales.
Hace dos años aprobó el pedido
de la Fundación de Preservación
Hemingway para proteger el hallazgo de papeles
y fotografías almacenadas en el sótano
de la finca. Los biógrafos de Hemingway
afirman que los papeles, incluidos borradores
de la copia del guión para "El viejo
y el mar", con notas garabateadas en los
márgenes, prometen aclarar una parte de
la vida del autor, que Cuba ha guardado bajo llave
como un secreto de Estado.
Pero el envío de dinero norteamericano
para ayudar a salvar la casa de Hemingway, según
Millerwise, es un tema diferente. El embargo prohíbe
expresamente que EE.UU. apoye "proyectos
relacionados con viajes y turismo que generarían
dinero a la economía cubana". Salvar
documentos preciosos es legal, afirma. Apoyar
al turismo, no lo es.
Thomas D. Herman, especialista en leyes internacionales
de la Fundación Hemingway, aseguró
que la negativa del gobierno refleja una "interpretación
limitada de la ley" y que la finca es mucho
más que una atracción turística.
La fundación planea apelar la decisión
del Departamento del Tesoro a fines de este mes.
Sin embargo, puede no recibir la contestación
antes de las elecciones presidenciales del mes
próximo, aseguró Herman. Pero la
finca no puede esperar. "El próximo
huracán podría causarle un daño
irreparable; es fundamental salvar Finca Vigía
ahora", concluyó.
Leland D. Cott, principal arquitecto del proyecto,
está de acuerdo. "No voy a abrir juicio
sobre si Castro es bueno o malo -dijo-; mi preocupación
es que hay una importante construcción
con valor histórico pudriéndose
en la selva y necesita ser salvada."
"El gobierno cubano no va a durar para
siempre y necesitamos mirar al largo plazo",
agregó. "En estos últimos 20
años perdimos una importante parte de nuestra
herencia cultural, debido a problemas políticos".
Por Ginger Thompson
The New York Times
Traducción: María Elena Rey
Raíces más profundas
SAN FRANCISCO DE PAULA, Cuba.- Finca Vigía,
una ventosa casa de campo ubicada en lomas con
mangos, paltas y ceibos, es considerada el lugar
donde Hemingway dejó sus raíces
más profundas.
El biógrafo A. E. Hotchner afirmó
que Hemingway no tenía ninguna conexión
espiritual con la casa de Ketchum, Idaho, donde
pasó los dos últimos años
de su vida luchando contra la depresión.
Y la casa donde vivió en Key West, Florida,
contiene sólo algo de su historia y de
sus pertenencias.
Los cubanos mantuvieron viva la memoria de Hemingway.
Cuatro décadas después de que dejara
Cuba, hay aún gente que lo recuerda sentado
en sus cocinas tomando un café, bailando
en sus bodas.
Hemingway compró Finca Vigía, construida
por un arquitecto español a fines del siglo
XIX, en 1939, por US$ 18.500. En las frescas mañanas
y en mocasines de cuero, produjo "Por quién
doblan las campanas" y manuscritos que se
publicarían después de su muerte
y que incluyen "París era una fiesta"
e "Islas a la deriva".
Los uniformes de corresponsal de guerra en el
armario recuerdan la cobertura que Hemingway realizó
de la Segunda Guerra Mundial. Hay una escultura
de Picasso y una vasija tallada del presidente
Franklin D. Roosevelt, fotografías de triunfantes
expediciones de pesca de alta mar, de fiestas
con Ava Gardner y Errol Flynn, y del día
en que ganó el Premio Nobel.
Su casa cubana se levanta como una especie de
tranquila tumba. A la mayoría de los visitantes
sólo se le permite echar una mirada a través
de las puertas y ventanas. Gladys Rodríguez,
su cuidadora, rara vez permite caminar por dentro.
"Queremos que los visitantes sientan que
el dueño de la casa puede entrar en cualquier
momento y ofrecerles un trago", nos comentó.
"No sólo sus escritos hacen inmortal
a Hemingway. También esta casa."
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