SOCIEDAD
Los signos del siglo
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org)
- Ignoro y me preocupa qué nos deparará
este siglo XXI, tan mal comenzado y discurriendo
de mal en peor. La confusión, la ambigüedad
y la incertidumbre parecen ser sus signos distintivos.
Justo y cuando parecía que Dios y la ciencia
se equilibraban y complementaban, empiezan legislaciones
que prohíben en las escuelas velos islámicos,
gorros judíos y crucifijos cristianos,
y ordenan retirar de edificios públicos
símbolos religiosos tan nocivos para el
hombre moderno como los 10 mandamientos
Mientras, la libertad de asociación y
de expresión garantiza la existencia de
organizaciones xenófobas y racistas y la
proliferación de sitios Web plagados de
todo tipo de barbaridades.
La guerra fría fue sustituida por una
guerra contra el terrorismo, con rostro de Al
Quaida, que amenaza convertirse en un choque de
civilizaciones. Los misiles norteamericanos caen
sobre tierras del Islam, mientras que la cimitarra
musulmana, trocada en coches-bomba, los Kalashnikov
y los RPG de personajes medievales que parecen
escapados de los comics, amenazan a Occidente,
como en los días de la toma de Constantinopla.
Los que dicen ser los nuevos cruzados sirven
de tiros al blanco móviles en Bagdad, Nassiriya
o Falluyah. Es raro el día que no vuela
despedazado un mujaidín, en Palestina o
Irak, al encuentro de las huríes que les
reserva el profeta.
Las duras verdades de la economía se tornan
el peor enemigo de las democracias. Para confirmarlo,
el líder cocalero boliviano Evo Morales,
tras derrocar al gobierno de Sánchez Losada,
evoca a Che Guevara y llama a crear dos, tres,
muchos Viet Nam. Uno de ellos pudiera ser el dilatado
y sangriento conflicto colombiano protagonizado
entre otros por Tiro Fijo Marulanda.
La rearmada izquierda latinoamericana, capitaneada
por la vetusta dirigencia cubana que la suma a
un encendido anti norteamericanismo, pretende
redimir los males de la región luchando
contra al ALCA, el Banco Mundial, el FMI, los
políticos neo liberales y la globalización
capitalista.
Sus objetivos no son precisos. Saben lo que rechazan,
pero no parecen tener claro lo que quieren. Suele
resultar arriesgado caminar cuando no se sabe
a ciencia cierta qué se busca o hacia dónde
se va.
Durante el Sexto Encuentro de Economistas en
La Habana, el catedrático argentino Julio
Gambina llamaba a hacer una revolución
como la de Cuba, como solución a los problemas
de Latinoamérica. Vaya solución.
¡Que le pregunten a los cubanos de a pie!
Gambina hablaba de construir en el continente
sociedades post capitalistas. Me recordó
la antológica frase del general Velasco
Alvarado, el Hugo Chávez peruano de los
años 70: "No queremos capitalismo
ni socialismo, sino todo lo contrario". Allá
el que entienda semejante galimatías.
Por las tortuosas vías del caudillismo
nacional -populista providencial a lo Chávez,
y el desapego a las normas democráticas,
América Latina puede verse retrotraída
a los tiempos del tirano Rosas, el Dr. Francia
o Juan Domingo Perón, que todos tuvieron
en algún momento buenas intenciones, de
las que está empedrado el camino al infierno.
No he podido comentar acerca del Sexto Encuentro
de Economistas con alguien muy versado en estos
temas, mi amigo Oscar Espinosa Chepe. El economista
y periodista de 62 años, enfermo de cirrosis
hepática, cumple una condena de 20 años
de cárcel acusado de ser "agente del
imperialismo".
Chepe es un contumaz crítico de las políticas
neo liberales y las terapias de choque. El gobierno
que lo mantiene en prisión aplicó
en Cuba, en los años 90, entusiastamente,
lo más parecido al capitalismo salvaje
(dolarización incluida, sin que se lo exigiera
el FMI) para "salvar los logros de la revolución
y el socialismo".
Si es de los que piensan que no hay quien entienda
las cosas que pasan en el mundo de hoy, le doy
la razón.
Con fronteras cada vez más imprecisas
entre la izquierda y la derecha, el bien o el
mal, en estos "días de milagros y
maravillas", como en la canción de
Paul Simon, nos vemos de la misma forma que miramos
"una constelación distante, muriendo
en una esquina del cielo". cnet/ 50
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