Eloy y sus tres alianzas
Nicolás Pérez Diez-Argüelles.
El
Nuevo Herald, 29 de noviembre de 2004.
El presidente del gobierno español ha
hablado recientemente sobre la necesidad de cambios
en Cuba. No creo mucho en el sujeto, la admiración
que siento por Felipe González es directamente
proporcional a mi rechazo instintivo por José
Luís Rodríguez Zapatero. Un incidental,
su declaración puede perjudicar a Eloy
Gutiérrez Menoyo, que alimenta su supervivencia
en la medida que España, como dijo Mario
Vargas Llosa, parodiando el último libro
de García Márquez, se convierta
en "la p... triste de Fidel Castro''.
Conocí al Gallego a finales de los 60
cuando el guajiro Ramón Méndez Pimentel,
él y yo dábamos vueltas en el patio
de la prisión de Guanajay. De lejos él
es un tipo simpatico, se cuela. No te habla mal
de nadie y cuando tiene que fustigar al prójimo
utiliza la parábola para no comprometerse.
Si se ríe es comedido, no lo hace a carcajadas,
sino sólo con los ojos que se le engurruñan
y frunce la boca como si estuviera chupando un
limón. Es valiente, me han dicho amigos
del Segundo Frente que no les teme a las balas.
En Isla de Pinos estuvo a la altura de las circunstancias.
Lo anterior, séase currículum o
espejismo, le ha valido que periodistas exiliados
brillantes e informados le rindan respeto, y lo
más triste, tributo.
Ya si ves a Eloy a media distancia te confunde,
pero no te convence. Es el único san Pablo
de Tarso que ha encontrado el camino de Damasco
varias veces: por la mañana persigue a
los cristianos, al mediodía a los romanos
y al anochecer les va arriba de nuevo a patadas
y a mordidas a los seguidores de Cristo. Es alguien
aparentemente indescifrable y más difícil
de apretar que una anguila en un puchero de aceite.
Entre las figuras de la revolución cubana
sólo un hombre lo supera en sus incongruencias:
Castro.
Ya si le clavas los ojos de cerca comienzas
a adentrarte en un drama griego, porque la mano
derecha de Eloy ignora lo que hace su izquierda,
padece de dislexia ética y estrabismo estratégico.
Era por 1957 un simpático cantinero que
preparaba mojitos y daiquirís en su bar,
el Eloy Club de la calle Línea. Tengo entendido
que formó parte del segundo grupo que por
problemas logísticos no pudo llegar a tiempo
al asalto a Palacio. Cuando matan a su hermano
Carlos el 13 de marzo se alza en el Escambray
combatiendo un régimen dictatorial y se
convirte en el guerrillero más importante
de esta cordillera villareña.
El primero de enero de 1959 Castro, que no cree
en los peces de colores, lo excomulga y convierte
conjuntamente con los muchachos del Directorio
13 de Marzo en la primera camada disidente frente
al poder fidelista. A mediados del mismo año,
en un oscuro episodio, Eloy se presta a delatar
a la mal llamada Conspiración Trujillista.
Esta es su decisión que menos entiendo,
yo no tendría el valor de traicionar ni
a mi peor enemigo: esta fue su primer alianza
con Castro.
El Gallego se asila por el 61 en Miami y regresa
a la isla creo en el 65, desembarcando a tiro
limpio en Pinar del Río y desplegando un
gran arrojo. Lo capturan y se presenta en la television
cubana, y sin transición ni argumentos
desalienta la lucha armada contra el castrismo,
calificando su acción patriótica
de error. Segunda alianza con Castro. Sobre el
incidente, el propio Eloy me explica que lo hizo
porque le dijeron que iban a fusilar a sus tres
compañeros de desembarco, y que a él
lo dejarían vivo. Su justificación
nunca me convenció. A Julio Hernández
Rojo le hicieron la misma amenaza y no habló
por televisión, renegando de su lucha al
frente de los estudiantes cubanos.
Luego Eloy llega a prisión y se comporta
dignamente. Cuando el Grupo de los 75, encabezado
por mi admirado amigo Bernardo Benes, va a Cuba
a lograr la libertad de los presos politicos cubanos,
Menoyo provoca una mini ''protesta de Baraguá'',
algo hermoso, y rechaza ser puesto en libertad.
La inutilidad de su gesto no empaña su
grandeza.
Años después carena en Miami y
recientemente regresa a la isla, y algo que es
como para dar gritos, no para hacerle oposición,
sino el juego, al castrismo. Con insistencia de
jiribilla enloquecida ataca a Gustavo, Vladimiro,
Payá, Elizardo, Martha Beatriz Roque y
el resto de la disidencia, acusándolos
de ser agentes de la Sección de Intereses
de los Estados Unidos. Esta ha sido su tercera
alianza con Fidel Castro Ruz y la más reveladora.
Tres pactos incomprensibles y Menoyo prosigue
en sus marchas y contramarchas sin saber de donde
viene ni adonde va. Porque si le quitamos su osadía
sin límites, sólo queda en él
una ambición ilícita que se ha ido
en vicio. En elecciones democráticas un
candidato que basa sus campañas en mentiras
es cívicamente censurable. Pero que frente
a un poder totalitario él intente destruir
a sus aparentes aliados de la disidencia con acusasiones
falsas, cuya lectura es traición a la patria,
es mucho más grave y algo que el cubano
no perdona, me refiero a un gesto de mal gusto
y que carece de educación. No es que esté
jugando con candela, es que el ex jefe del Segundo
Frente Nacional del Escambray está históricamente
que arde. Hace 512 años los españoles
quemaron al indio Hatuey por no creer en el infierno,
y quién sabe Eloy sea el primer español
que va a ser quemado por los indios por no creer
en Cuba.
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