NOTICIAS
DE CUBA
El
Nuevo Herald
Sin ayuda un mes después de Iván
Efe, EL CAJIO. 15 de octubre de
2004.
Un mes después del paso del huracán
Iván por el occidente de Cuba, los vecinos
de la localidad pesquera El Cajío, casi
borrada del mapa por el paso de dos ciclones en
pocas semanas, esperan mayor atención gubernamental.
Más de 250 viviendas de El Cajío
(unos 50 kilómetros al sur de La Habana),
fueron arrasadas por la furia del huracán
Charley.
Este huracán cruzó de sur a norte
por las provincias habaneras el pasado 13 de agosto,
dejando 4 muertos y pérdidas materiales
valoradas oficialmente en $1,000 millones.
El 13 de septiembre, el paso de Iván por
el extremo occidental de la isla volvió
a azotar la zona y a provocar graves inundaciones.
Un mes después, El Cajío muestra
todavía una imagen desoladora, con viviendas
destruidas, palos del tendido eléctrico
doblados y cientos de vecinos tratando de recuperar
la rutina, a la espera de la reconstrucción
prometida por el gobierno local.
Tania Murgado González, de 35 años,
profesora de una escuela de cursos de superación
de adultos, y su esposo, han logrado levantar
una improvisada habitación donde antes
estuvo un rústico bungaló que el
mar se tragó al paso de Charley.
Tania muestra la pequeña habitación
que logró levantar con maderas, cartones
y planchas de metal recuperadas de entre los escombros
que dejó el mar al retirarse tras penetrar
más de 300 metros en esta comunidad playera,
habitada por unas 2,000 familias.
Charley llegó ''con una mandarria en la
mano. Nadie pensó eso, nos confiamos, tanto
nosotros como el gobierno'', recuerda.
''Las autoridades nos han dicho que el día
15 van a comenzar a rellenar el terreno donde
construirán las nuevas casas, pero dijeron
que ese proyecto demora unos tres años'',
explica.
Mientras tanto, se afana en reconstruir su casa
con materiales recuperados entre los escombros
porque "no tengo presupuesto para hacer nada''.
''Tengo que esperar por el gobierno porque los
productos legalmente en la tienda (en dólares)
no los puedo adquirir. Un saco de cemento vale
casi seis dólares y ¿cuántos
necesito comprar?, yo gano 300 pesos (al mes,
equivalentes a unos 12 dólares al cambio
oficial)'', lamenta.
Tania está agradecida por las donaciones
de ropa que les han hecho llegar a través
de la Oficina del Historiador de la Ciudad, Eusebio
Leal, pero reconoce que a los vecinos "nos
importaría que el gobierno tuviera en cuenta
el problema de los colchones''.
"El televisor y otras cosas son útiles,
pero lo que más necesitamos ahora es aunque
sea una colchoneta o un colchón viejo,
porque hay muchas familias que están durmiendo
en el suelo''.
Aferrado a su terruño cercano al mar,
el pescador Ramón González dice
que no quiere abandonar El Cajío aunque
lo perdió todo con los huracanes.
"No tengo nada, cuando regresé no
sabía ni donde estaba mi casa. Lo único
que quedó en pie fue una nevera fundida.
En 45 años que tengo no había visto
nada igual''.
Ramón, instalado ahora en unas habitaciones
aledañas a la escuela primaria de la comunidad,
se queja de que las autoridades locales ''no han
hecho más nada'', y "debían
tener más preocupación con los que
vivimos en la playa''.
''Todavía hay calles que no tienen electricidad'',
apunta Ramón, que también echa en
falta visitas más frecuentes de las ''pipas'',
los camiones cisterna que reparten el agua.
Francisco Ramaya se suma a las quejas de su vecino:
''Aquí no se ha hecho nada. Estoy seguro
de que Fidel (Castro) no sabe lo que está
pasando en El Cajío''. Ojalá viniera
por aquí''.
''Ha habido poca acción. Todavía
tenemos la basura en la calle. Hubo mucho impulso
al principio, los primeros días después
del huracán'', se lamenta Otilio Velázquez.
Otilio, también pescador, recuperó
de los escombros el techo de su casa y rescató
sus dos frigoríficos que habían
sido arrastrados a 200 metros de su vivienda,
pero "no he podido probarlos para saber si
funcionan''.
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