NOTICIAS
DE CUBA
El
Nuevo Herald
Publican íntegra una entrevista a Castro
Wilfredo Cancio Isla, El Nuevo
Herald. 7 de julio de 2004.
El facsímil inédito de una entrevista
realizada por el periodista y fotógrafo
norteamericano Andrew St. George a Fidel Castro
en 1958, y respondida de puño y letra por
el líder cubano, entonces en la Sierra
Maestra, se publica en el más reciente
número de la revista Encuentro, que será
presentado hoy en Miami.
El documento original pertenece a la Colección
Latinoamericana (CL) de la Universidad de Yale,
ubicada en New Haven, Connecticut, entidad a la
que St. George decidió vender sus archivos
en 1969.
''Consideramos que es un documento de indiscutible
interés histórico'', expresó
ayer el bibliotecario César Rodríguez,
curador de la CL en la Biblioteca de Yale. "Es
una entrevista que ha sido muy mencionada en libros
e investigaciones, pero que nunca fue publicada
totalmente''.
Una versión de la entrevista apareció
en la revista Coronet en febrero de 1958 bajo
el título de ''Una visita con un revolucionario'',
pero es la primera vez que se reproduce íntegramente
el facsímil, de 19 páginas.
St. George, un reportero independiente que trabajó
para numerosas publicaciones norteamericanas,
fue uno de los primeros corresponsales que viajó
a Cuba para entrevistar a Castro. Las preguntas
fueron hechas en inglés y respondidas en
español.
''Los hombres de almas libres que no pueden soportar
la tiranía son incapaces de convertirse
en dictadores. Tan infame es vivir oprimido como
oprimir a los demás'', escribió
Castro, que defiende en sus respuestas ''el derecho
del pueblo a elegir a sus gobernantes'' y los
derechos individuales establecidos en la Carta
de Naciones Unidas.
El gobernante cubano, con 31 años en aquel
momento, califica su movimiento revolucionario
de ''democrático y nacionalista'' y ''muy
lejos de toda concepción comunista'', haciendo
referencia a una previa entrevista con el reportero
Herbert Matthews, de The New York Times, en 1957.
Pero tal vez las más curiosas afirmaciones
de Castro son las referidas a que el movimiento
revolucionario desea tener ''las mejores relaciones
con Estados Unidos'', la defensa de los sistemas
democráticos en Costa Rica y Uruguay, y
la convicción de que "ningún
dictador puede más que la voluntad de un
pueblo''.
Para el historiador Rafael Rojas, codirector
de Encuentro, el texto "es particularmente
revelador del cinismo con que Castro jugaba ya
con las ideologías y del papel que le atribuía
a la prensa liberal norteamericana''.
''A diferencia de la que le hiciera Matthews,
esta entrevista evidencia una intención
más marcada de Fidel Castro por apropiarse
del rejuego de valores democráticos para
cautivar el sentimiento norteamericano'', señaló
Rojas.
En otra parte del diálogo, Castro rechaza
la apreciación de que La Habana de los
años 50 sea una ciudad corrompida: ''Lo
único corrompido en Cuba es la tiranía'',
enfatizó.
El número de Encuentro con la entrevista
de Castro contiene además un homenaje al
profesor y ensayista cubanoamericano Roberto González
Echevarría y un dossier dedicado a la realidad
sociocultural de Miami. El lanzamiento será
a las 8 p.m. en el Centro Cultural Español
de Coral Gables.
Encuentro, editada desde 1996 en Madrid por exiliados
cubanos, ha sido duramente criticada por el régimen
de La Habana alegando que se trata de una publicación
"al servicio de los intereses de EEUU''.
wcancio@herald.com
Denuncian agresión a disidente preso
EFE. 7 de julio de 2004.
Una organización del exilio cubano en
Miami denunció ayer que el opositor Jorge
Luis García Pérez ''Antúnez''
fue ''golpeado brutalmente'' frente a sus familiares
en la prisión de la isla donde está
encarcelado.
El Directorio Democrático Cubano indicó
en un comunicado que varios guardias de la prisión
provincial de Ariza, en la provincia de Cienfuegos,
agredieron al activista cuando éste exigió
que le entregaran a su hermana las cartas y postales
de solidaridad que recibe de diversos países.
''Lo golpearon salvajemente en el piso, le colocaron
una esposa en cada mano y lo halaban hacia lados
contrarios para partirlo en dos. El comenzó
a sangrar por el cuello y le faltaba mucho el
aire'', explicó Bertha Antúnez,
hermana del opositor, en una llamada telefónica
al Directorio Democrático Cubano.
Según Bertha Antúnez, su hermano
había solicitado que entregaran las misivas
que están en poder de la Seguridad del
Estado en el penal.
Al final de la visita familiar, el oficial encargado
le comunicó a Antúnez que no le
darían las cartas a Bertha y este hecho
generó una fuerte discusión con
el prisionero político quien les dijo mentirosos
y que no se iba a callar, según el comunicado.
