Habló
joven que viajó en caja de polizón
Univisión
Online, Florida, 6 de
Octubre de 2004.
MIAMI, Florida - Desafiando la posibilidad de
morir asfixiada, la cubana Sandra de los Santos
se encerró en una caja de madera y viajó
como polizón en la barriga de un avión
de carga que aterrizó en el Aeropuerto
Internacional de Miami, a finales de agosto pasado.
Este jueves a las 10 / 9 p.m. Centro, en una entrevista
del programa Aquí y Ahora, la joven de
24 años cuenta en detalle cómo logró
escapar de Cuba para llegar a Estados Unidos.
Vivencias de cómo salí de Cuba...
Todos los años, miles de personas hacen
hasta lo imposible para llegar a Estados Unidos.
Algunos, sin embargo, son más creativos
que otros...
La hazaña que realizó De Los Santos
para huir de Cuba, además de peligrosa,
fue ingeniosa y en los ojos de algunos, hasta
insólita.
La joven, que mide unos 5 pies de estatura y
pesa 112 libras, se autoempacó en una caja
de madera de la empresa de envío de paquetes
DHL, de tan solo 36 pulgadas de largo, 26 de ancho
y 18 de alto. Su propósito: alcanzar el
sueño americano.
Eso fue lo que determinó De los Santos
que tenía que hacer para escapar una vez
por todas del comunismo que reina en Cuba. Aseguró
que nada ni nadie se lo iba a impedir.
"Prefería morir, te lo digo así
con toda lo consciente que estoy ahora que yo
prefería morir antes de vivir una vida
miserable en Cuba", expresó la joven.
Estar en Cuba "es como estar muerto en vida
porque no tienes nada, no puedes...", agregó
De los Santos. "El nivel de control que existe
en la isla es tan grande. Yo no soporto que me
controlen, yo no soporto que me dirijan mi vida".
Desde hace cuatro años, De los Santos
empezó a ahorrar para alcanzar su meta.
Con la venta de tabacos de contrabando, pudo conseguir
una invitación para viajar a las islas
Bahamas desde Cuba.
"Mi idea de salir de Cuba fue tomar a Bahamas
como un punto de referencia, un punto medio para
llegar hacia los Estados Unidos", explicó.
Allí permaneció tres meses, desarrollando
el plan perfecto para realizar su viaje.
Una persona, cuyo nombre no quiso mencionar,
la ayudó en todo el proceso. Pero hasta
para el propio aliado anónimo de De los
Santos, el plan de esconderse en una caja de madera
era simplemente una invitación a la muerte.
"Me dijo que no lo hiciera y le dije: 'Yo
soy dueña de mi vida... Yo te voy a pagar
por hacer esto y necesito tu apoyo; necesito que
hagas diferentes cosas para yo estar segura de
que no van a revisar la caja, de que no hay [personal
de] seguridad y de que se puede hacer' ",
recordó De los Santos.
Ella, quien es huérfana de madre y padre
asegura no tenía nada que perder: "Cuando
entré a la caja, le dije a esta persona:
'mira, llego viva, me cogen o muero. Así
que, no te sientas culpable, ni tengas sentimientos
de culpa porque me estas ayudando, al contrario,
me estas ayudando a liberarme de alguna manera
u otra' ".
La idea original de viajar en una caja la tomó
de los libros de historia. En una ocasión
leyó que durante el Siglo XIX, los negros
esclavos que vivían en Estados Unidos se
escapan hacia Canadá. Ellos lo hacían
viajando en cajas de doble fondo "para obtener
su libertad", manifestó.
De los Santos utilizó una caja para motores
de barco, y sustituyó la carga por ella
misma. Se tomó el trabajo de averiguar
una dirección en Miami, Florida que correspondiera
a un taller de barcos, para remitir el paquete.
Mentalmente se preparó para la travesía:
"Bueno yo entraba, yo entraba a la caja,
pero no la cerraba completamente porque eso lo
hacia yo sola, la superponía a lo que es
la tapa a la caja y ahí practicaba una,
dos, tres horas... Salía bañada
en sudor y yo creo que ya sicológicamente
me fui acostumbrando" al interior de la caja.
Su entrenamiento resultó. El 24 de agosto
de 2004, De los Santos se embarcó en la
caja a través de la compañía
DHL. Estuvo encerrada por más de seis horas,
en silencio y oscuridad total.
Su único "equipaje" dentro de
la caja era una botella de agua y un teléfono
celular, el cual de vez en cuando ensendía
para ver la hora y alumbrarse un poco.
Finalmente decidió salir de la caja, y
luego de asegurarse que todo estaba tranquilo,
comenzó a dar patadas para destaparla.
"Vi a dos personas, yo me río ahora
pero fue ¡wow!... La persona quedó
petrificada: '¡No salgas de ahí!,
¡Quédate ahí!'... Y yo, en
mi subconsciente decía: 'yo lo siento mucho,
pero tengo que pisar tierra", recuerdó
la joven cubana.
Lo cierto es que aunque De los Santos tocó
tierra firme en Estados Unidos, aún no
califica para los privilegios que se le otorgan
a los cubanos que llegan a este país, que
reciben residencia permanente al año y
un día después de entrar al territorio
estadounidense. La razón, las autoridades
la acusan de ser un "polizón".
Pues es ilegal que una persona llegue al país
en un avión o barco sin haber pagado su
boleto o pasaje correspondiente.
En vista de que no puede trabajar y no tienen
a ningún pariente que la ayude en Estados
Unidos, De los Santos vive en la actualidad de
la caridad de la comunidad.
Sus abogados luchan para que sea aceptada bajo
la Ley de Ajuste Cubano, mientras ella asegura
que no volverá a embarcarse en una aventura
de esas proporciones.
"Porque ya estoy aquí (se ríe),
ya llegué y además... Yo no sé
si se puede volver a hacer eso, porque todo estaba
tan a mi favor", reveló la intrépida
mujer.
Cuando termine su odisea migratoria, De los Santos
señala que le gustaría volver a
la universidad para estudiar psicología
o periodismo. Anteriormente, en la Universidad
de La Habana, había completado dos años
de derecho.
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