OLA
REPRESIVA
Trasladan de celda
de castigo a Normando Hernández
LA HABANA, 1 de marzo (Reinaldo
Cosano Alén / www.cubanet.org) - El periodista
independiente y preso de conciencia Normando Hernández
González, de 33 años, fue conducido
de la celda de castigo donde lo tuvieron desde
el 11 de noviembre del pasado año hasta
el 25 de febrero del año actual, a otra
celda, también aislado, pero de menor rigor,
en la prisión Kilo 5 ½ de Pinar
del Río, según expresó su
esposa Yaraí Reyes Marín, quien
añadió:
"Normando me llamó por teléfono
el 25 de febrero, muy temprano, y me dio la noticia
del traslado. Está ahora en la celda 1,
sección 2. Ha mejorado su salud en cuanto
que ha aumentado algunas libras, y su estado emocional
es bueno. Pero mejoría entre comillas.
Hoy precisamente fue conducido al hospital para
practicarle una endoscopia, ya que padece de inflamación
del yeyuno que le produce mucho dolor. También
sufre de inflamación estomacal y gastritis.
Me dijo que le harán una biopsia del yeyuno.
Hoy mismo tuvo otra crisis provocada por dolores
en la cervical, lo que le impide hacer ejercicios".
Cuenta la esposa del preso político: "Normando
es ahora que duerme sobre una colchoneta de espuma
de goma, prestada por un custodio de la prisión;
préstamo que no entiende muy bien. Desde
que trasladaron a Normando de la prisión
de Boniato, en Santiago de Cuba, estuvo durmiendo
en el piso. Le habían dado una colchoneta
mugrienta y llena de chinches, la cual lanzó
al pasillo por entre los barrotes de su celda".
"El mismo día 25", continuó
Yaraí Reyes, "sacaron de otra celda
de castigo al prisionero de conciencia Leonel
Grave de Peralta (causa de los 75), y aunque los
tienen separados y aislados en la misma área,
pueden conversar a gritos. La última visita
reglamentaria que Normando y yo tuvimos fue el
30 de octubre. El 11 de noviembre fue llevado
a una celda de castigo por declararse en huelga.
No volvimos a vernos hasta el 13 de febrero, cuando
nos concedieron pabellón conyugal. Llevé
estrictamente pesadas las treinta libras de alimentos
para tres meses, que es lo permitido. Tan estrictamente
pesado que llamó la curiosidad el guardián
que requisa y me dijo: '¡Señora,
no es necesario que sea tan exacta!'"
Por último, la señora Reyes cuenta
que fue ésa la primera llamada telefónica
que recibe de su esposo desde que lo trasladaron
de Santiago de Cuba: "Me explica Normando
que el teléfono de la prisión rechazaba
las tarjetas. Gastó las 25 tarjetas telefónicas
que le fui llevando y no usó en esta larga
llamada a Vertientes. Aunque se iban muy rápido,
porque fue una llamada de larga distancia, pudimos
conversar".
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