SALUD
PUBLICA
¿Y mi hija qué?
Tomás González-Coya
SANTA CLARA, marzo (www.cubanet.org) - El hospital
ortopédico Frank País, ubicado en
Ciudad de La Habana, tiene fama mundial. Se dicen
maravillas de la atención y logros -en
ocasiones casi milagros- que exhibe ese centro
asistencial.
Ilusionado por esos cantos de sirena, Armando
Veitía, un trabajador por cuenta propia
residente en la ciudad de Santa Clara, se desveló
por conseguir que su pequeña hija de 9
años fuera atendida por los especialistas
del "Frank". Yenislaidys Veitía
Campos, que es como se llama la niña, presenta
una espina bífida de columna cervical y
lumbar.
Ese es el diagnóstico ofrecido por el
especialista de la policlínica capitán
Roberto Fleites, de Santa Clara, donde reside
la familia. Pero el mismo doctor indicó
para su cura un aparato que no se puede fabricar
en Cuba debido a la ausencia de la materia prima,
pero que tampoco es el que necesita. ¡Vaya
error!
El 15 de octubre de 2002 fue la esperada consulta.
Dayami Campos, la mamá, hizo el viaje con
la pequeña hasta La Habana. Llevaba en
su corazón la esperanza de lograr una indicación
que pusiera fin a la fatiga y el cansancio constante
que manifiesta la niña a causa de su enfermedad.
Pero todo se desvaneció cuando la asistente
del Dr. Jorge Molgado, con la historia clínica
en sus manos, le dijo: "el doctor no va a
atender este caso". Como es lógico,
la reacción de Dayami fue explosiva. Aquello
no era una respuesta, era un mazazo para una madre.
Así las cosas, "la próxima
parada" fue la dirección del hospital,
desde donde, después de ofrecer a la angustiada
mamá un sinnúmero de vagas explicaciones,
orientaron al obstinado galeno que la atendiera.
"Luego de varias horas de espera en el salón,
la asistente me llamó", explica Dayami.
"El doctor Molgado echó un vistazo
a la hoja clínica y me dijo que la niña
no va a quedar inválida, que con la enfermedad
que tiene puede vivir hasta sin tratamiento. Dicho
y hecho. No indicó nada".
Madre e hija regresaron a su ciudad desilusionadas.
La consulta de la policlínica del barrio
era la única alternativa que les quedaba.
Pero nada han logrado. Inexplicablemente la niña
carece aún de tratamiento. Mientras tanto,
Yenisleidys continúa ausentándose
de su escuela cada vez que entra en crisis.
"Esa es la esmerada atención médica
que recibimos los cubanos; es decir, la mayoría
de los cubanos", expresó la madre
casi llorando. "Después de la experiencia
vivida, y escuchando el demagógico discurso
de los logros de la revolución, no me quedará
otra alternativa que llevar mi niña al
Noticiero Nacional de Televisión, o a la
Mesa Redonda, para ver si le brindan ahí
la magnífica atención de que tanto
alardea el gobierno, y que sólo brindan
los médicos cubanos en sus misiones internacionalistas,
o en Cuba, si el paciente es extranjero".
Hoy, en el humilde hogar de la familia Veitía
Campos, en Santa Clara, sólo se respira
desesperación e incertidumbre. Yenisleidys
continúa alimentando la esperanza de verse
algún día curada de su dolencia.
Lo cierto es que Cuba se ha convertido en candil
de la calle y oscuridad de la casa. Para alguien
que reside en el interior del país resulta
casi imposible lograr un remitido para alguno
de los hospitales nacionales. Quienes lo logran
pueden correr la misma suerte de esta niña,
pues la orden -por lo menos en el Frank País-
ha sido clara: "No se puede atender a nadie
del interior". Pero esta orientación
no alcanza a los pacientes foráneos; más
bien fue dictada para beneficiarlos. Ya son cotidianas
las imágenes de niños venezolanos
que arriban a nuestros centros asistenciales privados
de su locomoción, y regresan por sus propios
pies. Esa visión no pasa inadvertida para
Armando Veitía, que resumió iracundo
el sentir de la mayoría de los padres cubanos.
"Muchos médicos para Venezuela; muchos
niños venezolanos para ser curados en Cuba.
¿Y mi hija qué?"
Detienen e imponen multa a ex prisionero de conciencia
LA HABANA, 16 de marzo (Reinaldo Cosano Alén
/ www.cubanet.org) - El ex prisionero de conciencia
Javier García Pérez, residente en
la capitalina barriada de El Cerro, fue detenido
el pasado 13 de marzo desde las 6 y 30 de la tarde
hasta la mañana siguiente en que fue liberado
luego de pagar una multa en la cuarta estación
de policía, en Manglar y Amenidad, en el
propio municipio. García Pérez fue
arrestado por el jefe de sector de la policía,
normado Arnaldo.
"El oficial Arnaldo", expresó
García, "llegó a la esquina
de mi vivienda, donde acostumbramos a reunirnos
un grupo de vecinos, particularmente jóvenes.
Pidió identificación a todos, pero
sólo a mí me dijo que tenía
que acompañarlo. Me negué, diciéndole:
"¿Por qué sólo a mí?
¿Qué le he hecho para que usted
me detenga? ¡No voy a ir ni a las buenas
ni a las malas!". A lo que el oficial respondió
que ya estaba cansado de mí, que yo lo
estaba desafiando, que era una falta de respeto
a la autoridad y me conminó a fajarnos.
Acepté el reto, pero los presentes evitaron
el encontronazo a los puños. El oficial
pidió ayuda. Rápido acudieron seis
carros patrulleros a efectuar la detención.
Los carros se llenaron con mis vecinos, quienes
quisieron presentarse como testigos del incidente.
Me quiso acusar por atentado, pero no pudo prosperar
la denuncia, que fue cambiada por falta de respeto
a la autoridad. Me impusieron una multa de doscientos
pesos y me dejaron ir al otro día".
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