"Realmente
fue un sueño hecho realidad"
Hola
Hoy, 14 de octubre,
2004, José Luis Sánchez Pando.
Chicago -- La cubana de Guantánamo, Annia
Portuondo, de 26 años, fue siete veces
campeona nacional de Cuba y en 1996 ganó
la primera medalla mundial de gimnasia para Latinoamérica
cuando consiguió el bronce en salto de
potro en el Mundial de Puerto Rico.
Luego se retiró, emigró en 1997
a Estados Unidos, se casó con Alan Hatch
y puso una escuela de gimnasia.
El sueño olímpico la hizo regresar
y, a pesar de una fuerte lesión, la ahora
ya Annia Hatch trabajó y clasificó
al equipo olímpico de este país
para las Olimpiadas de Atenas 2004.
Allí conquistó dos medallas de
plata, una en salto de potro, su especialidad,
y otra por equipos, lo que la convierte también
en la primera latinoamericana en la historia de
la gimnasia en ganar medalla en una cita olímpica.
Annia, que empezó en este deporte a los
4 años, llega a Chicago ahora para, junto
a otros medallistas, presentarse este sábado
en el UIC Pavilion en la Gira de Campeones de
Gimnasia T.J. Maxx 2004.
¿Qué tiene de especial esta gira?
Lo más importante es que todo el equipo
olímpico está junto y vamos a hacer
diferentes números con música y
luces. Es muy divertido porque nos salimos de
la rutina y el público también lo
disfruta porque puede hablar con nosotros.
¿Es más espectáculo que
evento deportivo?
Sí, porque no hay jueces ni puntuaciones.
Es un bonito show.
¿Cómo asimila ésto un atleta?
Es una oportunidad que tienes para mostrar otra
faceta de tu carácter y divertirte muchísimo
haciendo gimnasia y dándole la oportunidad
al público que te conozca.
¿Qué sientes al ser la primera
latinoamericana en ganar una medalla olímpica
en gimnasia?
Realmente fue un sueño hecho realidad.
Después de 22 años de trabajo, me
sentí muy emocionada y muy orgullosa de
representar a los latinos y ser la primera latinoaméricana
en ganar una medalla en las olimpiadas, aunque
no fue sólo una, sino dos.
¿Cómo ha cambiado tu vida de Cuba
a Estados Unidos?
Mi vida es diferente y mi carrera deportiva igual.
Trabajo duro y las mismas horas, pero con diferentes
propósitos. Ahora mí pensamiento
es divertirme más con mi esposo haciendo
gimnasia y puedo estar orgullosa de mi trabajo
siempre que termino una competencia. En Cuba era
más como un trabajo, siempre tenía
que pensar en representar a Cuba y era más
difícil para mí divertirme. Ahora
es mucho mejor porque estoy haciendo mi carrera
con mi esposo, y eso me hace muy feliz.
¿Qué te gusta más, competir
o enseñar en el gimnasio?
Competir me gusta más porque puedo controlar
mis sentimientos y sé que es parte de mí.
Pero cuando estoy enseñando o voy a una
competencia con mis niñas, no tengo el
control y me pongo muy nerviosa.
¿La buena gimnasta nace o se hace?
Cuando yo era chiquita muchas de las escuelas
en Cuba no me querían porque decían
que tenía los pies planos y el trasero
grande. Creo que entonces sólo me escogieron
porque tenía flexibilidad y fuerza, porque
pensaban que no tenía las condiciones para
ser una gimnasta. Pero les demostré con
mi trabajo, sacrificio y esfuerzo que sí
servía y fui campeona nacional de Cuba
en un año. Y eso me dio a entender que
no sólo puedes hacer gimnasia si tienes
talento, sino que también tienes que trabajar
duro y esforzarte para lo quieras conseguir en
la vida.
¿Quiénes son las personas que más
te han ayudado?
Mi mamá, que está en Cuba, me ayudó
muchísimo. Incluso dejó de trabajar
porque era muy difícil para ella cuidarme
y llevarme a la escuela. Mi esposo Alan y obviamente
mi entrenador en Cuba, René Samsón,
que fue el primero que me hizo entender que la
gimnasia era una cosa muy importante que me podía
dar muchas oportunidades en la vida si trabajaba
fuerte.
¿Hasta cuándo piensas seguir?
Ahora quiero ir al Mundial el año que
viene. Y dependiendo de cómo vayan las
cosas, veré qué hago en el futuro.
¿Por qué la gimnasia latinoamericana
nunca ha destacado?
El problema es que es un deporte muy caro y a
veces es difícil para los países
latinoamericanos. Pero merece la pena.
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