PRENSA INDEPENDIENTE
Marzo 16, 2004

SOCIEDAD
Atentado en Madrid ¿Quién lo hizo?

Miguel Saludes

LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - Los ecos de las explosiones aún no se han apagado. La muerte y el horror se enseñorean en Madrid. Las acusaciones sobre el autor de la masacre se dirigen a varias posibles fuentes. Las más probables son la organización vasca ETA y la árabe Al Quaeda.

¿Quién lo hizo realmente? En esta tarea se involucran activamente lo cuerpos de investigación especializados, pero desde ahora, aunque nunca se llegue a saber la identidad de la organización que ha realizado tan nefasto acto, hay que tener la plena conciencia de que todas tienen la misma identidad y el mismo rostro. Quien quiera que haya sido el perpetrador del crimen no tiene más que un solo apellido: bárbaro fascista. Lo demás son sólo nombres que sirven para diferenciar en algo a estos hermanos carnales del odio.

¿Quienes fueron las víctimas? Obreros, estudiantes, emigrantes. Gente sencilla que en horas temprana de la mañana comienzan a moverse para realizar las actividades cotidianas que les garantizan la supervivencia. No es válido asesinar a nadie. Pero lo paradójico del terrorismo es que quienes acuden a estos medios dicen hacerlo para defender y reivindicar los derechos y libertades de aquéllos que asesinan. Matan inocentes alegando luchar contra los poderosos.

¿Qué libertades buscan los que se abanderan tras el terror? El derecho de oprimir a las personas, sea para imponerles un criterio religioso, filosófico o ideológico. Si llegaran a detentar el poder, sumirán a la mayoría en la ignorancia y el fanatismo, pisoteando la dignidad de mujeres, niños y de quienes se nieguen a seguir su "luminoso" camino. El poder quedaría concentrado en una minoría que entonces disfrutaría de todo lo perverso que quieren evitar a sus pueblos. Las libertades que proponen están sustentadas por el yugo, el escarnio, la persecución y el miedo. Al final terminarán imponiendo más cadenas y explotación que las que ellos proclamaban erradicar. La pretendida independencia y soberanía que dicen promover se convertirá en un derecho que considerarán una propiedad que les pertenece por designio supremo, cuasi divino. Al final, todo intento por removerles de ese poder traerá como consecuencia el sufrimiento y la sangre de miles.

¿A quién o a quiénes defienden realmente los supuestos libertadores? Al régimen de un dictador sádico que impone el terror entre su propio pueblo, elevando su figura como la del dios al que se debe total adoración.

¿Se justifican estas acciones por el hecho de que el gobierno español haya decidido participar en la cruzada anti-terrorista encabezada por Estados Unidos? Creo que con poner una pantalla justificativa con la que se busca desviar la atención del núcleo criminal del hecho hacia el panorama más generalizado de la política, para hacer recaer en las acciones del gobierno las culpas de la guerra, que hoy paga el pueblo, es muestra de una hipocresía sin límites.

El sostenimiento moral de la necesidad de las guerras es muy discutible. Las que se producen contra el flagelo terrorista parecen tener una base moral algo más sólida. Verdaderamente si vamos a las raíces vemos que la moralidad está en entredicho, pues estos jurados enemigos de hoy, en las pasadas guerras "frías", "tibias" o "calientes" eran aliados que prestaban sus abominables servicios a las diferentes partes enfrentadas entonces. Ahora los españoles, heridos por el eco de la guerra en la que España participa, culpan al gobierno del PP por atraer la atención de los depredadores a su propio territorio. Pero no se puede perder de vista que los responsables del desencadenamiento de las guerras en Afganistán e Irak hay que buscarlos en los grupos que apoyados y hasta afincados en esos países, prepararon, dirigieron y desataron el caos y la muerte en una cadena de acciones que tuvo su punto cúspide en el derribo de las Torres Gemelas en Nueva York.

Sin olvidar los acontecimientos en Estados Unidos, Indonesia o Estambul, el mundo debe condenar sin cortapisas éste de Madrid. Los cubanos sentimos muy cercano lo ocurrido en Madrid, tanto como nos es España afín. Nos duele como les hubiera dolido a Martí o a Varela. Allí se entroncan partes vitales de nuestras raíces. Dígase España y saltará el alma de los pueblos americanos, pero en especial la de los cubanos, sean blancos o negros, pues en todos anda metido algo de Sancho y de Quijote. Allí tenemos gente que queremos, que amamos. También muchos cubanos viven y trabajan por toda la diversa extensión geográfica española. Ellos nos duelen también. Para que no queden dudas de esa realidad, el luto alcanzó en esta ocasión los hogares de dos compatriotas que están entre las víctimas.

Primero el 11 de septiembre, ahora el 11 de marzo. Nueva York, Madrid, ¿Habrá un nuevo 11 y otra ciudad? Este ataque no fue contra España solamente. Este acto, como todos los demás, se hizo contra la Humanidad. Como ante una nueva Guernica deben pararse firme los hombres del mundo, y codo a codo con los españoles levantar la voz en un grito unánime de No Pasarán.

Como ciudadano del mundo me uno a esa muralla conformada de carne y espíritu, que tiene que extenderse con urgencia por todo el orbe.



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