''El oficial golpeó a mi hermano con un
piñazo que lo tiró al suelo, entonces
acudieron decenas de guardias que lo golpearon
sin clemencia. Yo me encontraba con dos personas
más de la familia y con un niño
de nueve años, hijo de la novia de mi hermano,
y con mi nieta que sólo tiene dos años'',
indicó Bertha Antúnez.
Denunció que al niño Yediel Rodríguez
Pérez lo golpeó un guardia en la
espalda a la altura del riñón y
a ella en la espalda y el cuello, "porque
me metí en el medio de aquel abuso para
proteger a mi hermano. Les grité cobardes,
asesinos, esbirros, él es un hombre solo,
indefenso''.
La familia Antúnez pidió denunciar
el hecho ante organismos de derechos humanos,
haciendo énfasis que "en Cuba se viven
momentos de mucha inseguridad personal para los
activistas de derechos humanos y especialmente
para los presos políticos que se encuentran
a la merced de las agresiones del régimen''.
''Que el mundo no piense que porque este gobierno
excarceló a algunos prisioneros políticos
existe voluntad alguna de cambio. Siguen golpeando
en las prisiones, amenazando y encarcelando a
nuevos activistas. Nuestra familia y nuestras
vidas se encuentran en serio peligro'', recalcó.
¿De qué derechos de familia
están hablando?
Cartas / Enrique Padrón.
6 de julio de 2004.
Mi hermano mayor murió en Ciego de Avila
(Cuba) hace dos años de un derrame cerebral.
Al recibir la noticia corrí a una agencia
de viajes a Cuba para tramitar el viaje de mi
madre, para que pudiese estar allá en el
doloroso momento del entierro. La gestión
de la señora de la agencia (muy atenta
ella) fue infructuosa pues, en una llamada a la
oficina de intereses de Cuba en Washington, le
informaron que tenía que realizar los trámites
''por las vías pertinentes'' y que, de
todas formas, ya nada mi madre podría hacer
pues mi hermano estaba muerto. Y aquí quedó
mi madre sin poder abrazar por última vez
el cuerpo de su primer hijo, y por un año
entero, entre trámites de pasaporte vencido,
visa y demás, sin abrazar a familiares
y amigos de su primer hijo.
Ahora yo me pregunto de qué derechos de
familia están hablando todos estos farsantes
que critican las suaves medidas que ha tomado
el presidente Bush con respecto a Cuba. Su objetivo
es claro, pero no engañan a nadie. ¿O
hay que recordarles cuántos están
esperando el permiso de salida en Cuba? ¿Cuántos
ya han perdido la ilusión de que se les
otorgue dicho permiso? ¿Cuántos
están en las cárceles por años,
sin poder disfrutar de sus familias, por tan sólo
pensar diferente? ¿Cuántos han muerto
en el mar, tratando de reunificarse con sus familias?
¿Y cuántos son sorprendidos una
y otra vez y ni después de 30 años,
no tres, lo han podido lograr?
Que le pregunten a la familia de Jorge Luis García
Pérez, Antúnez, desde cuándo
la hermana no lo ve, y cómo sólo
pudo ver a su madre muerta --estando en Cuba,
no aquí, donde la nueva ''cruel'' regulación
no dejará ir en tres años-- porque
mientras ella estuvo enferma no le permitieron
visitarla, y tan sólo porque el pobre negro
piensa diferente.
Yo estuve tres años en el servicio militar
obligatorio sin ver a mi madre --y no porque estuviera
aquí, donde una ''cruel'' regulación
me lo impediría-- porque me mandaron para
La Habana a cumplirlo siendo yo de Ciego de Avila
y ella, vieja y cansada, no podía montarse
en un camión para un largo viaje en la
carretera para visitarme.
Da vergüenza que después que pedimos
asilo político en este país, huyendo
de los horrores de Cuba comunista, tenga que venir
un gobierno extranjero a decirnos cómo
debemos comportarnos para ser solidarios con nuestros
hermanos que quedaron atrás. Yo mando medicinas,
mando espejuelos y mando cada cierto tiempo algún
dinero a mi hermano y sobrinos en Cuba, pero saben
que no voy porque lo que provocó que me
fuera de mi tierra todavía está
allí, pisándoles la cabeza a mi
hermano y a mis sobrinos y a todos.
Los que dicen querer tanto más a su familia
porque viajan a Cuba dos y tres veces al año,
¿por qué no se quedan con ellos
allá? O, sencillamente, señores,
renuncien a su residencia de refugiados y vivan
como las demás comunidades de immigrantes
que están en este país. ¿Que
no? ¿Que no les conviene? Pues entonces
respeten las leyes. Recuerden que éste
no es nuestro país y nadie nos puso un
fusil en el pecho para que nos fuéramos
de Cuba y dejáramos atrás a la familia
que tanto queremos.
Qué pena me da con Pedro Luis Boitel cada
vez que veo el desprecio que sienten todos estos
viajantes por el dolor del pueblo cubano.
Enrique Padrón
Balsero del éxodo de agosto de 1994
Naples
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