"Corralito"
a la cubana
Agencias La Habana. Aurelio Pedroso,
La Vanguardia,
España, 31 de octubre de 2004.
A partir del 8 de noviembre, el peso convertible
comenzará a circular en sustitución
del dólar de EE.UU. en territorio nacional",
anunció Fidel Castro en un comunicado leído
en la televisión cubana el 25 de octubre.
La noticia conmocionó la isla y coincidió
con una crisis de "apagones" que ha
creado gran malestar entre la población,
poco días después de la caída
accidental de Castro y a una semana de las elecciones
de EE.UU.
"La población puede mantener en su
poder, sin restricciones de ningún tipo,
dólares de EE.UU. o cualquier otra moneda
convertible en cualquier cantidad", enfatizó
Castro. Es decir, ahora los cubanos pueden mantener
en sus cuentas dólares en los bancos sin
penalización, pero no podrán utilizar
el dólar para transacciones comerciales
en la isla. El peso convertible, conocido como
chavito y que fue introducido en 1995, se cambiará
1 por 1 con el dólar, como hasta ahora.
El billete verde comenzó a circular en
Cuba desde comienzos de 1990, cuando el Gobierno
castrista se vio obligado a realizar reformas
liberales para compensar la pérdida de
la ayuda y el comercio soviético. La posesión
de dólares fue legalizada en 1993 y desde
entonces ha sido la moneda para comprar en las
choppys (del inglés shopping, tiendas en
divisas), donde se abastece la mayoría
de la población.
El adiós al dólar afectará
especialmente a miles de cubanos que reciben remesas
de familiares de EE.UU., que a partir del día
8 tendrán un gravámen del 10% en
sus cambios de dólares en efectivo si no
reciben en euros u otras divisas. Para los cubano-norteamericanos,
que envían a Cuba remesas desde E.UU. a
Cuba a través de la Western Union, la cosa
será complicada ya que esta empresa tiene
que entregar el dinero en dólares por exigencia
del Departamento del Tesoro norteamericano. Así,
una buena grieta se ha abierto en la sociedad
cubana. Entre los que lo poseen y los que no.
En ausencia de cifras oficiales, el sector financiero
estima en varios centenares de millones de dólares
el montante de billetes americanos circulando
en la isla.
Para los expertos, Castro ha tomado una decisión
sumamente arriesgada dejando fuera de juego al
billete verde. Para un banquero occidental se
trata de "una razzzia sobre los dólares".
"Se sustituye una moneda buena por otra
en la que no hay confianza", agregó.
"¿Las emisiones de billetes de pesos
convertibles van a correponder a los dólares
que entren en caja o van dar la manivela de crear
dinero", se preguntó. El riesgo de
inflación se ha incrementado así
poderosamente, dijo.
En su opinión, "la única cosa
que crea esta medida es dudas, y las empresas
no aman la incertudumbre". Consecuencia previsible,
"las inversiones extranjeras en Cuba, ya
en caída libre desde hace tres años,
no se van a dirigir a la isla", agregó.
El Gobierno cubano descartó consecuencias
para el comercio o las empresas que operan en
el país y reiteró que la sustitución
del dólar se debe al endurecimiento de
la política de EE.UU. contra la isla. El
último acontecimiento de esta naturaleza
es el conocido caso del presunto lavado de más
de 4.000 millones de dólares en la Unión
de Bancos Suizos aún sin respuesta final,
pero que conllevó a una multa por parte
de la Reserva Federal de 100 millones de dólares
a la UBS.
Según el presidente del Banco Central
de Cuba, Francisco Soberón, la medida no
afectará tampoco al sector turístico,
porque el 75% del turismo procede de Canadá,
Gran Bretaña y países de la zona
euro.
Aún así, es de suponer que el dólar
vuelva a introducirse en las redes del mercado
negro, apreciación que sólo el tiempo
podría confirmarla y de la que Cuba no
sería una excepción. Por una simple
razón, como lo ha calificado un especialista:
"el dólar tiene valor universal; el
peso convertible, local".
