Cuba:
Prisioneros Políticos, Moneda de Cambio
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Magazine, 30 de noviembre
de 2004.
Los gobernantes del mundo suelen regalar cosas
típicas de sus países como gestos
de buena voluntad. Tradicionalmente, Fidel Castro
ha regalado presos políticos a ilustres
visitantes. Ahora, aparentemente, los canjea por
flexibilidad diplomática.
Cuatro disidentes cubanos han sido liberados
por razones de salud: el poeta y periodista cubano
Raúl Rivero, el más conocido de
los prisioneros cubanos; el economista Oscar Espinosa
Chepe, de 64 años de edad, con serios problemas
de salud, que había sido condenado a 20
años de prisión; Marcelo López,
de la Comisión Cubana de Derechos Humanos
y Reconciliación Nacional, condenado a
15 años; y Margarito Broche, de la Asociación
de Balseros Paz, Democracia y Libertad, sentenciado
a 25 años.
Circulan especulaciones de que la liberación
de estos prisioneros se debe a que la dictadura
de Castro quiso tener un gesto de buena voluntad
hacia el gobierno socialista español, que
promueve el mejoramiento de las relaciones entre
la Unión Europea y Cuba.
Es muy posible que se produzcan algunas liberaciones
más. Pero es casi seguro que Castro no
promulgue una amnistía total, si otros
países europeos, además de España,
no cambian de política hacia la isla. Hasta
ahora, el entusiasmo real sólo procede
de Madrid.
La realidad es que los 75 opositores pacíficos
que fueron condenados a largas penas de cárcel
en abril de 2003 por ser defensores del Estado
de derecho, no habrían sido encarcelados
en un país de gobierno democrático.
Por ello, la Unión Europea aisló
a Cuba de sus programas de desarrollo y suspendió
los contactos de alto nivel con el régimen.
En julio de 1953, Castro encabezó el asalto
militar a un cuartel de la dictadura de Fulgencio
Batista. El suceso provocó la muerte de
más de 100 personas. Castro fue arrestado,
se le permitió defenderse a sí mismo
como abogado, fue condenado a 15 años de
cárcel y dos años después
fue beneficiado por una amnistía.
Sería un grave error moral de la Unión
Europea - ya lo es del gobierno español
- permitir a Castro utilizar como moneda de cambio
a prisioneros de conciencia, reconocidos como
tales por las más importantes organizaciones
internacionales de derechos humanos.
Simplemente, los 75 disidentes encarcelados en
2003 y otros muchos prisioneros políticos
que languidecen en las mazmorras cubanas, merecen
estar en libertad absoluta, sin condiciones.
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