SOCIEDAD
El impulso nómada
LA HABANA, enero (www.cubanet.org)
- Migración e inmigración tienen
en Cuba significados diferentes de los que indica
el diccionario. Aquí esas palabras son
sinómino de huida, libertad y lío
casi permanente entre el gobierno de los Estados
Unidos y el régimen de La Habana.
El último enredo, que no llegó
a disputa, se suscitó hace pocos días
cuando el ministerio de Relaciones Exteriores
de Cuba, en respuesta a la cancelación
de la última ronda de conversaciones que
se iba a efectuar el pasado 8 de enero para analizar
la marcha de los acuerdos migratorios suscritos
en 1994 y 1995, hizo pública una extensa
protesta.
En la protesta, tras afirmar que la actitud de
Estados Unidos es irresponsable y descalificar
los motivos alegados para suspender la nueva ronda
de conversaciones, se dice que "estos aspectos
que Washington señala como muy importantes
no son otros que algunos de los temas que tradicionalmente
han conformado la agenda de la delegación
norteamericana a las rondas de conversaciones
migratorias, temas sin la menor trascendencia
para la marcha de los acuerdos migratorios".
Claro, que en ninguna parte se expresa cuáles
son esos "temas sin la menor trascendencia"
para que la población cubana los conozca.
Desde luego que esa forma de actuar de las autoridades
gubernamentales de Cuba no es nada nuevo. A los
cubanos nada se les informa, nada se les consulta.
¡Consultar! ¿Qué estoy hablando?
¿En qué momento de la historia de
la humanidad a los esclavos se les ha consultado
algo?
De todas formas, qué buenos eran aquellos
tiempos, ya lejanos, en que se abordaba un ferry
en el puerto de La Habana y se desembarcaba varias
horas después en un muelle de Florida,
y el lunes, a más tardar, ya se estaba
nuevamente de regreso en La Habana.
En esa época prácticamente ningún
cubano quería irse o quedarse en los United
States of America. Por acá se decía
que los americanos eran chambones y que no sabían
vestirse. Y lo más importante, los cubanos
se sentían bien en su país.
Desgraciadamente ya es casi imposible encontrar
a alguien que no tenga razones para irse o para
querer irse. El viaje es para cualquier parte,
aunque hay preferencia por los Estados Unidos,
y de cualquier forma. Los miles, según
se afirma -no hay cifras oficiales- que han muerto
en el Estrecho de Florida, dicen a las claras
que los cubanos quieren abandonar la Isla, no
importa cómo ni a qué precio.
Casi todos los cubanos sueñan con tener
alas un poco más grandes que las que tenía
Hermes en sus sandalias o sus talones, y no es
precisamente porque adoren la mitología.
A la pregunta que nos hacemos muchos cubanos
-que no quiere decir que las sandalias de Hermes
nos disgusten o que no querramos tener un caballo
con grandes alas como Pegaso, aunque obligatoriamente
no tengan que ser blancos y estar gorditos como
ese bello cuadrúpedo- de cuándo
terminará este impulso nómada que
ya dura varios decenios, sólo hay una respuesta,
y es que terminará cuando perezca lo que
le ha dado origen. cnet/13
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