Castro
"agradece" a Zapatero su vuelta al diálogo expulsando
a un diputado del PP
ABC,
España, 17 de octubre de 2004.
MADRID. El régimen castrista no ha tardado
ni veinticuatro horas en "agradecer"
el último gesto del Gobierno español
de acercamiento hacia la dictadura cubana. Después
de que el presidente José Luis Rodríguez
Zapatero confirmara el viernes en Budapest que
España -como adelantó ABC- está
promoviendo en el seno de la UE un ablandamiento
de la posición común que los Quince
han mantenido desde 1996 sobre el régimen
cubano por su falta de libertades y el nulo respeto
a los derechos humanos, las autoridades castristas
impidieron la entrada a la isla al diputado del
PP Jorge Moragas, a otros dos parlamentarios holandeses,
cuyo país ostenta la presidencia rotatoria
europea, y a dos miembros de la organización
no gubernamental "Cuba en transición".
Moragas, secretario de Relaciones Internacionales
del PP, había anunciado el jueves pasado
su intención de viajar a Cuba para solidarizarse
con los disidentes encarcelados por el régimen,
después de que varios de ellos se ausentaran
de la embajada española durante los actos
del 12 de octubre. Los disidentes se sintieron
ofendidos por el discurso del embajador español.
Carlos Alonso Zaldívar, que invitó
a los opositores en el último momento -una
de las condiciones aceptadas en toda la UE es
que las Embajadas de sus países miembros
inviten a los actos nacionales a la oposición
castrista-, habló durante el acto de abrir
puentes de diálogo con el régimen
y cambiar la postura de dureza de la UE.
Moragas se juntó el viernes en París
en un vuelo de Air France con las dos diputadas
holandesas y los dos representantes de las ONGs.
Al llegar al aeropuerto José Martí,
las autoridades de la isla le informaron que nadie
del grupo tenía autorización para
salir de la zona de tránsito porque su
visado era de turista y había propagado
su intención de entrevistarse con "elementos
contrarrevolucionarios". Durante más
de dos horas, los tres diputados intentaron recibir
asistencia consular. Moragas habló dos
veces por teléfono con el embajador Zaldívar.
Primero, le dijo que acudiría al aeropuerto
y, luego, ante su tardanza, le comunicó
que había mandado a la cónsul. En
la discusión con el agente de seguridad,
recogida por la Cadena Cope entre la primera y
la segunda llamada, el diputado del PP le instaba
a permitirle hablar con el embajador. "Está
en el aeropuerto, ha venido a verme, a protegerme,
usted no permite que el representante diplomático
español proteja a un ciudadano español",
decía Moragas. La contestación fue
clara: "Si no se monta me veré en
la necesidad de arrestarlo, se lo he dicho tres
veces para que después no haya ninguna
situación con relación a esto".
Sí comunicó su viaje a Exteriores
La respuesta del Gobierno español al incidente
no se hizo esperar, aunque el tono de la misma
distó mucho de la valoración sostenida
por el partido que lo sustenta, el PSOE. Mientras
el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel
Moratinos, calificaba de "inaceptable"
la expulsión de Moragas y convocaba "de
manera urgente" a la embajadora de Cuba en
España, Isabel Allende, la secretaria de
Política Internacional del PSOE, Trinidad
Jiménez, calificaba lo ocurrido de "incidente
burocrático" y acusaba al diputado
popular de "intentar llamar la atención"
y de no haberse coordinado con el Gobierno español
al intentar viajar con un visado de turista. Moragas,
sin embargo, demostró a su llegada a Madrid
que el jueves había comunicado por escrito
al Ministerio de Exteriores español su
viaje con visado de turista y sus encuentros "con
amigos del PP".
Al mediodía de ayer, y con Moragas volando
de regreso a España, se produjo el encuentro
en el Palacio de Santa Cruz de la embajadora cubana
con el director general de Política Exterior
para Iberoamérica, Francisco Javier Sandomingo.
Según ha sabido ABC, el representante español
transmitió que el Gobierno considera "inaceptable"
el incidente, al tratarse, sobre todo, de un representante
del pueblo español, y pidió un informe
por escrito acerca de los hechos y de la postura
oficial que asume el régimen castrista.
La embajadora cubana, por su parte, repitió
el mensaje emitido en un comunicado desde Cuba
pocas horas después de la expulsión
de Moragas. Para La Habana, éste intentó
entrar en Cuba "fraudulenta e ilegalmente".
Calificó al diputado español de
"acérrimo enemigo de la revolución
cubana" y denunció que su llegada
a Cuba tenía "la encomienda de ofrecer
"respaldo y solidaridad" a los mercenarios
que operan en nuestro territorio a sueldo de los
Estados Unidos".
Moragas, dice la Cancillería, "es
conocido por sus estrechos vínculos con
el frustrado y patético José María
Aznar, quien se dedica con especial entusiasmo
en estos días a gastar los cinco millones
de dólares que le ha proporcionado recientemente
el presidente Bush para organizar actividades
y eventos contra Cuba, Moragas ha realizado reiteradas
acciones anticubanas en el Congreso de los Diputados
de España. Nos asiste el derecho soberano
a defendernos. Nuestra paciencia tiene límites
y no dejaremos sin respuesta acciones injerencistas
ni provocaciones de enemigos que, al servicio
de la política de Estados Unidos, pretenden
subvertir el orden interno de nuestro país",
concluye la nota.
La intención de Moragas, que ya viajó
en julio a Cuba con visado de turista para entregar
el Premio Sajarov de la UE al opositor Oswaldo
Payá y se entrevistó con otros disidentes
y familiares de presos, era verse con el propio
Payá, con Blanca Reyes, esposa del periodista
encarcelado Raúl Rivero, y con otros disidentes
para manifestarles la "solidaridad"
con su causa.
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Madrid, 2004.
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