SOCIEDAD
Que me quiten lo
bailao (I)
Oscar Mario González,
Grupo Decoro
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - Mientras
el país está bajo la amenaza de
una invasión americana, Misleydi sigue
cabalgando de hotel en hotel, pues dice que si
la cosa es de morirse, a ella, que le quiten lo
bailao.
Efectivamente, por los días que corren
se ha desatado una tormenta belicista que décadas
atrás hubiera suscitado hondos temores
en la población. Hoy, sin embargo, los
estertores que anuncian el combate no parecen
alterar en nada la habitual indiferencia y el
visible desgano de los pobladores de la Isla.
El canto triste que anuncia la batalla, el himno
luctuoso que muestra la muerte con su feo rostro
salpicado de sangre, se ha repetido insistentemente
en la prensa escrita, en las mesas redondas, en
las tribunas abiertas, en los discursos de los
principales dirigentes del gobierno y del Partido
y en cuanto medio de información y comunicación
existe en el territorio nacional.
El propio jefe de gobierno se ha encargado de
anunciar y "demostrar" el inmenso e
"inminente" peligro que se cierne sobre
la nación.
El primer batacazo informativo se escuchó
el 5 de diciembre de 2003, con motivo del cumpleaños
de Elián. Allí, el jefe máximo,
además de informar sobre una posible invasión
al país, denunció, con visible enfado
y fuerte vocabulario, que el enemigo le tenía
contados hasta los minutos que le quedaban de
vida. El lenguaje usado por el líder máximo
es verdad que fue duro, porque debe ser terrible
eso de que a uno le tengan contado hasta el último
segundo de vida. Sobre todo cuando al motor le
queda tan poco combustible. Ello le pone los pelos
de punto al más pinto de la paloma.
Pero el asunto fue creciendo y se fue haciendo
más reiterativo. En la primera quincena
de febrero, por ejemplo, en tres ocasiones el
Comandante acusó al presidente Bush de
haber planeado su asesinato y la invasión
militar de la Isla.
En su última alusión al tema, durante
la clausura del VI Encuentro de Economistas sobre
Globalización y Problemas del Desarrollo,
el gobernante cubano no sólo acusó
a Bush de planear su asesinato y la invasión
de la Isla, sino que lo emplazó a que desmintiera
esas aseveraciones. "Que lo diga, hay que
esclarecer", enfatizó el gobernante
isleño.
Como las palabras del Comandante constituyen
el supremo mandato de la patria, la revolución
y el socialismo, todos los instrumentos de comunicación,
todas las organizaciones e instituciones del país,
incluyendo a la asociación colombófila
o de palomas mensajeras, se dieron a la tarea
de preparar la conciencia nacional o las "condiciones
subjetivas" (marxistamente hablando), de
modo que el enemigo tenga que pagar un precio
caro por su osadía. Además, el jefe
supremo ha dicho que morirá combatiendo.
Después de él dijeron lo mismo el
general y el jefe del sector policiaco, el jefe
del Partido municipal y el primer secretario del
núcleo partidista de la carpintería;
el administrador de la guarapera y el presidente
del Comité de Defensa de la cuadra.
Este último ya convocó a todos
los vecinos mediante unos papelitos a modo de
citación. Mandó a los niños
para que tocaran de puerta en puerta, porque se
ha dado el caso de algún que otro residente
que al citársele o recabarle un boniato
para la caldosa del comité, ha mandado
a la mierda al que ha ido a citarlo.
Los CDR han tenido que bajar un poco la guardia,
porque mantenerla en alto y mantener un buen nivel
de invento, que permita el desayuno de café
con leche y el bistecito de vez en cuando, no
es posible. Alguna de las dos ha de bajar, y por
supuesto que no serán sacrificados los
frijoles de los muchachos.
En la reunión del comité, que se
dio en la acera a la luz de un bombillo y debajo
de un poste eléctrico, Chichín,
el presidente, leyó un comunicado procedente
del nivel superior donde se da por sentado que
los americanos vendrán a mediados de año
y arrasarán con todo. No dejarán
ni donde amarrar la chiva. Se harán dueños
de las fábricas de picadillo de soya y
demolerán hasta la estatua de Ubre Blanca.
El presidente anotó en una libreta los
datos pertinentes de cada cederista, para cuando
tengan que ser evacuados al interior del país,
cuando venga la invasión y se ejecute la
opción cero, donde excepto la alabanza
revolucionaria y el sexo, todo lo demás
será reducido a cero.
Que
me quiten lo bailao (II)
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