Cuba,
sorda ante el mundo
El
Tiempo, Colombia, noviembre
24 de 2004.
Es difícil entender que un país
sometido a un duro bloqueo económico por
parte de Estados Unidos se empeñe en conductas
que no hacen sino agudizar su aislamiento internacional.
Es el caso de la terca actitud de Cuba de hacer
oídos sordos a los llamados de Europa,
el continente que podía darle respiro económico
y político, para que ponga fin a la implacable
persecución que emprendió el año
pasado contra su débil oposición
interna.
Esta actitud produjo la semana pasada un nuevo
y duro pronunciamiento del Parlamento Europeo,
que rechazó, mediante una resolución
aprobada por amplia mayoría, la posibilidad
de reactivar las relaciones, actualmente congeladas,
de la Unión Europea con la isla, mientras
no sean liberados los disidentes políticos
y no haya avances significativos en materia de
democratización. Cabe recordar que en marzo
del año pasado el gobierno cubano desató
una ola de represión contra la incipiente
disidencia civil, que terminó con el encarcelamiento
de 75 personas, entre ellas 29 periodistas independientes
-sindicados de "mercenarios" y "agentes
del imperialismo yanqui"- que hoy purgan
penas hasta de 27 años. El más prominente
de ellos es Raúl Rivero, un poeta y escritor
de 59 años que fundó Cuba Press,
la primera agencia independiente de prensa cubana,
que fue elegido como delegado de la Sociedad Interamericana
de Prensa (SIP) en la isla y está condenado
a 20 años. Riveros recibió este
año el Premio Mundial de Libertad de Prensa
Guillermo Cano, que otorga la Unesco.
Desde cuando el gobierno de Cuba desencadenó
su ofensiva contra los disidentes, conocida como
"la primera negra", no han cesado en
todo el mundo los llamados y declaraciones en
favor de su libertad por parte de las más
diversas organizaciones humanitarias y religiosas,
asociaciones profesionales y personalidades. Incluyendo
a algunas que siempre simpatizaron con la revolución
cubana, como el Nobel portugués José
Saramago, que acaba de visitar a Colombia. Poco
antes de la resolución del Parlamento Europeo,
la SIP había formulado, en su última
asamblea general, otro llamado a favor de la liberación
de los presos políticos y los periodistas
presos.
Pero nada de esto ha conmovido a La Habana. La
gran pregunta es por cuánto tiempo, y a
qué costo político en sus relaciones
internacionales, podrá ignorar Fidel Castro
este clamor universal.
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