SOCIEDAD
Atentado en Madrid
¿Quién lo hizo?
Miguel Saludes
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - Los ecos
de las explosiones aún no se han apagado.
La muerte y el horror se enseñorean en
Madrid. Las acusaciones sobre el autor de la masacre
se dirigen a varias posibles fuentes. Las más
probables son la organización vasca ETA
y la árabe Al Quaeda.
¿Quién lo hizo realmente? En esta
tarea se involucran activamente lo cuerpos de
investigación especializados, pero desde
ahora, aunque nunca se llegue a saber la identidad
de la organización que ha realizado tan
nefasto acto, hay que tener la plena conciencia
de que todas tienen la misma identidad y el mismo
rostro. Quien quiera que haya sido el perpetrador
del crimen no tiene más que un solo apellido:
bárbaro fascista. Lo demás son sólo
nombres que sirven para diferenciar en algo a
estos hermanos carnales del odio.
¿Quienes fueron las víctimas? Obreros,
estudiantes, emigrantes. Gente sencilla que en
horas temprana de la mañana comienzan a
moverse para realizar las actividades cotidianas
que les garantizan la supervivencia. No es válido
asesinar a nadie. Pero lo paradójico del
terrorismo es que quienes acuden a estos medios
dicen hacerlo para defender y reivindicar los
derechos y libertades de aquéllos que asesinan.
Matan inocentes alegando luchar contra los poderosos.
¿Qué libertades buscan los que
se abanderan tras el terror? El derecho de oprimir
a las personas, sea para imponerles un criterio
religioso, filosófico o ideológico.
Si llegaran a detentar el poder, sumirán
a la mayoría en la ignorancia y el fanatismo,
pisoteando la dignidad de mujeres, niños
y de quienes se nieguen a seguir su "luminoso"
camino. El poder quedaría concentrado en
una minoría que entonces disfrutaría
de todo lo perverso que quieren evitar a sus pueblos.
Las libertades que proponen están sustentadas
por el yugo, el escarnio, la persecución
y el miedo. Al final terminarán imponiendo
más cadenas y explotación que las
que ellos proclamaban erradicar. La pretendida
independencia y soberanía que dicen promover
se convertirá en un derecho que considerarán
una propiedad que les pertenece por designio supremo,
cuasi divino. Al final, todo intento por removerles
de ese poder traerá como consecuencia el
sufrimiento y la sangre de miles.
¿A quién o a quiénes defienden
realmente los supuestos libertadores? Al régimen
de un dictador sádico que impone el terror
entre su propio pueblo, elevando su figura como
la del dios al que se debe total adoración.
¿Se justifican estas acciones por el hecho
de que el gobierno español haya decidido
participar en la cruzada anti-terrorista encabezada
por Estados Unidos? Creo que con poner una pantalla
justificativa con la que se busca desviar la atención
del núcleo criminal del hecho hacia el
panorama más generalizado de la política,
para hacer recaer en las acciones del gobierno
las culpas de la guerra, que hoy paga el pueblo,
es muestra de una hipocresía sin límites.
El sostenimiento moral de la necesidad de las
guerras es muy discutible. Las que se producen
contra el flagelo terrorista parecen tener una
base moral algo más sólida. Verdaderamente
si vamos a las raíces vemos que la moralidad
está en entredicho, pues estos jurados
enemigos de hoy, en las pasadas guerras "frías",
"tibias" o "calientes" eran
aliados que prestaban sus abominables servicios
a las diferentes partes enfrentadas entonces.
Ahora los españoles, heridos por el eco
de la guerra en la que España participa,
culpan al gobierno del PP por atraer la atención
de los depredadores a su propio territorio. Pero
no se puede perder de vista que los responsables
del desencadenamiento de las guerras en Afganistán
e Irak hay que buscarlos en los grupos que apoyados
y hasta afincados en esos países, prepararon,
dirigieron y desataron el caos y la muerte en
una cadena de acciones que tuvo su punto cúspide
en el derribo de las Torres Gemelas en Nueva York.
Sin olvidar los acontecimientos en Estados Unidos,
Indonesia o Estambul, el mundo debe condenar sin
cortapisas éste de Madrid. Los cubanos
sentimos muy cercano lo ocurrido en Madrid, tanto
como nos es España afín. Nos duele
como les hubiera dolido a Martí o a Varela.
Allí se entroncan partes vitales de nuestras
raíces. Dígase España y saltará
el alma de los pueblos americanos, pero en especial
la de los cubanos, sean blancos o negros, pues
en todos anda metido algo de Sancho y de Quijote.
Allí tenemos gente que queremos, que amamos.
También muchos cubanos viven y trabajan
por toda la diversa extensión geográfica
española. Ellos nos duelen también.
Para que no queden dudas de esa realidad, el luto
alcanzó en esta ocasión los hogares
de dos compatriotas que están entre las
víctimas.
Primero el 11 de septiembre, ahora el 11 de marzo.
Nueva York, Madrid, ¿Habrá un nuevo
11 y otra ciudad? Este ataque no fue contra España
solamente. Este acto, como todos los demás,
se hizo contra la Humanidad. Como ante una nueva
Guernica deben pararse firme los hombres del mundo,
y codo a codo con los españoles levantar
la voz en un grito unánime de No Pasarán.
Como ciudadano del mundo me uno a esa muralla
conformada de carne y espíritu, que tiene
que extenderse con urgencia por todo el orbe.
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