El euro, entretanto, continuará vigente
en la playa de Varadero y algunas zonas de la
cayería norte antillana. En 2003, el entonces
ministro de Turismo, Ibrahim Ferradaz, pronosticó
que en enero de este año ya estaría
en La Habana. Diez meses después, ni Ferradaz
permanece en su cargo y aún en la capital
el euro no factura daiquirís en El Floridita.
Ahora, podría ser su oportunidad.
Expertos cubanos residentes en el exterior califican
la medida como un intento por , la moneda fuerte
capaz de paliar la difícil situación
por la que atraviesan las arcas estatales cubanas.
Carmelo Mesa-Lago, profesor Emérito de
Economía de la Universidad de Pittsburg,
ha dicho que "de momento esto sugiere que
están absolutamente desesperados por conseguir
dólares, que podrían conseguir a
corto plazo, pero a largo plazo creará
problemas mayores".
Lo cierto es que muchos en las calles de La Habana
ya están considerando que el gravamen no
es otra cosa que otro aumento encubierto de los
precios de productos de primera necesidad en los
establecimientos de venta en dólares, ya
de por sí elevados hace tan sólo
unos meses entre un 10 y 15%.
Las cifras de dólares que la población
cubana pudiera tener fuera del sistema bancario,
aunque desconocidas, bien pudieran ser respetables,
en atención a cálculos de entidades
internacionales, que estiman en torno a los 800-1.200
millones de dólares que por concepto de
remesas ingresan cada año.
Estos envíos, de hecho han comenzado a
reducirse en virtud de leyes de la administración
Bush que limitan la cuantía y obligan a
los cubanos residentes en EEUU a visitar la isla
sólo cada tres años.
A la mañana siguiente de dada a conocer
la resolución, los bancos cubanos alcanzaron
records de asistencia de clientes. Por vez primera
desde su fundación, uno de ellos, el Banco
Metropolitano, perteneciente al grupo Nueva Banca,
se vio atestado de personas que acudían
a preguntar y... abrir nuevas cuentas en dólares.
El jueves, primer día de canje, hubo una
afluencia notable y desacostumbrada a los 1.660
puestos de cambio . habilitados.
Lo no previsto por los analistas, que la gente,
lejos de guardar los dólares en casa, fuese
a depositarlos amparados en el artículo
correspondiente de la resolución que les
permitiría obtener cuando así lo
desearan lo mismo dólares que pesos convertibles
sin gravamen alguno.
Sin embargo, otra mucha gente ha preferido mantener
de momento el dinero en su casa porque avizoran
una suerte de corralito (en un momento imprevisto,
el peso convertible podría dejar de ser
cambiado por dólares, como ocurrió
en Argentina) a la cubana.
Entre las reacciones más variadas de la
ciudadanía, algunos dan por sentado que
ese paso llegará inexorablemente dada la
carencia de divisas fuertes. Son los que ahora
se limitarán a un canje parcial y conservar
bajo la almohada o en cajas de zapatos los dólares.
"Yo no sé qué voy a hacer
con unos dólares que guardaba para Navidad,
si cambiarlos por los convertibles, abrir una
cuenta bancaria, o gastarlos todos", decía
Maritza, una indecisa ama de casa que recibe varias
remesas al año de familiares residentes
en EE.UU.
Un jubilado, que esperaba cambiar dólares
por pesos, opinó que esta medida "no
hará daño a EE.UU., pero sí
a los que mandan las remesas y a los que las recibimos
aquí".
En Miami, en un célebre restaurante de
La Pequeña Habana, Julissa García,
que llegó a Florida en 1960, dijo que ella
va a enviar 400 dólares a su cuñada
enferma de cáncer. "Está a
punto de morir y mi hermano necesita ayuda",
dijo. A su vez, Leslie Lozano, que también
pertenece a los 1,5 millones de exiliados cubanos
en EE.UU. dijo que seguirá enviando dinero
a Rogelio, el hijo de su ex-novio, "porque
la gente de allá no tiene nada".
Aquí y allá, todo el mundo parece
en trance monetario. No sólo una gran operación
financiera ha comenzado, sino también un
inmenso culebrón popular.
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