OLA
REPRESIVA
El derecho de los
cubanos a vivir (I)
María Elena Alpízar,
Grupo Decoro
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - Dos premios
Nobel y otras once personalidades insisten en
repetir la versión del régimen castrista
de que los 75 disidentes, periodistas independientes
e intelectuales cubanos procesados y condenados
en abril de 2003 son agentes pagados de los Estados
Unidos.
Los patriotas cubanos integrantes del Grupo de
los 75, sentenciados en juicios sumarios sin garantías
a severas e injustas penas, no eran pagados ni
estaban dirigidos por los Estados Unidos, como
expresa la declaración firmada por los
13, y publicada en un periódico oficialista
cubano.
Difícilmente un "agente" de
una potencia tan poderosa como los Estados Unidos
habite una vivienda en condiciones paupérrimas.
Este es el caso del disidente Margarito Broche
Espinosa, presidente de la proscrita Asociación
Nacional de Balseros "Paz, Democracia y Libertad
del Centro Norte de Cuba", condenado a 25
años de privación de libertad en
los citados procesos judiciales.
El reo de conciencia -nominado así por
Amnistía Internacional, al igual que los
otros 74- tiene su residencia oficial en un cuartón
carente de divisiones, cuyo piso es de tierra,
sin servicio sanitario, agua ni cocina. Su dirección
es: Ave 39 No. 1603, entre 16 y 18, Caibarién,
Villa Clara, por si estas 13 personalidades quieren
ver el inmueble donde habitan Broche y su familia.
Digo esto porque muchos de estos personajes visitan
a menudo la Isla y se hospedan en tremendos palacetes,
o en hoteles de lujo que el régimen pone
a su disposición, pero que ni por ensueño
pueden hacerlo los cubanos.
Un poco más al centro del país
tiene su humilde casa otro "agente",
el reo de conciencia Omar Pernet Hernández,
condenado también en los mencionados juicios
de abril de 2003. La vivienda de Pernet, aunque
tiene piso de cemento, carece también de
servicio sanitario y no tiene agua corriente.
Pero cuando llueve se moja más adentro
que afuera debido al mal estado del techo. La
dirección: 2da. Del Oeste No. 124-A entre
5ta. y 6ta. del Sur, Placetas, Villa Clara, por
si los 13 personajes mencionados quieren ver la
casa.
Además de vivir en condiciones miserables,
Pernet Hernández trataba de subsistir vendiéndole
a la población, en una vieja bicicleta,
caramelos fabricados en casa, a escondidas de
la policía política, pues esa venta
ilícita se convierte en un "gran delito"
si es realizada por disidentes.
Omar Pernet Hernández tenía en
su domicilio una biblioteca independiente ("20
de mayo"), de la cual era director. El tesoro
incalculable que le ocuparon consistía
en cientos de libros que le hacían llegar
no sólo el gobierno de los Estados Unidos,
sino otros gobiernos democráticos, como
también muchas personas libres y honestas
del mundo.
Si detallo cómo vivían los 72 hombres
restantes y la única mujer que conforman
el Grupo de los 75, este comentario caería
en la monotonía, ya que todos, de una manera
u otra, vivían precariamente, contrario
a lo que el régimen pregona y las 13 personalidades
afirman.
Asimismo, en la declaración de los 13
se dice que Cuba, en esta nueva sesión
anual de la Comisión de Derechos Humanos
de Naciones Unidas "como en años anteriores,
está siendo puesta en la silla de los peores
culpables", pues la acusación está
centrada en las sentencias que la "justicia
cubana dictó contra 75 disidentes el año
pasado".
La "justicia cubana" efectuó
procesos sumarísimos sin brindarles las
garantías necesarias para su defensa a
ninguno de los imputados.
Hubo casos en que los acusados conocieron a sus
abogados defensores unas horas antes del juicio,
y éstos, a su vez, conocieron el expediente
judicial en igual tiempo.
Como es obvio en la Cuba de Castro, los tribunales
que juzgaron a periodistas y opositores pacíficos
no fueron independientes, ni nunca se presumió
la inocencia de los imputados, ni tampoco los
juicios fueron públicos, pues nada más
que pudieron asistir algunos familiares de los
acusados, los testigos de cargo y los espectadores
elegidos por la policía política
del régimen.
La "justicia cubana" violó los
artículos 10 y 11 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos en los procesos
sumarios contra 75 inocentes patriotas cubanos.
En la actualidad, a los 75 el régimen
les está quebrantando lo establecido en
el artículo 5 de la propia Carta Universal,
pero no sólo a ellos, sino también
a centenares de presos políticos. Además,
las decenas de miles de reos recluidos en los
más de 300 establecimientos penitenciarios
que existen en el país están sometidos
a torturas, a tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Las 13 personalidades firmantes de la declaración
deben preguntarse: ¿Por qué el régimen
de Castro no le permite a los organismos internacionales
la entrada a las prisiones cubanas?
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