PRENSA INDEPENDIENTE
Marzo 23, 2004

SALUD PUBLICA
El fondo de las amalgamas

Ricardo Roselló

LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - Lisandro Rodríguez Hernández, de 10 años, integra la nómina de los niños discapacitados que aún no han sido atendido, en un país que dice hacer tanto por la salud del infante.

Rodríguez es residente en calle Compostela No. 362 apto. 5 entre Obrapía y Lamparilla, Habana Vieja.

El núcleo familiar está integrado por cuatro personas: el niño, su mamá, papá y una hermana de 14 años. Las condiciones de la vivienda son pésimas: existen filtraciones continuas y la vivienda se compone de una habitación con barbacoa, baño y cocina.

Un familiar cuenta que a principios de julio de 2003 Rafael Rodríguez Rojas, padre del niño, se sintió airado y con impotencia por una noticia de la televisión. El periodista oficial decía que no había ningún niño en Cuba que se hubiera quedado sin visitar. Se refería al censo de discapacitados que realizó el gobierno el pasado año, auspiciado por el Consejo de Estado quien aporto unos millones para desarrollar ese urgente proyecto de salud por un abandono de décadas.

Indignado por el engaño de la propaganda envió una misiva al Consejo de Estado, haciendo ver que su hijo, que tiene un padecimiento neurológico no tratable, no había sido beneficiado con ese Censo, que jamás fue visitado y que vivía en deplorables condiciones para su desarrollo mental.

Añade el familiar que la respuesta llegó a Rojas en pocos días. El Jefe del Departamento de Atención a la Población le decía que el caso iba a ser enviado al Organo del Gobierno Provincial para su atención y respuesta. Por su parte, Rodríguez Rojas y su esposa Marilin Hernández iniciaron gestiones para documentar su caso.

Luego de transcurrir un mes obtuvieron un certificado clínico sobre Lisandro realizado entre defectólogos y trabajadores sociales.

El especialista indicaba que "el niño tiene que convivir todo el tiempo al lado de la cocina (por el estado de hacinamiento del cuarto). Más adelante aclara que "…no hay ventilación ni espacio para el moverse".

Prosigue diciendo, que "ese niño no califica para ninguna institución por sus características, teniendo que estar en su casa por el resto de su vida". Y recomienda que "gestionen con la Dirección de la Vivienda (local) las posibilidades de mejorarle las condiciones a este discapacitado ayudando a su calidad de vida. Necesita vivienda con amplitud y ventilación en cualquier lugar".

La familia Rodríguez-Hernández siguió la recomendación. Enviaron una copia del caso al Consejo Popular de Habana Vieja, donde fue archivado como expediente de caso grave. Y otra a la Dirección de Vivienda del municipio, donde se reunieron con el titular, quien los envió a un departamento interno, Control de Fondo, priorizando el caso para la entrega de una habitación con las condiciones requeridas.

No obstante, autoridades plantean que para poder vivir en el casco histórico de la Habana Vieja, la Oficina del Historiador debe liberar un fondo (una vivienda) habitacional.

Así pues, martes tras martes, como se les indicó, los padres acuden desde octubre del pasado año a dicha oficina de Control de Fondo por una respuesta que se dilata.

Martes por martes los Rodríguez-Hernández se sientan al pie de la Dirección de la Vivienda esperando que ocurra un milagro.

El pasado febrero, afanados tras una vivienda desocupada, la familia encontró una en la calle Habana 212, al conocer que el núcleo que la ocupaba abandonaba el país.

A raíz del hecho, Rojas envió carta al doctor Eusebio Leal. La respuesta, que llegó el 1 de marzo del presente, decía no acceder a su solicitud, ya que el mencionado fondo había entregado en calidad de reubicación temporal a un núcleo de la calle Lamparilla 156, afectado por el proceso inversionista que viene efectuando la Oficina del Historiador en el Centro histórico.

Rojas y familia tendrán que tener paciencia, y esperar por los cientos de familias afectados por dicho proceso. Y de hecho hasta que no se libere una vivienda adecuada a las urgencias de este caso priorizado, Lisandro Rodríguez Hernández, con sus limitadas potencialidades mentales, tendrá que seguir durmiendo junto a su hermana, orinándose a todas horas, y pagando su insuficiencia, junto a la de otros.



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