SOCIEDAD
Cuando chifla el
mono
LA HABANA, enero (www.cubanet.org)
- Después de largos meses de ardoroso verano
la gente desea disfrutar de un poco de invierno;
pero cuando la temperatura desciende y se aproxima
a cero grado, y a ello se suma el viento norte
cargado de humedad, es decir, cuando chifla el
mono, muchos esperan la reaparición del
verano.
Por estos días son frecuentes los vientos
continentales del norte, que según se nos
enseñaba, invaden nuestro territorio cuando
la masa de aire del océano Atlántico
lo permite. Esta circunstancia hace que el aire
oceánico decida nuestras condiciones meteorológicas,
por lo cual siempre se le denominó "El
gran dictador del tiempo".
Sin embargo, a partir de 1959 dejó de
usarse esta terminología, al parecer para
evitar disputas entre dictadores o competencias
dictatoriales. Sea como fuera, lo que importa
es que los frentes fríos se tornan insufribles
cuando se prolongan por tres o cuatro días.
Definitivamente, nuestro país es de calor
y esto ha condicionado nuestra idiosincrasia o
manera de ser. Hábitos, costumbres y tradiciones
están condicionados por este hecho inexorable.
El frío, a su vez, es amigo del caldero
y llama a la buena caldosa. La mejor defensa contra
el frío es un desayuno bien caliente de
café con leche y buen pan untado de mantequilla;
un potaje de frijoles colorados con un pedazo
de jamón o lomo ahumado, y unas lascas
de chorizo criollo o español. Decir lo
contrario son cuentos y habladurías, o
querer tapar el sol con un dedo, presentando a
la mortadella de soya como la maravilla alimenticia.
A quien lo dude que le pregunte a los jerarcas
del castrismo, que saben muy bien lo que estoy
diciendo. ¡Qué bueno sería
presenciar uno de esos programas tan interesantes
del canal educativo con un buen jarro de leche
humeante y unos cuantos churros rociados de azúcar
blanca granulada! Esas cosas abren y aumentan
las entendederas.
Indudablemente que con un vaso de agua con azúcar
o de zambumbia no es posible captar un programa
sobre el origen del universo y mucho menos sacar
ningún tipo de conclusiones como invita
el director del programa, que por cierto es uno
de los que come muy bien en este país.
Pero así como el frío es combatido
por el estómago, también necesita
ser protegido con buenos abrigos. En esto se presenta
un gran problema, especialmente con la juventud.
Porque los muchachos, como es lógico, quieren
vestir a la moda o con una prenda de marca acreditada.
Pero tales abrigos sólo están al
alcance del joven que tenga familiares en el extranjero;
cuyos padres tengan buen nivel de "invento"
o sean gente de "arriba". Para los demás,
que son la mayoría, está el recurso
de las tiendas de ropa "reciclada" (nombre
que el régimen prefiere para designar la
ropa de uso donada desde el extranjero), donde
por 100 pesos se puede comprar una "enguatada".
A veces, aunque el frío esté que
pela, el pepillo prefiere andar en camisa, porque
la muchacha podría considerarlo como alguien
carente de "onda" si lo viera con un
abrigo reciclado. También podría
pensar que está comiéndose un cable
y que anda "fuera de caldero". Recordemos
que por esta etapa tan compleja de la vida todos
pasamos.
Para las personas mayores es más fácil
la situación, pues teniendo frío
no andan creyendo mucho en cumplidos y apariencias,
y se echan encima cualquier cosa. Desde un chaleco
de los años treinta del siglo pasado hasta
un saco deportivo de los años cincuenta.
No obstante, aún en esto se va poniendo
difícil la cosa. Ya no es la década
del setenta ni la del ochenta, en que aún
quedaban reservas de la etapa capitalista.
En la última etapa del castrismo sovietizado
y sovietizante, nos llegaban abrigos rusos y de
otros países del entonces campo socialista.
También los chinos enviaban aquellas frazadas
que hacían sudar la gota caliente. O aquellas
mantas rusas que la gente "sustraía"
de las unidades militares y que hacían
entrar en calor a esquimales y siberianos. Todo
eso se ha ido acabando. Pero en este languidecimiento
de las cosas radica el mayor optimismo, porque
también se va acabando lo que todos quieren
que se acabe. cnet/03
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