No
al totalitarismo; Sí a la educación en libertad
La
Prensa Libre, Costa Rica, 21 de noviembre
de 2004.
A estas alturas del siglo XXI, y tras presenciar,
un día sí y otro también,
por más de 45 años, los atropellos
perpetrados por el régimen cubano en contra
de sus propios ciudadanos, resulta intolerable
la actitud de algunas agencias noticiosas, de
unos pocos funcionarios costarricenses y de algunos
pobres diablos, pagados y adoctrinados por el
consulado cubano, que siguen divulgando a través
de cuanto medio les es posible, "las bondades"
de la dictadura y el supuesto "respaldo a
las iniciativas de sus representantes".
Costa Rica, con la misma fuerza moral con que
interpeló a dos de sus ex presidentes,
para que rindieran cuentas claras ante el pueblo,
debe ahora señalar con el dedo a quienes
en el Continente, asesinan, encarcelan y lastiman
a miles de personas, por el sólo hecho
de pensar diferente. No es hora de andar con medias
tintas: es momento de decir las cosas como son,
de exigir apertura, respeto por los derechos humanos
elementales y responsabilidad por parte de las
autoridades cubanas.
No podemos los ticos, como tampoco deben hacerlo
quienes viven en otras democracias iberoamericanas,
seguir actuando de manera complaciente, con disimulo
e hipocresía, ante los insultos proferidos
por los miembros de la dictadura comunista de
Castro; tampoco podemos poner oídos sordos
al clamor de miles de exiliados, de intelectuales
y representantes de gobiernos amigos de la libertad
y de la paz, quienes han expresado públicamente
su condena a la situación que ha vejado
a la isla caribeña por tanto tiempo.
Nuestra más enérgica condena debe
ser patente para quienes han venido a nuestro
suelo, a burlarse de los acuerdos, a estampar
su firma en convenios que no cumplirán,
a seguir promocionando un sistema sangriento y
conculcador de derechos.
¿Cuántos muertos y encarcelados
más necesita la humanidad para enfrentar
la cruda realidad cubana y pedirle cuentas a los
que la han causado?
¿No son suficientes los 40.000 fusilados
en El Paredón, los presos de conciencia,
los muertos en el mar, las miles de almas que
viven y mueren en el exilio añorando volver
a una tierra libre? ¿Qué más
pruebas necesita América Latina para definir
su posición, como lo han hecho las naciones
europeas y otras muchas del mundo civilizado?
¿A cuántas otras cumbres, reuniones
y foros acudirán los esbirros de la dictadura
cubana a seguir insultando, mintiendo y atacando?
Esperamos que las distintas naciones de la región,
incluyendo la nuestra, tengan la misericordia
y la hidalguía de manifestarse, en esta
ocasión, con una postura valiente y clara
que no permita duda en cuanto a la censura contra
el atropello sostenido de hombres y mujeres en
la isla caribeña.
Desde esta tribuna le hacemos un llamado al presidente
de la República, Abel Pacheco, y al canciller
Roberto Tovar Faja, para que no olviden que al
igual que otros países en crisis, como
Haití, la Cuba de Maceo y de Martí,
espera por la mano amiga de naciones libres y
democráticas, que defiendan a capa y espada
estos principios y den muestras de su solidaridad
para con los más atribulados. La oportunidad
de hacerlo, la brinda hoy la XIV Cumbre Iberoamericana
de Jefes de Estado y de Gobierno. Ustedes tienen
la palabra.
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