SOCIEDAD
Bofetones morales
Ariel Delgado Covarrubias
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - Allá
por los años 80 la prensa oficiosa cubana
desarrolló un proceso de crítica
"a lo mal hecho" dentro de la sociedad.
Claro, todo dentro de los límites impuestos
por Fidel Castro en la década de 1960:
"Con la revolución todo, contra la
revolución nada".
Muy poco duró el proceso, pues de lo publicado
se podía inferir que eran mayores los problemas
que los logros.
Veinte años después los medios
nacionales muestran una uniformidad informativa
que los convierte en apologéticos. Pero
como toda regla tiene su excepción la revista
matutina informativa "A Primera Hora",
de Radio Progreso, tiene un programa que pretende
ser la válvula de escape de un sentir popular
que reclama el tratamiento de los problemas que
a diario enfrenta, titulado "Puntos de Vista",
realizado por el locutor Julio Batista.
Con el apellido del penúltimo dictador
pero con una voz que desagradablemente recuerda
al presente, Batista es también realizador
del espacio "Nuestro José Martí",
de largo tiempo en la emisora, que pretende mostrar
al Apóstol como un antiimperialista monolítico
precursor de la ideología gobernante. Más
que nuestro, es de ellos, los que ideologizan
nuestra historia y sus personajes para tratar
de demostrar la inevitabilidad del actual proceso
y justificar su entronización eterna.
En una reciente emisión de Punto de Vista,
el señor Batista trató el machacado
problema del maltrato que recibe la población
en el transporte público, en especial en
los llamados camellos, maltratos que calificó
como "un bofetón moral que nuestro
pueblo no merece". Creo que el locutor encontró
el calificativo apropiado al malestar común.
Pero el término requiere un tratamiento
plural. Bofetones morales hay muchos y seguro
que son demasiados los que escriben al programa
planteando sus hematomas, pero que la censura
impide tratar.
Un bofetón moral y anonadante es que la
Constitución vigente deje indefenso y subordinado
al ciudadano frente al poder del Estado, contrario
a la corriente mayoritaria de las constituciones
que existen en el planeta. Lo llena de deberes
y obligaciones y le reduce sus derechos a los
designios y la planificación estatal.
Bofetones morales son la alimentación
del pueblo, incapaz de satisfacer los requerimientos
alimentarios de una mayoría que centra
sus esfuerzos individuales en mejorarla, mientras
que sus dirigentes disfrutan de platos exquisitos
y hasta exóticos con bebidas caras importadas.
Que los nacionales sean discriminados frente a
los extranjeros, que haya hoteles y lugares adonde
los cubanos, aún con dinero suficiente,
no tienen acceso. A que pese a ser gratuita la
salud y "uno de los mayores logros del sistema",
si no se tiene dinero resulte un calvario lograr
un ingreso en algunos hospitales o no se puedan
adquirir las medicinas necesarias.
Bofetones morales resultan el que por sospechas
un policía lo pare en la calle y le pida
el carné de identidad para verificarlo
sólo por ser de piel oscura, el que la
gente se desgaste en una parada de ómnibus
y quede expuesto al maltrato de los conductores,
tema que trata el programa de marras, mientras
la nomenclatura y sus familiares disfrutan de
vehículos modernos con combustible ilimitado.
En fin, ¡hay tantos bofetones morales!
Pero el señor Batista, más que esperar
un aumento o mejoramiento del transporte público
de pasajeros, que sería la solución,
reclama una acción popular que ponga fin
a tales maltratos y cambie la situación
existente. Se puede coincidir en esto con él,
pero sería preferible que esa "acción
popular" cambiara a un hombre, que por temor
a reiteración o redundancia no lo nombramos,
y con ello los problemas y maltratos cesarían.
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