Activistas
protectores de delfines señalan a Cuba
Por Tracey Eaton / The
Dallas Morning News. 14 de octubre de 2004.
LA HABANA - El negocio de exportación
de delfines de Cuba está de nuevo en la
luz de opinión pública después
que las autoridades estadounidenses multaron a
un médico de Nevada con 70,000 dólares
por comprar seis delfines de la nación
socialista.
Graham Simpson, de 53 años, aseguró
que no cree que su compra haya sido ilegal porque
no vivía en Estados Unidos cuando la efectuó.
La multa de Estados Unidos a Simpson en agosto
"envía un mensaje a otros ciudadanos
estadounidenses. Si compran delfines, también
serán sancionados", dijo Ric O'Barry,
un exentrenador de delfines en Flipper, el programa
de televisión de la década de 1960.
Cuba es un importante exportador de delfines
nariz de botella pescados en su entorno natural.
Muchos son vendidos a parques acuáticos
donde los turistas pagan tanto como 150 dólares
para nadar con ellos.
Activistas de organizaciones protectoras de animales
objetan esta industria, que rápidamente
se ha convertido en una empresa de miles de millones
de dólares.
"Los delfines son lesionados en forma rutinaria,
sufren ataques cardíacos o se ahogan en
las redes de captura", asegura Gwen McKenna,
de 50 años, una activista de Toronto. "Muchos
delfines mueren de enfermedades relacionadas con
el estrés", agrega.
Guillermo García, director del Acuario
Nacional de Cuba, dice que está tan preocupado
por los delfines como los demás.
Decenas de miles mueren en las redes de pesca
cada año, asegura. La contaminación
mata a otros. Y no hay que olvidar, dice, los
200 delfines que fueron sacados del agua en las
Islas Salomón en el 2003.
Y se pregunta porqué los activistas tienen
como blanco a Cuba.
"No hay más de 20 delfines cautivos
en Cuba, pero hay más de 900 en Estados
Unidos. ¿Por qué ahora existe tanta
preocupación extrema con los delfines en
Cuba?".
Un artículo de noviembre del 2003 titulado
"¡Torture un delfín cubano en
su tina!" afirmaba que los científicos
marinos cubanos inyectaban a los delfines con
el virus del SIDA para ver si los animales podían
producir anticuerpos.
Para incrementar la intriga, Celia Guevara, hija
del legendario rebelde argentino el Che Guevara,
presuntamente dirigía las actividades,
según escribió Carlos Wotzkow, un
exiliado cubano que vivía en Suiza.
O'Barry, quien ha viajado por Cuba para tratar
de convencer a las autoridades que detengan la
venta de delfines, duda seriamente de que las
acusaciones sean verdaderas.
Wotzkow no pudo ser contactado para que expresara
sus comentarios.
Los científicos cubanos han experimentado
con tiburones para encontrar medicamentos para
los humanos, pero ningún trabajo se ha
realizado con delfines, dijo Maida Montolio, subdirectora
de Ciencias del acuario de La Habana.
"Eso es una tontería. Guevara es
muy profesional. No merece que se diga eso de
ella", aseguró.
Respecto a las exportaciones de delfines Montolio
dice que las ganancias sirven para pagar los gastos,
el mantenimiento y la expansión del acuario.
Los activistas dicen que de 1995 al 2000, Cuba
vendió más de 80 delfines, sobrepasando
a Rusia, con 65, e Indonesia, con 42.
"Cuba y Rusia exportan el mayor número
de delfines porque ambos países experimentan
una situación económica difícil
y ven a los delfines como un artículo desechable
por el que los extranjeros están dispuestos
a pagar muchos dólares", afirma McKenna.
Los delfines pueden venderse entre 20,000 y 60,000
dólares.
Simpson ya se salió del negocio de los
delfines. Pero los activistas no han terminado
su labor y enfocan sus miras a una serie de parques
acuáticos en México y el Caribe.
Estas empresas son los "McDonald's del comercio
de los delfines cautivos", dijo O'Berry,
y tienen de 33 a 70 delfines cubanos.
"Simpson", afirma, "solo es un
pez chico".
|